Daniel García-Castellanos es investigador en el centro de Geociencias Barcelona, gestionado por el CSIC. Y a lo largo de los últimos años ha participado en diversos estudios para indagar en uno de los eventos geológicos más curiosos de la historia: la crisis salina del Messiniense. Un fenómeno que, según explica, provocó que se acumulara una gran cantidad de sal en el fondo del Mediterráneo, que gran parte del agua del mar se evaporara y que casi todas las especies que allí vivían se extinguieran.

El camino para que el Mediterráneo acabara siendo como lo conocemos hoy en día es largo. Así que mejor empezar por el principio. "El mar actual es el resultado de la tectónica de placas. El antiguo océano Tetis, que estaba ubicado entre Eurasia y África, quedó atrapado entre esas dos placas y se desconectó del océano Índico, quedando conectado al Atlántico únicamente a través de un arco en Gibraltar. Pero lo que sucedió es que esa conexión empezó a debilitarse. Eso, unido al clima seco de la zona, provocó que el agua comenzara a evaporarse. Y la cuenca del Mediterráneo fue aumentando su salinidad, hasta convertirse en una gigantesca salina".

Este proceso comenzó a producirse hace 5,96 millones de años (Ma), y culminó hace 5,33 Ma. Entre medias, el 89% de las especies del Mediterráneo desaparecieron y fueron sustituidas por otras que llegaron más tarde, sobre todo procedentes del Atlántico. Las condiciones medioambientales dieron un vuelco, así que para el mar fue casi como volver a empezar de cero. De acuerdo con García-Castellanos, la vida marina comenzó a sufrir las consecuencias un millón de años antes de que todo empezara, y continúa sintiéndolas a día de hoy. Así que puede tomarse como una señal: si los ecosistemas se destruyen pueden tardar millones de años en recuperase... Suponiendo que lo consigan.

El experto estima que el agua que se evaporó entonces tuvo que ser, al menos, diez veces superior al volumen actual del mar (cerca de cuatro millones de kilómetros cúbicos de agua), porque esa es la cantidad necesaria para llevar el Mediterráneo a un punto de saturación. A cambio, se formó en el fondo una capa de sal de un kilómetro de espesor, que hoy en día está cubierta por los sedimentos que se han acumulado en los últimos cinco millones de años. Esa cifra es, aproximadamente, el 5% de la sal que alberga el océano a nivel mundial. Así que todo este proceso también tuvo que tener consecuencias planetarias, algo que los científicos quieren investigar ahora.

La crisis salina del Messiniense forma parte de una serie de eventos conocidos como 'gigantes de sal'. El más importante de ellos pudo ocurrir durante la edad Pérmica, cuando se formaron depósitos de sal que se han encontrado por toda Europa. "Es algo recurrente en la historia, así que los planes de futuro pasan por ver qué importancia tienen este tipo de eventos a la hora de regular el sistema Tierra, porque hasta ahora no se han tenido en cuenta", resume García-Castellanos, que en un artículo publicado en The Conversation no dudó en escribir que lo que sucedió en el Mediterráneo fue "el mayor cataclismo sufrido por la Tierra desde la caída del meteorito que acabó con los dinosaurios no voladores y con la era Mesozoica hace 65 millones de años".

Así se 'rellenó' el Mediterráneo

García-Castellanos explica que hay bastante consenso científico sobre esta crisis de salinidad, la cantidad de sal que se acumuló y los mecanismos que lo provocaron. Pero hay cierto debate sobre si el Mediterráneo podría haberse llegado a evaporar por completo. Y es que el nivel de agua que llegó a tener el mar genera controversia. Algunos apuntan que era similar al actual, pero otros -la mayoría- sostienen que la bajada fue realmente importante. Las evidencias que hay son contradictorias, así que los científicos barajan la posibilidad de que la cantidad de agua oscilara con frecuencia.

Otro tema polémico es cómo el mar se recuperó de todo aquello. En este punto, los estudios en los que ha participado García-Castellanos sugieren que se produjo un "relleno por inundación cataclísmica" a través Estrecho. O en otras palabras: que comenzó a entrar agua procedente del Atlántico hacia un Mediterráneo "mayormente vacío". Al hacerlo, el líquido excavó el suelo y dejó unas trazas de erosión que los científicos encontraron a cientos de metros de profundidad en el estrecho Gibraltar. Los expertos piensan que la inundación pudo ser drástica, en apenas un par de años. Así que estaríamos hablando de una descarga de agua "sin precedentes".

"Es nuestra hipótesis, pero no genera consenso aún. Así que hay que ser cautos e investigar más. Aunque nosotros encontramos el lugar por donde podría haber llegado el agua procedente del Atlántico en el sur de la isla de Sicilia. Esto explicaría por qué la zona oeste del Mediterráneo, la nuestra, es más rica en cuanto a biodiversidad que la zona este. Hasta la crisis salina del Messiniense era justo al revés, pero los papeles se invirtieron", relata García-Castellanos.

¿Podría volver a suceder lo mismo? "En principio sí. Sería algo que tardaría millones de años en producirse, así que tenemos problemas mucho más inmediatos. Pero conforme las placas tectónicas de África y Europa sigan avanzando en algún momento el Mediterráneo quedará aislado, y el clima seco de su latitud hará que la sal vuelva a precipitarse y el agua, a evaporarse", añade el experto.

Entonces, quizás, el aspecto del Mediterráneo se parezca al del Mar Muerto, ubicado entre Israel, Cisjordania y Jordania, que también se ha quedado desconectado del resto de mares y océanos y ha acumulado gran cantidad de sal. El clima seco está haciendo que el agua se evapore, aunque en este caso la actividad humana ha hecho que la bajada sea aún más drástica de lo que debería. Actualmente su nivel desciende a un ritmo de un metro por año. "Es un buen símil para comparar con el Mediterráneo, porque podríamos tener un mar hipersalino y restringido a las zonas de más profundidad en forma de lagos de difícil acceso. Es decir, que no tendría nada que ver con lo actual", zanja García-Castellanos.