La generación Z ya gobierna el mundo de la moda y, sobre todo, de la influencia. Las redes sociales se han llenado de los famosos "nepobabies", que mientras intentan hacerse un hueco en su respectivo sector prueban suerte creando contenido online. Un nepobaby es un hijo de un famoso, hijo del nepotismo, tal y como se les llama en los mundos de internet desde hace algunos años.
Los hay más o menos talentosos, o con padres más o menos conocidos, pero están abriéndose camino. Curiosamente, algo que llama la atención cuando los miras con atención es su impresionante parecido. Entran en juego las tendencias: al igual que en los noventa era el heroin chic lo que imperaba, ahora es otra apariencia la que domina todos los medios.
Labios jugosos, cara alargada con mandíbula marcada, nariz pequeña y respingona, los conocidos como "foxy eyes" y cejas pobladas y grandes. Es la imagen que podemos apreciar en celebrities como Daniela Washinton o Alejandra Rubio, hijas de Belinda Washington y Terelu Campos respectivamente. También Anita Matamoros (hija de Kiko Matamoros). La estética parece ser replicada una y otra vez.
También se encuentran ejemplos internacionales, como Grier Henchy, la hija de Brooke Shields, o fuera del universo nepobaby, como Ester Expósito o Jessica Goicoechea en España o Alexa Demie (Euphoria) en EEUU.
Una imagen que, salvando las diferencias, recuerda directamente a otras tantas. Refleja directamente aspectos como el de Kendall Jenner o Bella Hadid, cuyo cambio estético a lo largo de los años se ha comentado exhaustivamente.
El cambio en Kendall Jenner
El cambio de Kendall Jenner a lo largo de los años es evidente. Sin embargo, la familia Kardashian (en su mayoría) siempre ha negado las operaciones estéticas
La joven modelo, que tiene ahora 27 años, es una de las estrellas de la pasarela en todo el mundo. También hace campañas millonarias y es portada de revistas internacionales
La explicación no tiene por qué estar en la cirugía plástica, a pesar de que en muchos casos es así. Alejandra Rubio ha negado por activa y por pasiva el haberse hecho nada en la cara, ni en la nariz ni en los labios. También Kendall Jenner, que se dedica profesionalmente al modelaje, ha negado en varias ocasiones el haberse sometido a algún tratamiento estético que le cambiara el rostro.
En muchos casos se achaca a cosas como el peinado: la mítica coleta lifting que hay que llevar apretadísima para que "estire" la cara. El utilizar un eyeliner para causar un efecto alargado en los ojos. Un lápiz de labios para dibujar la línea de la boca por fuera y hacerla parecer más grande.
Va más allá del rostro
No es novedad que las tendencias afecten al aspecto físico de la gente. Los millennials señalan ahora cómo la extrema delgadez ha marcado su adolescencia, causando trastornos de conducta alimentaria. En las nuevas generaciones se nota el aumento de ejercicio físico, no a través de los deportes tradicionales sino del uso del gimnasio.
El crossfit o las pesas para aumentar el volumen y la definición como hace años la moda era el cardio extremo del spinning. Según nos cuenta un entrenador personal, se nota el cambio de paradigma, ya no se va tanto al gimnasio para adelgazar sino para ganar músculo.
"Todas tenemos que tener una conversación más importante sobre los estándares de belleza que estamos marcando", dice Kylie Jenner en el último tráiler de la nueva temporada de Las Kardashian. Tanto ella como su familia han marcado la última década con labios carnosos y ojos foxy, además de cinturas de avispa, caderas y traseros prominentes.
La propia Kylie fue la mayor exponente de tendencias como el pintarse los labios por fuera o el utilizar las conocidas como "waist trainers". Estas fajas se utilizan, supuestamente, para afinar la cintura a modo de corsé y están totalmente contra recomendadas por los médicos.
Los peligros de un canon estético peligroso
"No quiero que mi hija haga las cosas que me he hecho yo. Me gustaría no haberme tocado nada", asegura Kylie Jenner en la promo de la nueva temporada de Las Kardashian.
Tal y como nos cuenta una psicóloga especializada en género, estos cánones de belleza "no son causa directa de desarrollar problemas de salud mental", pero sí colaboran a que surjan. Cuando este tipo de modas nos afectan durante la infancia, adolescencia y primeros años de la adultez, es un momento en el que se empieza a desarrollar la identidad y se es más vulnerable.
Es un momento en el que se está mucho más expuesto a la presión social, se tienen menos herramientas para gestionarlo. Tienen mucho que ver con el desarrollo de la autoestima de los más jóvenes.
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