Este miércoles se ha publicado el libro de Ana Obregón y Aless Lequio, El chico de las musarañas, donde cuentan la historia de la enfermedad que acabó con la vida del joven. La actriz y presentadora habla en primera persona, y la única excepción son los fragmentos que dejó escritos el fallecido, totalmente diferentes.

El chico de las musarañas es una sincera confesión de Ana, que termina con la exclusiva que le arrebató ¡HOLA! y la agencia de noticias Gtres al publicar el nacimiento de Anita. Sus declaraciones son desgarradoras, de comienzo a fin, pero es en el epílogo donde la actriz y presentadora desvela algo que nunca había admitido.

"Lo planeé el día que fui madre. Si mi hijo moría antes que yo, no sufriría ni un segundo: me iría con él"

"Lo planeé el día que fui madre. Si mi hijo moría antes que yo, no sufriría ni un segundo: me iría con él", comparte Ana. Tal y como explica, estaba en el apartamento que tenían alquilado en Barcelona, a donde se habían desplazado en el hospital entre flashes y con la cabeza "envuelta en una tenebrosa tiniebla".

Acababa de morir Aless Lequio, tras años sufriendo un sarcoma de Ewing e intentando encontrar una solución por medio mundo, pasando por Madrid, Barcelona, Nueva York y Nueva Jersey.

Estaba totalmente desconectada de la realidad. Ya había decidido cuál era su siguiente paso, pero le costaba admitir lo que había pasado. Desde el hospital había hablado con la reina Sofía y el rey Juan Carlos. Apenas se acuerda de esos momentos, pero fueron los primeros en llamar con cariño y emoción para dar el pésame.

Ana se encerró con la intención de acabar con su vida

Según cuenta, se encerró en su habitación, alejándose de sus hermanas y de Alessandro Lequio, que no se habían separado de ella en los últimos momentos de la vida de Aless.

"Necesitaba urgentemente desencadenarme de ese dolor para siempre", admite Ana, recordando los duros momentos que vivió en la noche del 13 de mayo de 2020. "Salí al balcón. Ni un solo rumor de vida agitaba el aire", cuenta. "Tenía todo planeado al milímetro desde hacía veinticuatro horas (…). Un séptimo piso, la decisión era firme".

El chico de las musarañas, el libro de Ana Obregón y Aless Lequio

Ana recuerdo que se acercó a la barandilla, que no era muy elevada, pensando en saltar hacia el abismo porque era su "única opción para seguir viviendo". "Alcé una pierna, pasándola al otro lado, mientras me sujetaba con las manos firmemente a la barandilla. Utilicé una fuerza desmesurada con los brazos que no cesaban de temblar y, aún así, tenía que darme prisa para que mis hermanas y Alessandro, que lloraban en el salón, no se dieran cuenta de mi ausencia", explica Ana. Según recuerda, estaba haciendo el mismo recorrido con la otra pierna cuando llamaron a la puerta.

Las palabras de Alessandro Lequio salvaron a Ana

"Sus palabras por un instante me devolvieron a la realidad", recuerda. Era Alessandro Lequio, el padre de su hijo, que la llamaba. "Ana… Ana… Abre la puerta, Ana… ¡por Dios! ¡Abre!", relata. Tal y como cuenta, fue la frase que le dijo a continuación la que le hizo volver a tener un rayo de intención en su vida. "Ana, por Dios, abre la puerta. Tienes algo importante que hacer. ¿Recuerdas lo que nos pidió Aless, su última voluntad?".

Ana admite que hasta la publicación del libro, Alessandro Lequio no era consciente de lo que había evitado esa noche. "Durante tres años he guardado en secreto tu testamento, ese pacto que hicimos en el hospital que solamente lo sabíamos tu padre, tus tías y yo", desvela.

"Sé que serás el mejor papá del mundo desde el cielo y que ahora mismo estarás feliz y sonriendo. ¡Lo hemos conseguido, Aless", finaliza Ana.