Han pasado veinte años desde que la entonces periodista Letizia Ortiz se comprometió con el príncipe de Asturias. Una historia de cuento de hadas que ha estado llena de altibajos, críticas y enemigos públicos, pero también de éxitos y terrenos conquistados. La reina Letizia ha conseguido legitimarse y ha encontrado aliados inesperados en lugares donde habitualmente no se encontraba ningún apoyo para la Casa Real.
El compromiso entre Felipe y Letizia se anunció el día 1 de noviembre de 2003, en pleno puente de Todos los Santos. Crónicas como la de ABC describían a la periodista como una joven "de clase social media y sin parentescos con la aristocracia" con una "fulgurante carrera en el mundo del periodismo". Desde el principio comenzó a señalarse su vestimenta como un punto de información personal sobre ella. "Él vestía un traje azul y ella chaqueta de lana color crudo y pantalón negro con zapatos de tacón, que la aupaban a la altura del hombro de su prometido", se leía en El Mundo tras su primera aparición como pareja.
La noticia llevaba días siendo objeto de comentario entre los círculos de periodistas, dando lugar a todo tipo de rumores que Jaime Peñafiel ha recuperado últimamente en su libro Letizia y yo, el mismo que contribuyó a su salida del diario El Mundo. Por aquel entonces, el periodista, que tiene ahora 91 años, y que ha hecho de la crítica a Letizia una cruzada personal, era mucho más reservado y cauto de lo que lo ha sido en adelante. Decía, allá por 2003 en El Mundo: "Solo cabe decir que Letizia no defraude a quienes han recibido la noticia con reservas, incluso a aquellos a quienes no les ha parecido bien". Y añadía que la futura reina era "una chica cultivada y que ama la lectura".
Ha sido su formación la que más crédito le ha dado a Letizia, sobre todo como esposa de "el preparado", como se ha denominado con frecuencia a Felipe VI. Sus actos favoritos son los que tienen que ver con el periodismo (su profesión), Asturias (por ser su tierra de origen) y la literatura (que es su pasión).
Adelantada a su tiempo
Letizia siempre ha demostrado no solo una amplia cultura, sino también inteligencia, personalidad y carácter. Rasgos que no siempre le han beneficiado en algunos círculos, donde tanta autonomía ha sido considerada amenazante. Eran otros tiempos: nadie se olvida de cuando Letizia le pidió al príncipe Felipe que la dejara terminar en la rueda de prensa de su pedida, en 2003. Aquello se miró con recelo y aumentó las críticas e insinuaciones contra ella, que la han acompañado durante años.
En 2022, otra anécdota demostró que la mentalidad a la hora de juzgar sus actos había cambiado. O que el público era otro. Durante un acto en el Instituto Cervantes de Nueva York, le dijo al embajador de España en Estados Unidos que no le diera dos besos, que le diera la mano "como a un hombre". Una frase que llamó la atención, pero que fue muy aplaudida por los más jóvenes.
Es el mismo tipo de gente que aplaude su talento para hablar en público, su sentido del humor y su preparación. La generación Z es más seguidora de Letizia que las anteriores, e incluso entre grupos sociales que no son especialmente partidarios de la monarquía se aprecia el interés que genera.
Es una mentalidad literalmente opuesta a la de su predecesora, la reina Sofía. La mujer del rey Juan Carlos ha destacado siempre por su discreción, que incluso rozaba la timidez. No le gustaba hablar en público. Y durante más de cinco décadas de vida pública ha sido intachable y aparentemente invencible: nunca ha tenido problemas de salud ni polémicas.
Mucho más que un armario
Letizia quiere ser tomada en serio, y recientemente se nota aún más después de muchos años en los que prefirió quedarse en un segundo plano. En veinte años de matrimonio, la reina Letizia ha atravesado diferentes etapas. Pero su vestuario siempre ha llamado la atención.
Lo que podía parecer una traba para su desempeño como reina ella ha sabido utilizarlo a su favor. Ha hecho de la moda una manera de darse a conocer, de mostrar sus intereses, convirtiéndose rápidamente en una de las mejores vestidas de la realeza europea. Aunque su estilo ahora no tenga nada que ver con el que llevaba durante sus primeros años como princesa de Asturias.
Entre sus imprescindibles hay una amplia colección de americanas, que le permiten infundir un aire profesional a sus estilismos; vestidos sencillos y de cortes rectos, femeninos pero serios; y hasta hace nada, taconazos. La reina Letizia quería estar a la altura, como señalaba aquella crónica del comienzo de su relación.
Hoy, la consorte española cuenta con una indiscutible legitimización internacional y ha conseguido que los más jóvenes la miren con otros ojos. Pero, ¿y el resto de españoles?
El extraño caso Del Burgo
A pesar de que los veinte años de casados sean un motivo para celebrar, la reina Letizia ha tenido que enfrentarse últimamente a polémicas incómodas que han amenazado con arruinar todo el trabajo conseguido. Aunque ha conseguido ofrecer una imagen más cercana y natural, las polémicas la siguen persiguiendo.
Por si el libro de Jaime Peñafiel no fuera suficiente, una de las voces más controvertidas de cuantas participan en esa obra, Jaime del Burgo –exmarido de la hermana de la reina, Telma Ortiz–, va por libre. Después de amenazar con publicar en un libro contando toda la verdad sobre su relación con Letizia, que según explicó en Twitter debería haber aparecido simultáneamente en varios idiomas esta primavera, ahora asegura que está preparando una serie de televisión. De momento, las alegaciones del exconcuñado de Felipe se han quedado en un segundo plano, pero siguen ahí como una amenaza sorda de la estabilidad actual de la corona y la pareja real.
De hecho, hay multitud de comentarios en redes sociales que reflejan esta realidad. Hay quienes siguen mirando de reojo el pasado de Letizia y no le perdonan los rumores y lo que dicen las malas lenguas.
Además, este ha sido el año en el que Zarzuela se ha quedado vacía. Con la marcha de la princesa Leonor a la academia militar de Zaragoza y la estancia académica en Gales de la infanta Sofía, Felipe y Letizia se han quedado solos.
También ha sido el año en que los problemas de salud de la reina se han vuelto a manifestar, obligándola incluso a cambiar de planes. Pero demostrando su carácter, no ha querido dejar que el último incidente ponga en riesgo su agenda. Así, rompiendo el anticuado protocolo, ha aparecido en sus últimos actos con zapatillas. Con el apoyo, incluso, de la presidenta de la Comunidad de Madrid. Otra prueba más de que la legitimación que necesitaba ya la ha conseguido.
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