Desde que Leonor se fue a Gales, Letizia parece que no para y en los últimos días la hemos visto en múltiples ocasiones.
Este mes de septiembre, a Letizia le ha dado bastante por la cultura, comenzando por su paseo por la Feria del Libro el día 10, probablemente una de sus citas más queridas del año. Que Letizia es una gran lectora no es ningún secreto y, por lo que se cuenta y se sabe, le gustan los libros independientes, con propuestas minoritarias e incluso bastante hipsters. Desde aquí daríamos lo que fuera porque se marcara un Obama de vez en cuando y dijera sus libros favoritos del año, pero mucho me temo que nos vamos a quedar con las ganas.
Letizia la lectora
Letizia, eso sí, algunas veces ha desvelado algunas lecturas. Este año, por ejemplo, hemos sabido que ya le había hincado el diente a Los años extraordinarios, de Rodrigo Cortés, y Un carácter apasionado, de Alma Mahler. También se interesó por El olvido que seremos, del colombiano Héctor Abad Faciolince.
Desgraciadamente, Letizia no hizo declaraciones a la prensa, como es habitual en ella. Tan sólo se le escuchó decir “Que vaya bien la feria” en las distintas casetas. Es, sin duda, una gran oportunidad perdida: siempre he dicho que Letizia podría ejercer un papel muy destacado para la promoción de la lectura y del mundo editorial, pero no podrá hacerlo si no habla de libros en público. ¿Tanto le costaría conceder una entrevista sobre sus gustos literarios a algún programa cultural? Ahora mismo, hasta Camila Parker-Bowles, duquesa de Cornualles, habla en Instagram con escritores y les hace entrevistas. Qué lástima que aquí no nos dé por hacer cosas así.
Dado que Letizia no abrió la boca, muchos medios se tuvieron que conformar con comentar su vestuario: un modelo de estreno de Hugo Boss con un feo estampado que parecía confeti —alguien lo ha descrito como “microestampado fantasía”— y un corte lateral con un fruncido que no añadía nada al conjunto. Más bien lo deslucía. Del dobladillo ni hablamos: aunque la largura estaba bien conseguida, el traje parecía mal cosido. Los zapatos —unos salones destalonados de Carolina Herrera— eran bonitos pero totalmente inadecuados para andar por el Retiro durante más de cuarenta minutos. En fin: un look perfectamente olvidable.
Letizia en el Prado
La Reina tampoco dijo nada públicamente cuando inauguró una exposición para conmemorar las aportaciones de la Fundación Amigos del Museo del Prado durante cuatro décadas, aunque hay que reconocer que aquí iba mucho mejor vestida. Letizia apareció con un vestido camisero de Pedro del Hierro en color azul bebé que le quedaba muy bien y le resaltaba el bronceado. La única pega es que, en algunas imágenes, se le marca excesivamente el sostén.
El traje, recordémoslo, fue estrenado en el viaje de cooperación que Letizia hizo a Mozambique en abril del 2019 y después se lo vimos en una visita que hizo al monasterio de Poblet. Cuando se lo puso por primera vez muchos dijeron que estaba imitando a la duquesa de Sussex. Meghan Markle había llevado uno muy parecido en su viaje oficial a Tonga: era un diseño de Verónica Beard con botonadura central y gran lazada. Personalmente, creo que el color era mejor en el caso de Meghan (ese azul estaba muy bien conseguido) y que la tela era más apropiada (un tanto más gruesa para evitar marcar innecesariamente nada).
Letizia estudiante
Pero vayamos al gran acto de Letizia en estos últimos días: su reconocimiento como “Alumna de Honor” de la Universidad Complutense de Madrid, donde ella se licenció en Ciencias de la Información.
Letizia, aquí sí, hablo y, todo hay que decirlo, habló muy bien (y sin notas). Fue un discurso personal, emotivo, sincero y, en algún que otro punto, incluso simpático. Una muestra de parlamento humano y con un tono de voz natural que nos gustaría ver más a menudo.
Letizia de rojo
La siguiente vez que vimos a Letizia fue nuevamente en su rol más institucional: en el almuerzo que los Reyes ofrecieron al presidente de la República de Colombia, Iván Duque, y a la primera dama, María Juliana Ruiz, en el Palacio Real. Letizia tiró de armario y recuperó un Massimo Dutti rojo que ya le habíamos visto en junio del 2020 durante una visita al Prado. No hay duda de que a la Reina le sienta de maravilla el rojo —más desde que tiene el pelo completamente negro— y que el vestido era bonito, con una preciosa caída y unas muy elegantes mangas, si bien llevaba un pliegue en la parte superior de la falda totalmente innecesario.
Hablando de almuerzos, hecho de menos que los Reyes no sigan la costumbre inglesa de decir qué le sirven a sus huéspedes. Siempre que la Reina de Inglaterra recibe a alguien en Buckingham se publica el menú en Instagram, incluso el chef ha llegado a dar alguna que otra entrevista al respecto. Aquí estaría bien que se hiciera lo mismo, aunque sólo fuera porque la gastronomía es uno de los sectores económicos más prestigiosos de España y hay que defenderla.
Letizia de cuero
Letizia ha acabado la semana por todo lo alto con un look de impacto. El viernes apareció a la final de Famelab, un concurso de monólogos científicos al que acude siempre que puede. Letizia deslumbró con un vestido de cuero negro de &Other Stories que ya le vimos en ARCO en el 2019 y que, sin duda, es rompedor, aunque quizás demasiado rompedor para una Reina.
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