Lo nunca visto termina viéndose; el récord del pasado se supera y donde antes no llegaba el agua, llega. Todo lo que hemos vivido en España en las últimas semanas estaba avisado. Si eres negacionista puedes dejar de leer aquí: sí, es por el cambio climático. Son miles de científicos los que lo dicen, aunque pocos tienen la mirada tan original y visionaria de Jeremy Rifkin que en 1980 advertía de los peligros de llevar el planeta a sus límites.
Este economista, sociólogo y divulgador, mantiene una visión diferente sobre el planeta que habitamos. No ve la tierra como el componente definitorio de nuestro planeta, ve que el elemento del que proviene la vida, el agua, es lo más importante. “Hemos creído durante mucho tiempo que vivimos en un planeta terrestre, cuando en realidad vivimos en un planeta de agua, y ahora la hidrosfera terrestre nos está llevando a una extinción masiva mientras busca un nuevo equilibrio. Sabemos que esto iba a suceder”, afirma.
Él puede decirlo, escribió en 1980 Entropy: A New World View del que se publicó en España una versión en 1990 bajo el título Entropía, hacia el mundo invernadero. Con su concepto de entropía Rifkin criticaba el modelo económico industrial basado en la extracción de recursos naturales, el consumo masivo y la generación de desechos como un sistema insostenible que llevaría a la humanidad hacia una crisis de entropía global. “Está aquí ahora. Está aquí. Nuestros científicos nos dicen que estamos en la sexta extinción de la vida en el planeta”, asegura.
vivimos en un planeta de agua, y ahora la hidrosfera terrestre nos está llevando a una extinción masiva mientras busca un nuevo equilibrio
Y cuando dice que ya está aquí, habla de la DANA que ha matado a más de 200 personas en España. Porque es precisamente la DANA un ejemplo de los cambios que trae el cambio climático. “Por cada grado Celsius que sube la temperatura por las emisiones del calentamiento global, la atmósfera está absorbiendo un 7% más de precipitaciones de los océanos, los ríos, los lagos, los arroyos, el suelo, las plantas y los árboles porque el calor está obligando al agua a evaporarse más rápido hacia el cielo. Y eventos masivos de agua incontrolables, nevadas invernales de gran éxito, inundaciones bíblicas, sequías veraniegas devastadoras, olas de calor e incendios forestales, huracanes otoñales mortales, que causan estragos en los ecosistemas, las infraestructuras y la sociedad”, explica.
En su nuevo libro, Planeta Aqua: Repensar Nuestro Hogar en el Universo (Paidós), Rifkin establece una relación directa entre la crisis climática y el papel central del agua en el futuro del planeta y subraya que en los escenarios más optimistas presentados por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), países como España podrían enfrentar condiciones desérticas en solo 25 años. “Es una situación sin precedentes que requiere acciones inmediatas”, incide.
Historia del agua y la humanidad
El economista y sociólogo sitúa esta crisis dentro de un marco histórico y relata cómo la humanidad ha interactuado con su entorno desde los inicios de las civilizaciones. “Hemos intentado secuestrar el agua desde hace milenios, desde las primeras civilizaciones hidráulicas urbanas en Mesopotamia, el Valle del Indo o China. Este modelo, que transformó al agua de una fuente de vida en un recurso explotable, alcanzó su punto crítico en el siglo XX, con la construcción masiva de represas hidroeléctricas y embalses artificiales. Ahora, esa infraestructura está colapsando junto con la hidrosfera que intentamos domesticar”, explica Rifkin.
En Planeta Aqua, Rifkin propone un cambio radical en la forma en que entendemos y gestionamos el agua. Para él, es fundamental pasar de considerarla un recurso económico a verla como una fuente de vida. Esta nueva perspectiva requiere una transformación profunda en todos los aspectos de la sociedad, desde las infraestructuras hasta los sistemas educativos.
Uno de los pilares de su visión es la creación de una Economía Azul, que complemente las actuales políticas de sostenibilidad de la Economía Verde. Según Rifkin, esta nueva economía debería incluir innovaciones como microrredes de agua para recolectar y almacenar agua durante periodos de abundancia y sequía, dispositivos portátiles de purificación, y la demolición de represas obsoletas que ya no cumplen su función. “El agua no desaparece, simplemente cambia de estado. Lo que necesitamos es una infraestructura que nos permita recolectarla, almacenarla y utilizarla cuando sea necesario”, explica.
Además, Rifkin señala que este cambio debe estar respaldado por una transformación cultural. “No se trata solo de tecnología; se trata de repensar cómo nos relacionamos con el agua y los ecosistemas que sustentan la vida. Necesitamos pasar de una mentalidad extractiva a una de cuidado y regeneración”, argumenta.
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