Bella Hadid desvelaba esta semana que lleva cinco meses sin beber alcohol. La modelo de 26 años empezó su camino de sobriedad tras descubrir que las bebidas espirituosas perjudicaban su salud mental. "Sé cómo me afectará a las 3 de la mañana cuando me despierte con ansiedad horrible pensando en aquello que dije hace cinco años cuando me gradué del instituto", confesó la hermana de Gigi Hadid en una entrevista hace unos meses.

"Me encantaba el alcohol, hasta el punto en el que empecé a cancelar noches porque pensé que no podría controlarme", explicaba Bella en una entrevista con InStyle. Es curioso porque la modelo es precisamente una de las representantes de una moda que arrasa por las redes sociales: el "heroin chic".

Una tendencia que arrasaba en los 90 y que idealizaba las ojeras, la piel pálida y la extrema delgadez. Una serie de características que parecen ir perfectas con el aspecto de Bella Hadid. Sin embargo, la modelo habla de que ha abandonado las adicciones que previamente controlaban su vida.

¿Puede ser la sobriedad una moda?

A principios de la pasada década, surge un contramovimiento a las tendencias insanas que habían gobernado nuestras vidas en los 90 y 2000. Aparece con fuerza el wellness y el "autocuidado" que se ha puesto de moda en los últimos años. ¿Se considera por tanto una moda el dejar ahora de consumir todo tipo de sustancias?

Bella Hadid no es la única que ha hablado sobre dejar de beber o de consumir drogas. Celebrities de otros gremios también lo han admitido, como Miley Cyrus o Demi Lovato, ambas de 30 años, por ejemplo. Las dos ex niñas Disney han expresado cómo las sustancias controlaban su vida, y la protagonista de Camp Rock incluso sufrió una sobredosis que casi acaba con su vida en 2018.

Demi Lovato es uno de los rostros visibles de la sobriedad, y lo es a la fuerza. En 2022 expresó que, a pesar de que en el pasado había hablado de consumir con moderación como una solución a sus adicciones, ya no estaba en ese camino. "Complemente sobria es la única manera", dijo. Hasta el punto de que tanto la cantante como su excompañera, Miley, han dejado incluso las más aceptadas socialmente. Ninguna de las dos bebe alcohol ni fuma marihuana, cuyo uso recreativo es legal en California y está muy aceptado.

Recientemente, hasta la hermana pequeña de Demi Lovato, Madi de la Garza, guionista, directora y productora audiovisual, admitía haber sido adicta: "Pasé por muchas cosas el año pasado que me hicieron querer quedarme en la cama, esconderme del mundo. Mi mejor amigo eran las sustancias y me sentía desconectada de aquellos que me rodeaban. Cuando me di cuenta de que empezó a afectar a mi relación con mis amigos, y específicamente con mi madre, supe que tenía que cambiar".

Un problema generacional

Ahora que la expresión nepobaby forma parte de nuestro diccionario, cabe señalar que esos hijos de famosos también han tenido que gestionar las adicciones de sus padres. En muchos casos, en Hollywood el alcoholismo y la drogadicción se convierten en problemas generacionales.

Es el caso de Drew Barrymore (48 años), tuvo que crecer con una normalización de las adicciones que ahora resulta escandalosa. Cabe señalar que la joven actriz empezó a beber con solo 9 años y antes de cumplir 15 ya había ido a rehabilitación. Ahora habla abiertamente sobre el tema y cómo la sobriedad le ha cambiado la vida: "Ha sido uno de los caminos más liberadores de mi vida", explicó la actriz recientemente.

Jamie Lee Curtis en el festival de Venecia de 2021 | EUROPA PRESS

Unas años mayor es Jamie Lee Curtis, que los 64 que tiene lleva más de 20 sobria. "Estoy frenando lo que ha sido un problema generacional en mi familia. Será la cosas más grande que haga, si puedo mantenerlo. Porque generaciones enteras han sido gobernadas por el alcoholismo y la adicción a las drogas", expresaba en 2022.