La palabra récord ha adquirido una connotación ciertamente negativa en estos últimos meses. Las cifras que acompañan a la palabra en nada tienen que ver con algo conmemorativo. Sin embargo, para nuestros protagonistas, el sustantivo ha adquirido un valor anexionado al reto, la valentía y la aventura.
Cantar un Guinness World Record es lo que une a Lucas del Paso, Pablo Fernández, Rafael Cros, Christian López y Marcos Ruiz, los españoles que han entrado en la edición de 2021 del libro de desafíos más conocido del mundo.
Paliar la huella de carbono
Lucas del Paso quería expandir sus límites y “hacer algo extraordinario”. Sin embargo, la palabra adquiere una categoría estratosférica cuando se habla de los récord Guinness.
El catalán recorrió en su moto de agua, entre el 18 de septiembre y el 2 de octubre de 2019, 3.602 km desde Sagari, Portugal, hasta Sapri, Italia. Pero eso no fue todo, acompañado de una caravana que le seguía por tierra, Lucas recogió todos los restos de basura que encontró en su travesía marítima y plantó después 100 árboles para mitigar el impacto que su moto había generado en el medio ambiente.
De Sagari a Sapri, con contaminación cero
“Todo lo que hagamos ha de tener cero impacto medioambiental”, cuenta Lucas a El Independiente. Durante su travesía entre Portugal e Italia, colaboró con Ecoembes en la recogida de residuos, una actividad que considera “un premio personal al no afectar al medioambiente”. Los restos que fue guardando en su moto acuática más tarde se convirtieron en hilo de calidad para la confección de ropa.
Lucas pasaba una media de “ocho a diez horas solo”, pero considera que la experiencia le ocasionó “adrenalina de la buena”. Además, recaudó más de 600 euros para la Fundación Aladina, que ayuda a niños y adolescentes que padecen cáncer.
Nadar contra el virus
Pablo Fernández no es un novato en récords, pero el último que ha cosechado quizá sea el más especial para él. En 2019 batió dos -nadar con grilletes y los 100 kilómetros más rápidos en mar abierto-, pero en 2020 se propuso superar dos retos: el del Covid-19 y nadar más de 25 horas seguidas en una piscina contra corriente.
“Fue solidario y simbólico”, cuenta a El Independiente. Solidario porque el beneficio recaudado, más de 15.000 euros, fue donado por completo a Cruz Roja Española. Simbólico porque se produjo tres semanas después de haberse recuperado del virus.
El 6 de mayo, cuando España vivía endormecida en el confinamiento, Pablo acudió a la prueba “con la sensibilidad a flor de piel”, pues “era un momento en el que no se podían hacer deportes” y cuando “los hospitales estaban colapsados”. El carácter de “esperanza” tras superar el coronavirus le empujó a conseguir un récord que considera como una “lucha psicológica” donde la “monotonía” se hacía notar.
Para Pablo, “lo peor fue la noche, me quedaba dormido”, pero que su prueba se estuviese retransmitiendo por Instagram le mantuvo motivado. “La gente se volcó”, admite.
Un payaso muy serio
“El Guinness es muy exigente”, cuenta Rafael Cros a El Independiente. Aunque lo que nunca pensó es que batiría uno vestido con un traje de payaso que su hermana le regaló para su despedida de soltero. Algo que surgió “medio en broma, medio en serio”, terminó convirtiéndose en un homenaje a un amigo fallecido.
Este atleta federado de Valdemoro ha hecho la maratón más rápida disfrazado de payaso, 2h 42 min 56 segundos. “Flipé porque salgo en la página cinco del libro con Nadal y Feliciano”, ríe. “Ahí se queda para los restos”.
“La dichosa cifra de 242”, hace referencia a Front 242, un grupo que a su amigo y el “nos flipaba” y con cuyo número pretende homenajearle.
Aunque parezca fácil, “cuando llueve las mangas y perneras se calan y es insufrible”, y es que tuvo que demostrar a Guinness “que llevaba el disfraz todo el rato”. Un material para nada deportivo, “el típico de Carnaval” y que tuvo que acompañar, por reglamento, con una nariz roja que su mujer Estefanía le pintó.
El 2:42 es ya una cifra de récord para Rafael, a quién le hubiese gustado estar en la cabeza de sus compañeros de maratón “para ver en el sprint final como te adelanta un payaso”.
El metarécord
Christian López es el hombre con más récords de España, y entra en el 2021 con el número 150: más escalones consecutivos subidos, 2.082, mientras hacía malabarismos con tres objetos. El lugar, el mirador de Toledo, un equivalente a 64 plantas.
“La bajada no contabilizó para la cuenta y fue muy dura”, señala Christian a El Independiente. Aunque, si al volver tropezaba o se le caía alguno de los objetos, el récord no se hubiese contabilizado. Recalca la “fortaleza mental” y la “concentración” necesaria para la prueba, pues cuando la realizó en junio de 2019, el mirador de la ciudad contó con “un tránsito constante de turistas”.
Al pan, pan, y al vino, vino
Marcos Ruiz ostenta el titular más bizarro de esta lista: más capturas de una copa de vino con un palo sostenido con la boca, un movimiento que repitió 19 veces en 60 segundos en una visita a Brisbane, Australia.
“Fui para probar y no fue algo contratado”, cuenta el gaditano a El Independiente. Con formación circense y apoyado en la magia, Marcos admite que “vivimos del turismo y de lo extranjero” y que ahora el sector está pasando malos momentos.
Marcos es un malabarista que, con este último reto, firma su nombre por séptima ocasión en el libro Guinness de los Récords.
Aunque la pandemia haya parado gran parte de sus desafíos, la superación es una palabra que les define. ¿Qué tendrán preparado para la próxima edición? Haya virus o no, será la imaginación la que imprima sus nombres en el índice de 2022.
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