Un estudio reciente ha revelado un alarmante hallazgo en las aguas costeras de Brasil, tiburones con rastros significativos de cocaína en su organismo. Esta investigación, publicada en la revista Science of the Total Environment, expone cómo estos depredadores marinos están siendo afectados por la contaminación de drogas en los océanos, poniendo en riesgo la biodiversidad y el equilibrio del ecosistema marino.

Impactante descubrimiento en Brasil

Investigadores del Instituto Oswaldo Cruz en Río de Janeiro han descubierto que 13 tiburones de nariz puntiaguda (Rhizoprionodon lalandii) contienen altas concentraciones de cocaína en sus tejidos musculares y hepáticos. Estos tiburones, que habitan principalmente en aguas costeras, fueron analizados utilizando técnicas avanzadas de cromatografía líquida y espectrometría de masas en tándem, revelando concentraciones de cocaína hasta 100 veces superiores a las encontradas en otros organismos acuáticos en estudios previos.

La Dra. Rachel Ann Hauser-Davis, miembro del equipo de investigación, explicó que la cocaína llega al mar a través de múltiples vías. Una de las principales fuentes es el vertido de aguas residuales que contienen restos de drogas provenientes del consumo humano y de laboratorios ilegales. Otra posibilidad es la ingestión directa de paquetes de cocaína arrojados al mar por narcotraficantes, aunque esto se considera menos probable.

En Brasil, la contaminación por cocaína en el medio ambiente acuático no es un fenómeno aislado. Aguas residuales no tratadas y desagües conectados a laboratorios clandestinos contribuyen significativamente a la presencia de esta droga en los ecosistemas marinos. Este problema no solo afecta a los tiburones, sino también a otros organismos marinos, alterando su comportamiento y poniendo en peligro su supervivencia.

Consecuencias para la salud de los tiburones

Aunque aún no se comprende completamente el impacto de la cocaína en los tiburones, los investigadores sospechan que podría alterar significativamente su fisiología y comportamiento. Estudios previos han demostrado que la exposición a drogas puede causar comportamientos inusuales en animales marinos, como un aumento de la agresividad y problemas en la reproducción. En el caso de los tiburones de nariz puntiaguda, las hembras embarazadas mostraron niveles especialmente altos de cocaína en sus hígados, lo cual podría obstaculizar la producción de óvulos y afectar a los fetos en desarrollo.

Además, la toxicidad de la cocaína en el hígado podría tener efectos adversos a largo plazo en la salud de estos tiburones. Otros estudios han demostrado que la cocaína puede ser altamente tóxica para diversas especies marinas, causando fragmentación del ADN y muerte celular en peces y alteraciones hormonales en anguilas.

El hallazgo de cocaína en tiburones brasileños subraya la urgencia de abordar la contaminación por drogas en los océanos. Esta situación no solo representa una amenaza para la biodiversidad marina, sino que también tiene potenciales repercusiones para la salud humana. Los tiburones de nariz puntiaguda son una fuente común de alimento en Brasil, y la presencia de cocaína en su carne podría representar un riesgo para los consumidores humanos.

La Dra. Tracy Fanara, ingeniera ambiental de Florida que participó en un documental sobre tiburones y cocaína, destacó la gravedad del problema. En su investigación, observó que los tiburones del Golfo de México también estaban expuestos a cocaína, lo que confirma que este es un problema global que requiere atención urgente.

Efectos a la largo plazo de los tiburones

Sara Novais, ecotoxicóloga marina del Centro de Ciencias Marinas y Ambientales de la Universidad Politécnica de Leiria, calificó los resultados del estudio como "muy importantes y potencialmente preocupantes". Hizo un llamado a realizar más investigaciones para determinar los efectos a largo plazo de la exposición a la cocaína en los tiburones y para evaluar si los humanos podrían verse afectados al consumir tiburones contaminados.

Es crucial mejorar las infraestructuras de saneamiento y tratar adecuadamente las aguas residuales para prevenir la entrada de contaminantes en los océanos. La colaboración internacional será esencial para abordar eficazmente este problema y proteger tanto a la vida marina como a los seres humanos de los efectos nocivos de la contaminación por drogas.

Por tanto, el descubrimiento de cocaína en tiburones en las aguas costeras de Brasil es una llamada de atención sobre la creciente contaminación por drogas en los océanos. Este problema requiere una acción inmediata y coordinada para preservar la salud de los ecosistemas marinos y garantizar la seguridad alimentaria de las comunidades que dependen de estos recursos.