Mariló Montero se ha presentado hoy en la Audiencia de Barcelona para presentar su caso contra los paparazis Diego Arrabal y Gustavo González. Pide hasta seis años de cárcel para cada uno de ellos y reclama una indemnización de 265.000 euros por captar unas imágenes durante un viaje a Bora Bora en las que, según asegura ella, aparece desnuda en la habitación de su hotel.
Son unas 82 fotografías que nunca vieron la luz, pero que "pasaron de redacción en redacción, de mano en mano. Me las describieron con tanta precisión que fue realmente humillante", asegura Mariló Montero, enfada y afectada por la situación. Por su parte, los dos paparazis aseguran que ellos no tomaron esas imágenes y que, en cualquier caso, no se llegaron a publicarlas, por lo que no se incumplió ninguna ley.
La Fiscalía tampoco ve delito y, por tanto, no acusa en este procedimiento. El hecho de que las fotografías no llegaran a publicarse complica la situación para Mariló Montero. Sin embargo, el magistrado presidente ha reiterado que "el derecho a la intimidad lo tienen los famosos y no famosos". El delito que se está investigando es "si hay derecho a que se tomen esas imágenes y a que circulen".
Mariló Montero se sintió violada y amenazada
"Con esas fotografías me violaron dos veces", ha asegurado Mariló Montero en el juzgado, tal y como ha desvelado ABC. "Era como si se hubiera mostrado en primera plana", porque además de saber que las fotos estaban moviéndose, asegura que recibió amenazas constantes.
"Permanentemente decían que se iban a publicar", ha confesado la periodista, que alega que estaba en tratamiento por ansiedad y estrés y su estado de salud llegó a empeorar en medio de esta vorágine.
Tuve que marcharse de España
Mariló Montero asegura que se tuvo que ir a Estados Unidos para "acabar con la persecución" que sufría por parte de la prensa, y tuvo que renunciar a todo. "Tuve que dejar mi país, huir", ha comentado.
Según Mariló, que haya tal cantidad de fotografías "demuestra" que les siguieron desde el primer día hasta el último. "Que me saquen desnuda en mi habitación me parece lo suficientemente grave", ha revelado la presentadora, que reprocha la "normalización del acoso" a los personajes públicos. "Es algo enfermizo, tiene que terminar", ha reiterado.
El director de la revista Lecturas, Luis Pliego, ha declarado como testigo y ha asegurado que no publicó las fotografías, que sí vio, porque sabía que se habían realizado en un lugar privado. "Ellos lo sabían", ha comentado haciendo referencia a Arrabal y González, que conocían que no era legal que esas imágenes vieran la luz. "Pero aún así me las enviaron", ha finalizado.
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