Desde hace unos años, el mundo ya pone nombre (que no apellidos) a las borrascas. Las llegadas del mal tiempo, ya sea en forma de lluvias o nieve, adoptan nombres propios de personas. Un ejemplo fue la borrasca Filomena, cuyo nombre será recordado siempre, por las consecuencias desastrosas que la nieve dejó en España en 2021. Esta realidad intriga a muchos, que se preguntan: ¿quién pone nombre a las borrascas?
Primero hay que recordar qué son las borrascas. Se tratan de cambios bruscos en la meteorología, generando bajadas de temperaturas y precipitaciones, que pueden ser en forma de tormentas, lluvias o nieve.
Cuando las borrascas adoptan una magnitud considerable, se les ponen nombres propios. Pero no nombres inventados o de la mitología (como sucede con las subvariantes del coronavirus, por ejemplo), sino que se les ponen nombres de personas. Esto también sucede con los huracanes o con los tifones.
¿Quién decide el nombre de las borrascas?
Quien pone los nombres a las borrascas en España es la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), en conjunto con las agencias homólogas de Francia (MetéoFrance) y Portugal (el Instituto Portugués del Mar y la Atmósfera, IPMA).
Estos tres organismos meteorológicos conforman desde el 2017 lo que se conoce como el Grupo Suroeste Europeo, una unión que se encarga de poner nombre a todos los fenómenos meteorológicos que afectan a España, Portugal y Francia.
El funcionamiento es el siguiente: elaboran una lista de nombres y las van bautizando por orden alfabético, alternando entre nombres masculinos y femeninos.
También existen otros organismos que ponen nombres a las borrascas que afectan a otros territorios. Por ejemplo, las agencias meteorológicas de Irlanda, Reino Unido y Países Bajos formaron en 2015 el Grupo Oeste Europeo.
Algunas borrascas, huracanes y tifones recorren mucho espacio del planeta. Entonces, ¿quién decide el nombre de una borrasca que afecta a muchos territorios? En esos casos, se queda con el nombre que le hubiese puesto el organismo meteorológico que lo hubiese bautizado antes.
Con el inicio de temporada, la AEMET publica lo que llama el “rosco de las borrascas”, en el que muestran por qué nombre vamos y cuáles son las siguientes. Este por ejemplo es el rosco de 2022-2023, actualizado hasta la borrasca Gérard de enero de 2023.
¿Por qué se les ponen nombres a las borrascas?
Las borrascas tienen nombre por una cuestión práctica. Está demostrado que cuando los fenómenos meteorológicos (y en general, naturales) tienen nombre propio, la gente los recuerda mejor y hace más caso a las indicaciones y precauciones.
La primera vez que se le puso nombre a un fenómeno meteorológico como las borrascas fue en el siglo XIX, por parte del meteorólogo australiano Clement L. Wragge.
Después de él, un siglo más tarde, la Universidad de Berlín también empezó a poner nombres propios a estos fenómenos, en 1954.
En el caso de España, este sistema lleva funcionando desde el 2015, a partir de cuando la AEMET, junto a sus homólogos franceses y portugueses, empezó a ser quien pone los nombres a las borrascas que afectan a nuestro país.
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