La historia ya la conocemos. En los años 60 del siglo XX el mar de Aral, ubicado entre Kazajistán y Uzbekistán, era la cuarta laguna más grande del mundo y la pesquería de agua dulce más importante del planeta. Pocos años después se convirtió en un desierto de sal, con la excepción de dos masas de agua separadas en la zona norte y en el oeste. Pero esta vez la razón no estuvo en el cambio climático, sino en un plan de la URSS cuidadosamente estudiado que acabó provocando uno de los mayores desastres medioambientales de la historia. Y que causó, además, un torrente de problemas sociales, económicos e incluso de salud entre la población local.

Lo no se conoce tanto es el plan que hay en marcha para rescatar al mar de Aral. Y es que en 1993 cinco países situados en la cuenca del lago firmaron el Estatuto del Fondo Internacional para Salvar el Mar de Aral (IFAS, por sus siglas en inglés). Eran Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán. Todos ellos habían sufrido, en mayor o menor medida, las consecuencias de lo ocurrido. Y llevan 30 años tratando de revertir la situación.

"Hasta mediados de la década de 1960 el nivel del agua del mar fluctuaba en torno a los 53 mBS (sistema báltico), la superficie del agua era de unos 65.000 kilómetros cuadrados y el volumen medio del agua del mar era de 1.064 kilómetros cúbicos. Alrededor de 70 kilómetros cúbicos de agua fluvial de los ríos y de las precipitaciones desembocaban anualmente en el mar. Y aproximadamente la misma cantidad se evaporaba de la superficie del agua, así que el mar permanecía bastante estable", explican fuentes kazajas del IFAS, el país que ostenta la presidencia del fondo hasta el año 2026.

Con el tiempo llegaron las curvas. El volumen de agua entrante empezó a disminuir hasta los 3-4 kilómetros cúbicos al año, aunque en la época de estiaje se llegó a alcanzar un mínimo de 0,8 kilómetros cúbicos. Entre 1970 y 1990 el nivel del mar descendió más de 20 metros, el volumen se redujo en tres cuartas partes y la superficie del espejo de agua en más de la mitad. Y en paralelo se produjo un fuerte aumento de la salinidad del agua, que pasó de 10-15 g/l a más de 30 g/l.

Antigua zona del Aral en Uzbekistán. ISMAEL ALONSO/FLICKR

La presa que lo cambió todo

El antes y después fue la construcción de la presa de Kokaral por parte de las autoridades kazajas en 2005. Con 14 kilómetros de longitud y hasta 40 metros de altura, y con una compuerta hidráulica para liberar el exceso de agua en su istmo más estrecho, su levantamiento provocó que en la zona norte se formara lo que se conoce como el pequeño mar de Aral, que se llenó de agua entre 2012 y 2014. Allí actualmente el volumen de agua en la marca de diseño de 42 m BS es de 27,0 km3, y la superficie acuática es de 3300 kilómetros cuadrados.

"El pequeño mar de Aral comenzó a restaurar sus antiguos límites. Antes de su creación la mayor ciudad de su litoral, Aralsk, se encontraba a 100 kilómetros de la costa. Pero al cabo de 3 años esta distancia era de sólo 27 kilómetros. La población de Aralsk y los asentamientos vecinos comenzó a crecer. Unas 10 mil personas regresaron a Aralsk, y ahora viven allí unas 40 mil personas. A la ganadería, que era la principal actividad en forma de cría de camellos, ovejas, cabras y caballos, se añadió la pesca, que se reactivó en 2014", detallan desde el IFAS.

"La mayoría de los principales peces autóctonos han regresado, lo que ha propiciado la creación de nuevos puestos de trabajo, el aumento de los ingresos, el incremento del suministro local y regional de alimentos y la obtención de divisas gracias a la exportación al extranjero de las especies más valiosas. Ha mejorado el suministro de agua a las tierras de regadío. Y esto ha permitido restaurar grandes lagos y desarrollar la pesca. Actualmente el Gobierno de Kazajstán, junto con el Banco Mundial, está estudiando la posibilidad de aplicar la siguiente fase, que debería tener un efecto positivo adicional", añaden.

Evolución del mar de Aral con el paso de los años. IFAS

En la zona oeste del lago, la otra gran masa de agua que quedaba, no hubo tanta suerte. Allí no hay vida, porque la salinidad es muy alta (alrededor de 120-150 g/litro). Por comparar, en la zona norte ha disminuido hasta los 10-15 g/l desde la construcción de la presa. Eso fue lo que marcó la diferencia entre las dos regiones. "Se cree que el mar occidental ya no podrá recuperarse y sufrirá el destino de la parte oriental, que se ha secado y convertido en el nuevo desierto de Aralkum. Esta parte del mar sólo se hidrata en años de gran humedad debido a las precipitaciones que caen sobre su superficie", deslizan desde el fondo.

En ese desierto, que antaño fue mar, también se está trabajando. En concreto se está llevando a cabo una plantación a gran escala de vegetación tolerante a la sequía. Comenzó en 2018, y desde entonces las autoridades uzbekas han plantado más de 1,6 millones de hectáreas de bosque de saxaul, tamarix y otras plantas del desierto. En la parte kazaja se han plantado 544.500 hectáreas de bosque en los últimos tres años. En 2024 está previsto plantar otras 275 mil hectáreas, y hasta el 2030, 1,1 millones de hectáreas más. Es lo que se conoce como el "mar de Aral Verde", y se espera que contribuya enormemente a alcanzar la neutralidad global de carbono.

Visto lo visto, queda claro que la situación ha mejorado en algunas zonas, pero en otras apenas ha habido avance. Pero con todo, la gente de la zona no olvida todo lo que han tenido que pasar: "La escasez de recursos hídricos, la reducción de la calidad del agua potable, la degradación de la tierra, los cambios climáticos, el crecimiento de las enfermedades entre la población, y sobre todo entre los niños... Los problemas socioeconómicos y demográficos más importantes de la región están relacionados con el problema del mar de Aral. Y los problemas de salud de los habitantes de la zona del mar de Aral son mucho más numerosos que en otras regiones".

Barcos varados en la zona donde solía haber agua. ISMAEL ALONSO/ Flickr

El futuro del lago

Desde el IFAS no quieren hablar del dinero invertido, y se limitan a decir que "no podemos citar una cantidad concreta, pero se trata de obras de gran escala". Pero sí admiten, no obstante, cierto estancamiento en el proyecto en los últimos años: "El nivel del pequeño mar de Aral no se ha repuesto totalmente, pero estas circunstancias se deben principalmente a factores naturales, porque hay un ciclo de años de aguas bajas en la región. Lo confirma el hecho de que observamos los mismos problemas de llenado en el embalse de Toktogul (Kirguizistán), que lleva varios años funcionando con volúmenes mínimos".

Ahí está, según explican, el principal problema. Y es que el factor que limita la mejora del estado del lago es la cantidad limitada de recursos hídricos, porque todos los países de Asia central necesitan agua para todos los sectores de la economía, sobre todo para la agricultura de regadío. Si ese problema se solucionara, encontrar recursos financieros para restaurar el mar de Aral es una tarea "solucionable", y no existen limitaciones técnicas para hacerlo.

Con todo, la gran pregunta es qué le depara el futuro a este lago. Desde el IFAS lo tienen claro: "No es posible restaurar el mar de Aral al tamaño de 1960, ya que no existe el volumen de agua necesario para ello. La población de Asia Central crece, las economías de los países se desarrollan y, por tanto, la demanda de agua aumenta. En este sentido, no hay razones objetivas para que el mar vuelva a su estado anterior, y seguirá disminuyendo su volumen, salvo en el caso del mar de Aral septentrional. Pero todos los Estados fundadores del IFAS han acordado mantener una superficie acuática reducida pero estable del mar". 

En ese sentido, apuntan que lo más probable es que la restauración de la parte occidental sea prácticamente "imposible". Así que allí se está haciendo hincapié en la plantación de saxaul y plantas tolerantes a la sal, así como en la creación de pastizales. La gran incógnita es la zona norte, donde en la actualidad se están elaborando estudios de viabilidad que, por lo que parece, indican que la mejor opción sería la de dos niveles, que propondría construir una presa en la parte estrecha de la bahía de Saryshaganak para elevar el nivel del mar hasta los 50 metros BS (Sistema de Altura del Báltico). Con esto, el agua llegaría hasta Aralsk, mientras que el resto del mar quedaría a una altura de 42 metros BS.