Han pasado veinte años desde que Felipe y Letizia pronunciaran su "sí, quiero" en la catedral de la Almudena. Aquella boda cambió el curso de la historia de España. Era símbolo de la continuidad de la monarquía y de la fortaleza de la institución. Han pasado dos décadas, así que sin duda se notan los cambios en aquel tímido príncipe heredero y aquella periodista con carácter. Uno de esos cambios es la evolución del discurso público del rey de España.
Desde El Independiente se han revisado antiguos vídeos de la Casa Real española para comprobar cómo han cambiado los actuales Reyes de España. El cambio físico es evidente, han salido algunas canas, han cambiado las posturas. Se aprecia la evolución de la reina Letizia en su búsqueda de la legitimidad, pero el peso de la corona ha recaído sobre Felipe. Porque el monarca cumple también diez años en el trono en el mes de junio.
Pero más allá de la evolución física evidente, hay una progresión algo más sutil que quizás pueda pasar inadvertida. Felipe VI creció hablando en público, con un padre que tenía mucha presencia pero no buena dicción. Y una madre cuya timidez y su mejorable dominio del castellano le impidieron coger confianza en el public speaking.
Y aunque sin duda el rey Felipe ha tenido todos los recursos a su alcance para mejorar su dicción y su oratoria, no se puede negar la influencia de quien tiene en casa. La reina Letizia era presentadora de informativos, periodista y comunicadora antes de asumir la responsabilidad de la corona. Por eso ha sido, probablemente, la mejor maestra para que el monarca mejore en su habilidad para hablar en público.
Veinte años de premios en Oviedo
Si hay un acto donde se puede comparar con fidelidad el cambio de Felipe en este aspecto es en la entrega de los Premios Príncipe de Asturias, la cita anual en el Teatro Campoamor de Oviedo y a la que acude siempre la familia real española.
Felipe fue, durante su tiempo como príncipe, el presidente de honor de la Fundación Príncipe de Asturias que entrega los premios. Lo era cuando se casó con Letizia y lo fue hasta 2014, cuando el rey Juan Carlos abdicó la corona y él heredó la responsabilidad. A posteriori sirvió como representante de su hija, la princesa Leonor, hasta que ella tuvo edad para relevarle en el cometido en 2019.
En los vídeos de hace dos décadas, el entonces príncipe Felipe apenas podía despegar la vista del papel. A pesar de que tenía más de 30 años no se le veía cómodo ante una situación así, miraba el texto una y otra vez y se apreciaba que lo estaba leyendo. Además, su tono era monótono y su discurso formal y distante, casi robótico.
Una evolución innegable
En el vídeo que acompaña a este texto se ve que en aquella primera vez de Letizia en el Teatro Campoamor, estaba muy atenta a las palabras de Felipe. Con gesto de concentración y sin perderle de vista, la mujer del Rey se mostraba cautivada por ese discurso algo torpe, que recordaba en la manera de hablar al rey Juan Carlos.
Solo diez años después, la diferencia es ya abismal. El recién proclamado Rey se muestra cómodo, ya no mira el papel más que puntualmente, y se dirige a los presentes con aplomo. La reina Letizia está también más relajada, sin prestar tanta atención a un discurso que está controlado.
La última ocasión para comparar tuvo lugar en 2023, cuando el rey Felipe ya dejó hablar previamente a su hija, la princesa Leonor. Con bromas y cercanía, el monarca mira a los presentes, sin apenas prestar atención al papel. Mueve las manos, gesticula. Parece otro. Se aprecia que ha ganado no solo confianza en sí mismo para hablar en público, también se memoriza los discursos y los hace suyos. El resultado es totalmente diferente al de hace veinte años.
La reina Letizia tiene especial talento para hablar en público, sigue teniéndolo aunque no lo practique a diario. Sin duda ha compartido con su marido alguno de sus secretos para la oratoria, al igual que con su hija Leonor.
Año a año, se aprecia en la Princesa cómo crece su confianza en sí misma para mostrarse natural y cercana cuando se pone ante el atril para dirigirse a los españoles. Y si uno presta la suficiente atención verá que la reina Letizia no pierde detalle de la manera de expresarse de su hija, haciendo incluso algún gesto casi imperceptible con las manos si comete algún error. Deformación profesional.
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