Su pelo pelirrojo es fácilmente reconocible. Los espectadores de El Hormiguero le han visto en multitud de ocasiones en sus pantallas ofreciendo los trucos más sorprendentes. El mago Yunke, cuyo verdadero nombre es Salvador Vicent Martínez y que nació hace 48 años en un pueblo de la Comunidad Valenciana, no promete tener poderes sobrenaturales. Sin embargo, sus espectáculos son pura magia.
Yunke estrena el 22 de diciembre en Madrid una nueva edición de su espectáculo Hangar 52, y estará en IFEMA hasta el día 6 de enero. Lleva cuatro años haciendo este show en la capital pero cada ocasión es diferente porque este mago no puede parar de crear. Ha sido gracias a sus trucos a gran escala que ha ganado el título del mejor mago del mundo en los mundiales de magia, celebrados en Canadá, que poco tienen que ver con Harry Potter.
Un espectáculo que no deja de evolucionar
La magia de Yunke tiene más que ver con la curiosidad, el trabajo constante y el deseo de ofrecer nuevos misterios para el público. Él empezó con siete años a curiosear en el taller de su abuelo, que era herrero, después de que le enseñaran un truco que le dejó dando vueltas a la cabeza.
Ahora, a punto de estrenar su show, El Independiente ha hablado con él para descubrir algo más sobre quién es el mago Yunke que, además, es un orgulloso padre de familia.
El Independiente: Siempre tienes número nuevo porque no paras de crear.
El mago Yunke: Yo lo que hago cada día en mi taller es inventar juegos de magia nuevos. Es la pasión que tengo, me gusta siempre mejorar y perfeccionar, cambiar músicas, cambiar presentaciones, y eso hace que el espectáculo esté continuamente vivo. Siempre es para mejorarlo, para intentar dar un pasito más y que sea más original, que sea más actual.
¿Qué hay en el taller de un mago? Desde madera hasta cinta americana
El mago yunke
EI: ¿Cómo es el taller de un mago? ¿Hay una mesa de trabajo, un ordenador, un laboratorio?
Yunke: Es un taller donde te puedes encontrar cualquier cosa, desde madera, hasta hierro, aluminio, mecánica, cosas de bricolaje pequeñitas, todo a tu alcance para que pueda convertirse en magia. Hasta la cinta americana, que es un recurso que cualquier mago tiene que llevar en la maleta porque te salva en cualquier lado, hasta en platós de televisión.
Al final es desarrollo, ingenio, cuantas más horas pase en el taller más facilidad para crear más y todo lo inventado es un valor añadido que tienes a la hora de crear magia.
Cuando comienzas en la magia te dedicas muchas horas a perfeccionar un efecto, pero después empiezas a acumular conocimiento y te sirve para tener más facilidad a la hora de crear. Por eso creo que la experiencia es viral, yo creo que el desarrollo de las ideas viene con el trabajo y con el esfuerzo diario.
EI: ¿Y cómo es el proceso? Lo primero que haces es un boceto, ¿no? Pero luego qué haces, ¿te pones tú manos a la obra a crear los objetos o se lo pides a alguien?
Yunke: Me pongo yo, pero también tengo un equipo que trabaja conmigo. Es un trabajo en equipo pero siempre tienes que estar tú porque la gente con la que trabajas no sabe lo que necesitas. Cuando lo veo digo si no me gusta o qué cambiaría, o si lo haría más práctico. Porque no es solo el efecto que produce en el espectador, después hay que transportarlo, desmontarlo, meterlo en una caja, mandarlo por avión o por barco… tiene que estar muy claro y tiene que ser muy práctico.
En un espectáculo tan grande si no tienes una logística muy clara sobre cómo organizar el montaje no llegarías nunca. Hace poco he tenido que cambiar muchas cosas para que sea más práctico a la hora de montar. A lo mejor un mecánico o un experto está toda la vida trabajando haciendo puertas o armarios, pero no piensa que esto hay que desmontarlo en cinco minutos o que tienen que pesar poco.
Al final yo soy el autor de la magia y eso hace que el espectáculo sea original y no se parezca a ningún otro. Porque está todo pensado por mí. Sé lo difícil que es construir magia, y tengo amigos magos como Jorge Blas o Jandro que viven en ciudades, en pisos, y que no van a tener ideas a lo grande, de gran formato, en un espacio pequeño.
EI: Te consideran el mejor mago del mundo, ¿qué te parece a ti?
Yunke: Yo creo que soy un buen mago, al final el resultado está ahí de todos los años de experiencia que llevo, pero ganar el título de mejor mago del mundo no te convierte en el mejor. Al final es un jurado que da una valoración en ese momento. Tú has ganado el premio pero lo importante es que al tener que presentar un efecto mágico ante 2.000 magos te esfuerzas al máximo para sacar algo original. Eso es realmente el premio.
Lo importante es que tú has sacado algo nuevo y original y si no ganas el premio pues no pasa nada, el material creado lo tienes para presentarlo en cada espectáculo. El verdadero premio es hacer lo que te gusta, pero si ganas es una cosa de marketing, eres vencedor durante tres años y se utiliza en los medios de comunicación, es una catapulta más. Pero no me considero el mejor mago del mundo, sí un buen mago y si eso el más trabajador.
EI: ¿Cómo es el mundo de los magos? ¿Hay buen rollo? ¿Hay competitividad?
Yunke: Los magos nos llevamos bien entre nosotros porque no somos un gremio muy amplio. Lo que pasa es que para llevarte bien con otros magos tienes que respetar. Es decir, si inventas algo de magia es tuyo y el resto de compañeros no te lo tienen que copiar. Aquellos que hacen efectos de otros son desplazados por el mundo de la magia y no se les hace partícipes.
Cuando entras en ese circuito de los magos se genera mucho trabajo, pero si no estás dentro te desplazan
El mago Yunke
Si tú presentas juegos de magia en mundiales, vas a las conferencias, viajas, haces muchos festivales… porque el mundo de la magia genera mucho trabajo, solo en España hay unas 60 galas de magia, es un montón. Casi todos los magos organizamos algún festival y vamos a los de otros. Una vez entras en ese circuito se genera mucho trabajo.
Pero si no estás dentro te desplazan y haces magia como un negocio, en vez de generar lo que quieres es ganar dinero y ya. La gente que ama la magia la respeta, esos son para mí los importantes.
Tú puedes copiar un juego que esté registrado porque le cambias cualquier detalle y es muy difícil demostrar la autoría. Entonces ahí entra el respeto profesional y la ética profesional.
¿Cómo se registra un truco de magia?
EI: ¿Registrar un truco? ¿Como una canción? ¿Cómo se califica, como invento?
Yunke: Es como si fuera una coreografía, describes el número y haces un guion con una descripción.
EI: Así que en el registro sí se saben los secretos de los magos.
Yunke: Sí, de hecho David Copperfiel tuvo un juicio en Estados Unidos porque un espectador se hizo daño y tuvo que explicar en el juicio el secreto. Ahí se desveló y fue muy llamativo, una locura. Porque él siempre lleva la magia al máximo, como que tiene poderes. Yo en mi caso siempre digo que no tengo poderes, que lo que yo hago es un arte de emocionar, de intentar contar algo con lo que hago. Pero nunca digo que tengo poderes porque todos sabemos que no es verdad.
Es un arte de emocionar y comunicar con una técnica que no conoces para crear asombro en el espectador. Que es algo que no se consigue en otro tipo de espectáculos.
EI: Bueno, si yo tuviera poderes tampoco diría que lo tengo por si acaso.
Yunke: (Ríe) Los únicos poderes que quiero son los notariales.
"Los hijos de magos no son buenos magos"
EI: Más allá del mundo del espectáculo tú tienes una familia, ¿tus hijos se interesan por los trucos?
Yunke: Mis hijos hasta los 10 años han creído que yo tenía poderes. Yo decía "puerta, ábrete" porque tenía el mando en el bolsillo, la puerta se abría y ellos se lo creían. Yo decía "Joel, tú puedes conseguirlo", teniendo el mando en la mano, y él probaba pero yo no abría. Y le decía "no lo has dicho bien". Volvía a intentarlo y yo abría. Así que creían que tenía poderes de verdad.
Otra cosa que hacía es que les ponía la mano en la cabeza y con técnicas de psicología les decía que les leía la mente y que podía ver todo lo que pensaban. A veces con cosas que sabía que habían hecho y otras porque simplemente como padre lo sabes. Entonces ellos llegaban a casa y cuando había pasado algo me decían "Papá, yo no lo he hecho, mira ponme la mano en la cabeza y verás que no".
Durante muchos años han creído que tenía poderes y no le han dado importancia a la magia. Es una cosa que han convivido con ella, y por eso creo que los hijos de magos no son buenos magos, porque nunca han tenido que descubrir el secreto. Lo han vivido como una cosa cotidiana.
EI: Porque el secreto del mago es esa curiosidad, ¿no?
Yunke: Hay que querer saber cómo funciona, hay que tener el gusto cuando inventas algo y la satisfacción de descubrir cómo se hace. Ensayar, ver que te sale… el mago es una persona curiosa, tenaz, observadora y que está siempre mirando todo a su alrededor.
A ver qué puedes inventarte, cómo puedes aprovechar cualquier situación para que tenga un mayor impacto emocional. También es la situación, no solo el truco. Si yo hiciera un efecto con las tazas, con el café o con el azúcar sería más importante que si lo hago con una baraja que yo llevo. Porque es algo cotidiano, está aquí.
El exceso de información nos vuelve tontos
EI: ¿Tú cómo te metiste en el mundo de la magia? Y, sobre todo, ¿cómo empezaste a ser un mago conocido?
Yunke: Yo nunca he querido ser conocido ni famoso, nunca me ha gustado esto de la fama. Sí me gusta muchísimo la magia y respeto la historia de la magia, los creadores, mi vida es la magia. Y la pasión me empezó cuando me hicieron un efecto, me sorprendió y empecé con esa curiosidad. Pero tengo 48 años, así que cuando comencé no existía internet. Eso hacía más difícil localizar efectos de magia, casi imposible conseguir un libro. Una odisea.
Y una vez lo consigues lo devorabas, lo cuidabas, lo guardabas. Cuidabas el secreto porque era muy valioso. Hoy al tener tanto acceso no le das importancia. Por eso creo que hoy en día el exceso de información es contraproducente. El mago tiene a su alcance todos los efectos de magia y como tiene tanta variedad no le da importancia.
También pasa con el GPS, vamos siempre con Google Maps por el mismo camino pero te lo pones igual. Al final nos volvemos un poco tontos. Antes yo iba con mi mapa y llegaba a Francia, Suiza, Bélgica, Holanda, Alemania… me sabía mover por todo el mundo. Ahora si no me pongo el GPS para venir aquí, que está al lado de mi oficina, parece que me voy a perder. Nos vuelve tontos.
EI: Has contado que el público de China es muy diferente, pero ¿cómo es el europeo? ¿Cómo ven a los magos europeos?
Hay magos buenísimos y por eso somos una primera potencia mundial de magia
El mago yunke
Yunke: En otros países la magia está mucho más respetada. Por ejemplo, en Estados Unidos hay grandes espectáculos. En España ha cambiado bastante, cuando comenzamos ya te digo que solo era una entretenimiento para niños, de comuniones, cumpleaños, fiestas infantiles...
Pero tenemos la suerte de tener a figuras como Juan Tamariz, Pepe Carroll, Arturo de Ascanio... que eran grandes magos sobre todo Juan Tamariz ha sido más conocido, el que más repercusión ha tenido en los medios de comunicación y a nivel internacional. Somos discípulos todos de Juan, que ha sido un amante de la magia, de las técnicas de la psicología, de la presentación, de la puesta en escena, del simbolismo de la magia... gracias a esa escuela los magos españoles tienen un nivel muy alto de magia. Yo creo que es los mejores magos del mundo son españoles, en mi especialidad que son grandes ilusiones no, yo soy el que más despunta en este ámbito, pero en cartomagia, magia de cerca, son verdaderos genios los que tenemos en España. Hay magos buenísimos y por eso somos una primera potencia mundial de magia.
EI: ¿Cuál es el simbolismo de la magia que comentas?
Yunke: Lo que hay detrás de la magia y que trasciende al efecto. ¿Has visto alguna vez el efecto de los aros chicos? Tiene más de 2.000 años y trasciende en la historia porque hay un simbolismo que es la liberación de un preso. Siempre terminas desenlazándolo y no en una cadena, todos quedan libres. Hay gente que no sabe por qué lo hace, pero el subconsciente del espectador lo está viendo, aunque no te lo expliquen.
Otro muy sencillo es el de la bolsa y el huevo. Juan Tamariz, hablando con él, me decía que la bolsa tiene que ser negra. Y te das cuenta de que todos los magos tienen una bolsa negra, no vale si es verde o estampada. Él dice que es porque el huevo blanco, en contraste con la bolsa, representa el útero y un nacimiento. Es simbolismo, el público no tiene por qué entenderlo, pero es lo que hace que un efecto de magia tenga un pensamiento profundo y que encaje en la psicología de los espectadores.
EI: ¿Tú cuando estás actuando miras al público prefieres no ver el feedback?
Yunke: No veo a la gente. Creo que es malo pero soy tímido, siento el aplauso, siento cuando hay desconexión, pero no reconocería a la gente ni me fijo en las caras de las personas. Soy capaz de saber que estoy desconectando y hago cosas para conectar otra vez, pero no les miro ni tengo conciencia de una persona en concreto y me cuesta mucho aguantar el aplauso. El otro día estaba con un director de escena que me decía que aguantara, peor es que me da vergüenza estar ahí aguantando el aplauso, igual que la mirada del público. Por eso de manera muy activa marco muy bien los finales.
EI: ¿Cómo se puede ser tímido y una estrella?
Yunke: Bueno, me gusta tanto la magia que hago lo que sea. Por ejemplo, estuve en Zapeando y a mí eso no me gusta, estoy en tensión, si alguien me dice si quiero hacer esto desde mi casa pues sí. Pero tienes que hacerlo para vender entradas, siendo que es mi responsabilidad, incluso aunque ahora no sea yo quien esté vendiendo entradas y sea una empresa. Si ahora me dijeras: "Nunca más vas a salir en televisión". Pues a lo mejor sí querría. Pero ahora mismo es mucha presión. Es mejor ni pensarlo.
EI: Porque los errores pueden seguir ocurriendo, pero ¿qué pasa cuando se equivoca la persona a quien le haces el truco?
Yunke: Pues eso puede pasar, por eso muchas veces digo que enseñen la carta, porque llaman picas a tréboles o corazones a diamantes. Lo importante es no echarle la culpa para que se siente mal, a veces lo que intento es decir que yo también me confundo picas con tréboles. Una vez con una chica y un siete de picas, me dice "no, mi carta era de rombos". Le pregunto si su carta era roja o negra y respondió que negra, pero claro, los rombos son rojos.
Yo tampoco quiero que la persona lo pase mal. Hay gente a quien le gusta dar caña en el escenario y el público también va a verlo.
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