Muchos habrán escuchado por primera vez estos días el nombre de Zona de convergencia intertropical (ZCI). Primero, porque los cambios que se están produciendo en ella son los que, previsiblemente, van a provocar que unas lluvias rieguen el desierto del Sáhara. Y segundo porque esta región ha sido el eje central de un hilo publicado en X (anteriormente Twitter) por el meteorólogo Ryan Maue, que ha generado muchos comentarios.
Maue, que fue brevemente científico jefe de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de EEUU en 2020, hablaba de que "los trópicos del Atlántico están completamente destrozados" porque en esas zonas no se están produciendo tormentas tropicales, a pesar de que el calentamiento del océano debería incentivarlas. "Nuestros modelos ya no funcionan, los pronosticadores no pueden entenderlo. Esto no es normal", aseguraba el meteorólogo.
Según explicaba, el polvo del Sáhara ha contribuido a que el aire se seque, y las corrientes del Atlántico y de la zona de Canarias han hecho que el viento penetre más profundamente en los trópicos. Algo que, afirma, "no hemos visto en 50 años". Maue apuntaba que la causa de estos cambios podría ser la erupción del volcán submarino Hunga Tonga en 2022, aunque las consecuencias de aquello en el clima mundial todavía generan división entre los expertos. Además, también deslizaba que la actividad solar, el calentamiento global, la contaminación y los "extraños" efectos de la pandemia, que paralizaron la industria, podrían haber jugado un papel importante.
La ZCI y su influencia en el clima
Para entender lo que ha pasado conviene empezar por lo básico. "La ZCI es la franja donde se produce la convergencia de los vientos alisios del hemisferio norte con los del hemisferio sur. Habitualmente esta región se encuentra rodeando la Tierra cerca del ecuador, y se caracteriza por el desarrollo de sistemas de bajas presiones con intensas precipitaciones asociadas debido al elevado contenido de humedad de las masas de aire que convergen", explica Toni Rubio, investigador de la Fundación para la Investigación del Clima.
Desde arriba puede verse como en la ZCI se forma un cinturón de nubes, que crea las condiciones propicias para que se generen precipitaciones y tormentas, y que en ocasiones también es el germen de los ciclones tropicales. A lo largo del año, la ZCI se desplaza. La propia NOAA explicó que su posición varía según la estación porque sigue al Sol: se mueve hacia el norte durante nuestro verano y hacia el sur en invierno. Y como resultado, la ZCI es responsable de las estaciones húmedas y secas en los trópicos.
Los científicos han detectado que la ZCI se ha desplazado más al norte de lo habitual, y por ello se esperaban cambios climáticos. Pero, ¿qué fue lo que vio Maue que generó tanto impacto? Rubio lo aclara: "Lo que detectó fue una predicción del modelo Centro Europeo en la que se preveía para el fin de semana del 6 a 8 de septiembre (a casi una semana vista) había una circulación muy cercana entre sistemas procedentes del frente polar con sistemas procedentes de la ZCIT. Algo que, junto a la modelización de lluvia abundante en el Sáhara, era sin duda era muy llamativo".
Sin embargo, Rubio asegura que con el pronóstico actual del mismo modelo, aunque se sigue viendo una circulación anómala de ondas tropicales asociada a la ZCIT –bastante menos que lo previsto por el modelo a inicios de semana-, el pronóstico de lluvia sobre el Sahara ya no es tan extraordinario, y no afectaría de forma tan generosa y abundante a buena parte del desierto. Aunque, aclara, la incertidumbre para este tipo de pronósticos a falta de dos o tres días sigue siendo elevada.
Rubio admite que la publicación de Maue despistó a los meteorólogos de todo el mundo porque era muy llamativa, pero los últimos pronósticos han rebajado las expectativas. En cualquier caso, el investigador afirma que no se ha demostrado la relación directa de la erupción del Hunga Tonga los cambios en la ZCI, como sugería Maue. Aunque sí hay estudios que indican que los cambios en la actividad solar pueden influir en la radiación que llega a la Tierra, lo que afecta los patrones de circulación globales, incluida la ZCIT.
Sin embargo, Rubio considera que la explicación es otra: "Es bastante probable que, aunque el ciclo solar tenga su influencia, sea la aceleración en el incremento de temperatura a nivel global que se está observando en el último lustro la mayor contribución a los fenómenos extremos que estamos viendo cada vez más a menudo, entre los cuales se podría encontrar el episodio que aquí se trata, aunque finalmente no sea tan extraordinario como parecía hace unos días".
El puzle atmosférico
La situación de la ZCI, las anomalías que se están produciendo y las posibles consecuencias de todo esto son un tema realmente enrevesado. Por eso El Independiente ha contactado directamente con AEMET para contar con su valoración. "Los expertos como Maue tienen mucho ojo, porque son los que están pendientes de este tipo de variables. Y son muy necesarios para arrojar luz en un tema tan complejo como el comportamiento de la atmósfera, sobre todo en tiempo real, que poco a poco vamos tratando de entender. Pero lo que decía en sus mensajes de X debe ser tomado como una hipótesis de lo que está ocurriendo esta temporada, y no es la única que hay", resume Luis Bañón, portavoz de la agencia meteorológica.
Dicho esto, es innegable que están sucediendo fenómenos extraños. El mejor ejemplo son las mencionadas lluvias previstas en el Sáhara para los próximos días. "En algunas zonas no tienen por qué ser muy cuantiosas, los modelos hablan de 10 litros por metro cuadrado en 24 horas. Pero puede haber regiones con chubascos y tormentas importantes en la frontera entre Argelia y Marruecos, a las puertas del desierto. Allí podrían caer 30 o 40 litros por metro cuadrado, y eso es algo anormal, muy muy poco frecuente. Posiblemente veamos imágenes impactantes. Por eso es un indicador que viene a decir que la atmósfera está revuelta", relata Bañón.
Y hay otro tema, del que también hablaba Maue en su hilo. Y es que la NOAA había anticipado que esta temporada de huracanes podría ser más intensa de lo habitual. La destrucción que provocó en el Caribe Beryl, el primero registrado esta temporada a principios de julio, parecía confirmarlo. Pero desde entonces lo cierto es que los pronósticos no se han cumplido, al menos por ahora.
Pero aquí viene lo importante. La ZCI, en palabras de Bañón, es una pieza más dentro del gran "puzle" que es la atmósfera, que es "casi imposible" de resolver. Sacar conclusiones de todo esto es complicado, porque pueden haber interferido muchos otros factores: el fenómeno de La Niña, la oscilación del Atlántico Norte (NAO), las borrascas de las últimas semanas... Pero aquí la clave, de acuerdo con el experto, es ver qué responsabilidad ha tenido el cambio climático en todo esto.
"Con la temperatura es mucho más fácil. Ahí se ve, claramente, la influencia del calentamiento global en los últimos años. Pero el resto de señales son mucho más complicadas de interpretar. Por eso hay que ser prudente y hacer estudios muy profundos para detectar cuál es cada pieza del puzle y ver si estas anomalías responden al calentamiento global o son simplemente un comportamiento natural de alguna forma", concluye Bañón.
Posibles consecuencias para España
Rubio relata que en los modelos climáticos asociados al último panel del IPCC se observa cómo la influencia de la ZCIT se sitúa cada vez más hacia el norte, implicando anomalías de precipitación bastante consistentes en el desierto del Sahara para mediados y finales de siglo. ¿Y en España?
"Según las proyecciones climáticas que disponemos, de seguir con esta dinámica estos cambios tendrían repercusiones en nuestra zona en las próximas décadas, puesto que implicaría que la célula de Hadley y la estabilidad que lleva asociada estaría más tiempo en nuestras latitudes, lo que conllevaría a nivel general una bajada en la cantidad de precipitación a finales de primavera (mayo-junio) y probablemente a inicios de otoño (septiembre-octubre), junto con un incremento de la temperatura media veraniega. Estos cambios también podrían implicar un aumento de los episodios de tormentas secas y muy puntualmente no sería descartable que llegaran lluvias intensas en verano asociadas a la ZCIT".
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