En el momento de escribir estas líneas hay un huracán atravesando San Vicente y las Granadinas, un archipiélago de islas ubicado en el Caribe. Bautizado con el nombre de Beryl, tocó tierra siendo de categoría 4, pero este martes ha alcanzado la categoría 5, la máxima, con vientos de hasta 270 km/h. Hay algo en Beryl que recuerda a muchos otros: su agresividad y su potencial destructor. De hecho, por redes sociales ya circulan algunos vídeos de los primeros destrozos, que se mezclan con mensajes de ánimo a las comunidades locales. Pero lo cierto es que este huracán, que es el primero que se registra esta temporada, no tiene precedentes.

"Tenemos registros de huracanes desde la segunda mitad del siglo XIX. Pero no tenemos constancia de que ninguno haya alcanzado la categoría 4 en el mes de junio salvo Beryl. Por poner en contexto, la fecha promedio de que se forme un huracán como este, de gran categoría, es el 1 de septiembre. Así que se ha adelantado dos meses", explica Rubén del Campo, portavoz de Aemet. "Hay que analizar las causas, pero se ha intensificado muy rápido. Y esto en los últimos años está sucediendo con asiduidad. Beryl va a provocar vientos destructivos, y se espera que afecte a las islas de Barlovento antes de adentrarse más en el Caribe. La Española, República Dominicana y Haití ya están bajo avisos", añade.

"La evolución de Beryl ha sorprendido a todos los meteorólogos. Prácticamente ningún modelo preveía una intensificación tan explosiva y tan súbita", valora Samuel Biener, meteorólogo de Meteored, que apunta a que se han juntado varias situaciones anómalas. No obstante, coincide en que casos como este se están volviendo cada vez más habituales: "Estamos viendo que muchos ciclones tropicales prácticamente pasan de ser de una tormenta tropical a un gran huracán en 24 horas o menos. Y eso sin duda es lo más preocupante, porque los modelos aún no modelizan bien estas transiciones tan explosivas. En el caso de Beryl, además, esto se ha producido en junio. Veremos si es algo puntual o no".

Del Campo relata que la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) ya anticipó que esta temporada de huracanes podría ser más intensa de lo habitual. Lo hizo a través del Centro Nacional de Huracanes, ubicado en Miami, que estimó que se producirían entre 17 y 25 tormentas tropicales y huracanes (por comparar, la media es que se registren 14). De ellos, entre ocho y trece podrían ser huracanes, y entre cuatro y siete serían de los considerados, como Beryl, de gran categoría (categorías 3,4 y 5). La media de los últimos 30 años es que se produzcan siete huracanes y tres de ellos sean de gran categoría, con vientos superiores a los 180 km/h.

Con todo, los expertos de todo el mundo están muy atentos a estos fenómenos, considerados por la NASA como "el evento meteorológico más poderoso en la Tierra". "Sabemos que los huracanes se van a intensificar y van a subir de categoría por el calentamiento global. Y es algo que obviamente nos preocupa, porque son fenómenos meteorológicos muy adversos y destructivos", afirma Mar Gómez, meteoróloga de Eltiempo.es.

Una temporada de huracanes que se prevé intensa

Desde el pasado 1 de junio al 30 de noviembre el Atlántico está inmerso en su particular temporada de huracanes. Tal y cómo explica Gómez, es así por "varios motivos". Uno de ellos es la temperatura del agua. Y es que en esos meses el mar en el Atlántico tropical y el Golfo de México suelen estar por encima de los 26.5°C, lo que hace que se fomente la evaporación y se alimenten las bandas nubosas del sistema tropical. Además, la cizalladura del viento (lo que varía su dirección y velocidad entre las distintas capas de la atmósfera) tiende a ser más baja durante esta temporada, y esto hace que los sistemas tropicales puedan desarrollarse sin desorganizarse. Dicho esto, aunque la mayoría de los huracanes se forman en esas fechas, también es posible verlos en otras épocas del año. Aunque es mucho menos común.

Para que se forme un huracán hacen falta varios ingredientes. Y analizándolos todos se puede predecir cómo de intensa será la temporada. Eso fue lo que hizo la NOAA a la hora de pronosticar que este año sería más movido de lo habitual. "Hay distintos condicionantes que pueden hacer que esta temporada de huracanes sea más intensa de lo normal. Pero podemos resumirlo sobre todo en tres factores. El primero es que a lo largo del verano vamos a vivir la transición del fenómeno de El Niño al de La Niña. Y esto, resumiendo mucho, favorece que se formen huracanes, porque el viento sopla de manera uniforme en todas las capas de la atmósfera, que es lo que se conoce como cizalladura, lo que facilita que se forme una estructura tan simétrica como la de los huracanes, que tienen un ojo central y bandas nubosas a su alrededor", comenta Del Campo.

El experto asegura que el segundo factor que puede resultar clave es el monzón africano (la corriente de vientos que circulan desde el África tropical hasta el océano Atlántico por las capas medias y altas de la troposfera), que parece que será más intenso de lo normal. Y eso provoca que se generen pequeñas perturbaciones, como si fueran 'semillas', que pueden acabar generando tormentas tropicales. Por último, el tercer punto importante es la temperatura del mar, porque gran parte de la energía de los ciclones tropicales procede del agua muy caliente. Y sabemos que el Atlántico lo está. Así que hay, si cabe, más "combustible adicional" para que se formen los huracanes.

¿Pueden producirse huracanes en España?

Nuestro país parece estar a salvo de todo esto. Aunque ya hemos tenido algunos sustos en los últimos años. Del Campo se los sabe de memoria: "En 2005 la tormenta tropical Delta afectó a Canarias, y el ciclón Vince a algunos puntos del sur de España. En 2017 Ophelia llegó a estar menos de 1.000 km Galicia como huracán de categoría 3. De hecho, provocó que se desataran una serie de incendios forestales voraces, que afectaron mucho a Vigo. Un año más tarde, en 2018, Leslie casi tocó las costas de Portugal como huracán. En 2020 hubo un ciclón subtropical muy inusual, Alpha, que se formó enfrente de la península ibérica, cerca de las costas portuguesas. Y en 2022 la tormenta tropical Hermine dejó lluvias muy intensas en Canarias, aunque no produjo grandes daños".

El experto indica que esta temporada es imposible, por ahora, saber si algún huracán se acercará a España, porque tan solo unos días antes (entre cinco y siete, para ser exactos), podría predecirse algo así. Aunque considera que "no sería insólito" que algún sistema tropical llegara a nuestro país de alguna manera. "Muchos huracanes nos afectan de forma indirecta. Por ejemplo la Dana de 2019 fue provocada por el huracán Dorian. Y en los últimos años se está volviendo muy frecuente que los grandes huracanes, cuando circulan por el Atlántico, provoquen un gran oleaje en la costa atlántica peninsular. Sin embargo, como impacto directo diría que es muy complicado que un huracán llegue a la Península. Por no decir que es casi imposible en estos momentos. Aunque habrá que vigilarlo de cerca, sobre todo por el calentamiento del mar", sostiene Biener.

Otra cosa son los llamados medicane, que surgen de juntar las palabras inglesas 'mediterranean' y 'hurricane'. Como es fácil intuir, se trata de los hermanos pequeños de los huracanes que se pueden formar en el mar Mediterráneo. "Son más frecuentes en otoño e invierno, y sus efectos son bastante menores que los de una Dana clásica de la vertiente mediterránea", desliza Biener. "Su mecanismo de formación no es igual que el de los ciclones tropicales, porque necesitan un germen atmosférico, como una Dana. Pero todavía no sabemos si habrá alguno este año. De cara al otoño no es descartable", advierte Del Campo.