Días antes de que saliera el libro de Britney Spears, los medios de comunicación y el público habían diseccionado ya los detalles más polémicos de su relato. Desde su aborto cuando salía con Justin Timberlake a su tutoría legal, el mundo entero quería conocer algo más de la cantante ahora que, supuestamente, podía hablar con libertad. Sin embargo, una vez leídas las memorias, siguen surgiendo las dudas. Por eso hemos hablado con dos psicólogas para entender algo más de la princesa del pop, y sumergirnos en su historia.
Algunos incluso han dudado de si Britney es o no un narrador fiable. La ex de Kevin Federline (de antes de la cantante) ha cuestionado los tiempos que la intérprete de Toxic relata en su libro.
Britney dice que no sabía que el que fuera su pareja estaba esperando un hijo con otra mujer, pero esa otra chica ha asegurado que no es cierto. Que incluso fueron a visitarla al hospital en el día del nacimiento del bebé.
Su infancia y las adicciones
Muchos lectores han criticado que el libro se centra mucho en los primeros años de infancia y adolescencia de Britney sin dar muchos detalles. Se habla de un primer beso con Justin Timberlake, por ejemplo, pero no se explica cómo empiezan a salir. Sin embargo, algunos de los detalles que sí tienen importancia se pasan desapercibidos.
"Cuando mi padre empezó de nuevo a beber mucho, sus empresas comenzaron a ir mal", explica Britney en uno de los capítulos de su infancia. "Ahora veo con más claridad todavía que estaba automedicándose tras soportar años de malos tratos por parte de su padre, June", añade poco después.
Cuando mi padre empezó de nuevo a beber mucho, sus empresas comenzaron a ir mal. La tensión de no tener dinero se agravaba con el caos que conllevaban los radicales cambios de humor de mi padre. A mí me asustaba especialmente ir en el coche con él porque hablaba solo mientras conducía. Yo no entendía lo que decía. Era como si estuviera en su propio mundo.
Britney Spears en 'La mujer que soy'
Las psicólogas del centro de psicología Decide nos ayudan a entender el peso que puede haber tenido una experiencia de vida así: "El hecho de haber visto a su padre afrontar situaciones difíciles con comportamientos autodestructivos (como el consumo excesivo de alcohol), puede hacer que ella aprenda que es una forma adecuada de afrontarlo y tienda a repetir ese tipo de comportamientos".
De hecho, Britney habla más adelante en la mujer que soy de cómo consumía Adderall, una medicación para el TDAH que contiene anfetamina, sin darle mayor importancia. De la misma manera, admite que cada vez que la ingresaban en un centro de rehabilitación es porque estaba tomando productos energéticos con o sin receta.
Un padre "duro y frío"
Su padre, Jamie Spears, es uno de los villanos del libro. Britney le culpabiliza directamente de su sufrimiento al mencionar, no solo el sistema legal que puso en marcha para controlar su dinero y su carrera, sino también su forma de dirigirse a ella.
Cuenta que la llamaba gorda y la obligaba a ponerse a dietas, pero también que manejaba cómo movía el pelo o sus estilismos. Todo en la última parte de su carrera, tras haber estado ausente (según ella) en los primeros años de su éxito.
"Mi padre era inflexible, frío y malo conmigo, pero fue aún más duro con mi hermano", comenta Britney Spears. Un mensaje que llama especialmente la atención de las psicólogas Lucía y Miriam.
"Cuando en la infancia las personas que se supone que te tienen que cuidar y querer y proteger no ejercen este papel de forma adecuada (por ejemplo, porque castigan comportamientos de manera errática, porque son excesivamente críticos o fríos, porque nunca reconocen los comportamientos positivos del niño…) el niño puede crecer pensando que 'nunca es suficientemente bueno'", nos explican las psicólogas.
Según comentan, el niño en cuestión sentiría que "tiene que comportarse de una manera determinada para 'merecer' el amor o el afecto de otros". "En general, lo que piensan de sí mismos y cómo se sienten depende excesivamente de los demás", añaden Lucía Ortiz y Miriam Perelló.
Para mí, lo más triste era que yo siempre deseé tener un padre que me quisiera tal como era; alguien que me dijera: 'Te quiero. Ahora mismo puedes hacer cualquier cosa. Yo seguiré queriéndote con un amor incondicional'. Mi padre era inflexible, frío y malo conmigo, pero fue aún más duro con mi hermano
Britney Spears en 'La mujer que soy'
Su físico le causa preocupación constante
Además de los problemas familiares y las adicciones, otro de los temas que más se repite es el de su peso. Britney Spears menciona una y otra vez en el libro su percepción sobre su propio peso, habla de que estaba muy delgada tras tener a sus dos hijos. O que engordó mucho cuando su padre la encerró en casa. O de que todo el mundo comentó su físico como "de mal gusto" tras su actuación de 2007 en lo que se suponía que era su gran vuelta a los escenarios tras ser madre y tras raparse la cabeza.
Hace algunos meses sus comentarios sobre el peso o la forma física de otras artistas fue también muy comentado. Es a través de sus comentarios sobre cómo su familia y su equipo gestionaban su aspecto como entendemos por qué tiene tanta importancia para ella. Britney asegura que para su padre nunca estuvo lo suficientemente delgada.
Y si le sumamos a eso la presión social de la época el resultado vuelve a ser el mismo: una familia para la que parece que nada es suficiente, la consecuente autoexigencia, el acoso mediático y la moda de la extrema delgadez de los años 2000. Un cóctel muy peligroso.
Miedo es "ser mala"
Britney repite una y otra vez su miedo de ser mala persona. "De pequeña siempre me sentí culpable, cargué con mucha vergüenza, tenía la sensación de que mi familia creía que yo era simplemente mala", admite en La mujer que soy. Una sensación que, según nos explican las expertas, tiene mucho que ver con el tipo de apego que desarrolló siendo una niña. "En la primera parte de la vida (hasta los 20 años o así) es cuando aprendemos cómo es el mundo y cómo nos vamos a comportar en él", comentan.
"Si en nuestra infancia no hemos tenido vínculos estables, no nos hemos sentido cuidados y seguros y hemos sentido que nunca éramos suficiente (suficientemente buenos, suficientemente 'obedientes', suficientemente guapos, delgados, callados, sonrientes…), con frecuencia pensamos que hay algo 'malo' en nosotros. Y al crecer seguimos pensando así, que cuando nos pasan cosas malas es porque no somos suficiente, somos malas personas", añaden las psicólogas del centro Decide.
De pequeña siempre me sentí culpable, cargué con mucha vergüenza, tenía la sensación de que mi familia creía que yo era simplemente mala. En cierto modo sentía que la tristeza y la soledad que me atenazaban eran culpa mía, que merecía ser infeliz y tener mala suerte. Sabía que en realidad nuestra relación no se parecía en nada a lo que se estaba retratando en los medios, pero aun así pensaba que si estaba sufriendo debía de ser porque me lo merecía.
Britney Spears en 'La mujer que soy'
El corazón roto
Britney Spears habla en varios capítulos sobre cómo la ruptura con Justin Timberlake le marcó sin igual. No solo porque el cantante la dejara por un mensaje de texto tras haberle sido infiel, sino por cómo se vio reflejada en los medios de comunicación y la opinión pública. Después de haber sido sexualizada desde niña por su aspecto, se juzgó su reacción y se utilizaron declaraciones del cantante de NSYNC para sacar de contexto lo ocurrido. Todo ello sin poder defenderse y sin saber cómo contar su propia versión de los hechos mientras los fotógrafos continuaban persiguiéndola.
La cantante expresa su disgusto con haber sido incapaz de expresar su sexualidad, de defenderse o de procesar el dolor de otra manera. Cuenta que mientras a ella la atacaban, Justin Timberlake continuaba impasible y seguía triunfando en su carrera en solitario. Admite que nunca ha recibido una disculpa ante este comportamiento, a pesar de considerar que lo que los dos artistas sentían el uno por el otro era amor de verdad.
También habla del sufrimiento del desamor después de su ruptura con Kevin Federline. Admite que ella quería salvar su matrimonio, pero que el padre de sus dos hijos se había dejado llevar por la fama. Además, hace hincapié en las circunstancias: había estado dos años seguidos embarazada de sus dos hijos, Sean Preston y Jayden James.
"Bueno, era joven y cometí un montón de errores. Pero sí diré algo: no era una manipuladora. Es que era estúpida y punto. Eso es algo que Justin y Kevin se cargaron de mí. Antes confiaba en la gente. Sin embargo, tras romper con Justin y divorciarme de Kevin, no he vuelto a sentir la misma confianza jamás", confiesa Britney.
Depresión postparto
Tal y como aseguran algunos historiadores actuales, Juana de Castilla, también conocida como Juana la Loca, sufrió depresión postparto. De la misma manera, Britney Spears fue calificada por el mundo entero como una persona fuera de sí. Ella admite que más tarde ha conocido que sufrió una fuerte depresión postparto, que no quería que nadie se quedara con sus hijos y que no salía de casa para cuidarles.
Un situación que empeoró con el acoso de los fotógrafos y con el proceso legal de su divorcio y custodia de los niños. Todavía más aún cuando los padres de Britney Spears le "tendieron una trampa", a su parecer, para empezar a controlar su dinero. La cantante fue declarada incapacitada pocas semanas después del episodio en el que se rapó la cabeza ante las cámaras. Un momento que, según ella, fue causado por su necesidad de recuperar algún tipo de control de su vida.
"A todo el mundo le pareció divertidísimo. '¡Mirad lo loca que está!'", recuerda Britney. "Raparme al cero fue una manera de decirle al mundo: Que os den. ¿Queréis que esté guapa para vosotros? Que os den. ¿Queréis que sea buena para vosotros? Que os den. ¿Queréis que sea la chica de vuestros sueños? Que os den", añade.
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