Anna Wintour (73) y Kim Kardashian (42) vuelven a estar en el punto de mira. La reacción (o ausencia de ella) de la directora de Vogue, en quien se inspira El diablo viste de Prada, al ver a la empresaria no ha dejado a nadie indiferente. Y sobre todo, ha hecho que mucha gente se pregunte, ¿qué le pasa a la icónica experta en moda con la creadora de SKIMS?

El incidente tuvo lugar en un espacio más público imposible: el front row del desfile de primavera verano 2024 de Victoria Beckham en París. Kim Kardashian llegaba a su sitio asignado con un vestido lencero de color rosa palo. Sin ninguna reacción por parte de Anna Wintour, la estrella del reality familiar saludaba a David Beckham, que estaba sentado junto a la directora de Vogue. Después se sentaba a su lado sin más miramientos ni intercambio entre ellas.

Sí se sentaron juntas durante todo el desfile

En otras imágenes una vez terminado el desfile se veía a Kim Kardashian hablando con David Beckham, que de repente estaba sentado a su lado. Anna Wintour no aparece por ninguna parte en el vídeo y la creadora de SKIMS parece decir "me siento fatal".

Por tanto, los rumores han corrido como la pólvora. Estas dos secuencias, unidas por algún usuario de X (antes conocido como Twitter), han hecho creer a los seguidores que Anna Wintour se cambió de sitio al ver que Kim se sentaba a su lado.

Sin embargo, se ha confirmado que ambas mujeres vieron el desfile juntas, y que al terminar el espectáculo la empresaria se quedó sentada charlando con Beckham mientras la editora de moda se marchó. Incluso se ha fotografiado a Kim y Anna charlando un momento antes de que la editora de Vogue se marchara.

Ya el año pasado, en el desfile de primavera de Fendi en Nueva York, ocurrió algo similar. Kim se acercaba a saludar a Anna Wintour cuando esta acudía a decir hola a Sarah Jessica Parker, que estaba a su lado. También aquel momento se hizo viral y los usuarios consideran que son muestras de que la relación entre la editora y la empresaria se ha enfriado (de nuevo).

A Kim le costó años hacerse con la aprobación de Anna

Desde que Kim Kardashian saltara a la fama, su perfil ha ido cambiando mucho. Las primeras noticias sobre ella fueron con su vídeo sexual, había sido asistente personal de Paris Hilton y su padre estaba en la defensa de OJ Simpson, uno de los casos más mediáticos de Estados Unidos hasta la fecha.

Kim y Kanye posan juntos en un evento de febrero de 2020 | EUROPA PRESS

Después llegó el reality, en donde la familia se daba a conocer sin ningún reparo a la hora de exponer sus peleas o intimidades. Por supuesto, en esta época la imagen que tenía la segunda hija de Kris Jenner no era la mejor. De hecho, a pesar de que llegó a convertirse en una de las personas más buscadas del mundo, se decía que Anna Wintour no la toleraba y no quería verla ni en la portada de Vogue ni en la Met Gala. Un matrimonio de apenas unos días con un jugador de baloncesto y sus relaciones con diferentes celebrities de medio pelo no ayudaron.

Pero cuando por fin le dio una oportunidad a Kanye West, que llevaba años detrás de ella, todo cambió. El rapero era uno de los músicos mejor valorados del panorama, incluso después del incidente con Taylor Swift en 2009. Se le consideraba un genio de la música, pero además había conseguido cambiar el mercado de las zapatillas de deporte con su colaboración Yeezy x Adidas.

Su primera Met Gala y portada de Vogue, con Kanye West

Los rumores aseguran que fue Kanye quien consiguió en 2013, a base de suplicar a Anna Wintour, que una embarazadísima Kim Kardashian asistiera por primera vez a la Met Gala como acompañante del rapero. En abril de 2014, con motivo de su boda, la pareja fue portada de la revista Vogue, convirtiéndose en la primera de tres veces para la socialité.

Kim Kardashian en la Met Gala de 2022, cuando se puso el vestido de Marilyn Monroe | EUROPA PRESS

"Puede que hayáis leído que Kanye me pidió que pusiera a su prometida en la portada. No hizo nada de eso. El cotilleo puede que sea interesante pero la verdad es que no es cierto", comentó la propia Anna Wintour en una carta de la directora en la revista Vogue.

Sin embargo, sus declaraciones al respecto dejaron claro que no consideraba a Kim Kardashian una persona elegante: "Creo que si solo tenemos mucha clase y solo ponemos a gente con mucha clase en portada sería una revista más bien aburrida". Anna Wintour explicaba que también había sido muy polémico que pusiera a Madonna en su momento y que, en cambio, ahora era una decisión muy aplaudida.

Ana Wintour fue a apoyar el estreno de la docuserie de Beckham en Netflix | EUROPA PRESS

Otro de los comentarios de Anna Wintour que parecían denotar la mala percepción que tenía de la madre de North, Saint, Chicago y Psalm fue el que hizo sobre su evolución. "De todas ellas, siento que Kim ha sido la que más ha cambiado", admitía. "Personalmente, admiro que se haya vuelto algo más minimalista en su forma de vestir y algo más tapada". Por lo tanto, es evidente que aunque la relación entre ellas sea cordial, la editora de moda no es especialmente fan de la segunda de las Kardashian.

¿Qué ha cambiado?

Anna Wintour es famosa por su manera de ser fría y distante, como bien se refleja en la película protagonizada por Meryl Streep y Anne Hathaway, El diablo viste de Prada. También es exigente y tiene unos ideales y gustos muy marcados, pero ante todo es una experta en la industria y sorprende que quiera enemistarse con alguien de la talla de Kim Kardashian.

Pero había un motivo por el que Anna Wintour podría haber mostrado su molestia. Como se aprecia en el vídeo, Kim Kardashian era la última en llegar al desfile. Y a pesar de que David Beckham le da dos besos, una muestra de cariño pese al error de protocolo de la empresaria, la editora no le ofrece ese gesto.

Algunos expertos aseguran que Anna Wintour estaría molesta de que el desfile se hubiera retrasado por culpa de Kim Kardashian. En una semana de la moda, como es de esperar, la directora de Vogue tiene una exigente agenda en la que un solo retraso significa llegar tarde a una sucesión de eventos posteriores. Nada que ver, por tanto, con el estilo o con la fama de la empresaria, sino con la correcta etiqueta a la hora de formar parte de la industria de la moda.