Este miércoles se cumplen 20 años desde que Felipe y Letizia pasaran por el altar y es el momento de analizar qué ha cambiado en la Familia Real española desde entonces. Aquella boda fue vista como un avance en las casas reales europeas, al tono de lo que pasaba en otras monarquías donde los herederos se casaban con plebeyos.
Felipe y Letizia eran la nueva generación de una institución muy antigua. Se esperaba su visión y su aporte como agua de mayo. Más aún después de la abdicación forzada (por sus propios errores) del rey Juan Carlos, cuyo aniversario redondo –diez años– se conmemora el próximo 19 de junio. En su discurso, Felipe dejó claro que quería una "monarquía renovada", confirmando lo que se exigía de él. Pero 20 años después hay una asignatura pendiente que la familia real no ha conseguido aprobar todavía.
El primero de los cambios fue sutil, pero significativo. Al sumarse un miembro a la Familia Real española, su alcance creció, y también la presencia de Felipe comenzó a tener un extra de interés. Se eliminaba el factor de joven heredero buscando futura reina, pero se sumaba la curiosidad por conocer a la nueva esposa. Esa oportunidad se aprovechó al máximo, sobre todo en los eventos a los que nunca faltaban.
Una familia real reducida
Pero la sucesión de crisis diezmó a la familia real cuando Felipe y Letizia llevaban menos de diez años casados. Se apartó a las dos infantas y sus maridos (ahora ambos son ex) de los actos públicos. La reducción de la Casa Real favorecía esa imagen de monarquía económica que siempre se ha querido trasladar con mayor o menor éxito.
Pero siempre hay excepciones. Los premios Príncipe (ahora Princesa) de Asturias han visto cómo pasaban de ser un acto para Felipe a uno que aglutinaba a casi toda la familia. Desde que es rey y, sobre todo desde que las niñas son suficientemente mayores, Oviedo ha florecido con la presencia año a año del monarca, Letizia, Leonor, Sofía y la reina emérita.
Ocurre con todas las causas por las que los reyes han mostrado especial interés. Por ejemplo, hay una continuidad en la defensa del deporte español, que ya hacía el rey Juan Carlos, con Felipe. Pero el enfoque que la reina Letizia pone en la cultura ha hecho brillar no solo a la música culta y la literatura de premio. También artistas populares e influencers se han llevado el interés y la atención de la asturiana, lo que ha servido para acercar la corona a los españoles.
Las reinas europeas de generaciones anteriores parecían estar prácticamente relegadas a las causas benéficas. La salud de los más jóvenes, la prevención del hambre o de la pobreza... con los años y con el cambio de reinado se ha notado esa pequeña modernización en los intereses de Letizia. Una tendencia que sigue el camino que tienen también otras consortes europeas.
La transparencia
Cambios que pretendían ser más tangibles son, por ejemplo, el tomarse más en serio la transparencia de la Casa Real con la publicación anual de los regalos que reciben. La ley se aprobó en 2013 y Felipe VI lo ha convertido en uno de los buques insignia de su reinado. No sin críticas, ya que se ha cuestionado que no incluya los contratos personales, financieros o los convenios, así como las donaciones en especie al emérito.
El periodista David López Canales, autor del libro Herederás mi reino, lo señalaba en conversación con El Independiente: "A mí me resulta muy revelador publicar cada año la lista de regalos que reciben en Casa Real. Desglosan los que reciben los reyes, la princesa, la infanta y la reina Sofía y son como cachivaches: una insignia, un plato, un jarrón... pero luego tienes a Juan Carlos que cada vez que viene a España lo hace en un avión privado que no se sabe quién lo paga. Y eso sigue sucediendo".
Mujeres al poder
El último cambio en la institución ha sido el nombramiento de una mujer por primera vez en la secretaría de la Reina. Ella es María Dolores Ocaña, abogada del Estado, que se convertía en la primera con un cargo de directora general y la segunda con un puesto de responsabilidad tras el paso de Asunción Valdés por la jefatura de Prensa en tiempos de Juan Carlos. Un fichaje que forma parte de una restructuración tras la llegada de Camilo Villarino a la jefatura de Zarzuela, y que suponía la salida de tres cargos que llevaban décadas trabajando para la Casa.
Una ansiada modernización para empezar a tachar las cuentas pendientes de la Casa Real. Sobre todo viendo el organigrama de la Casa Real, en donde la mayoría de los miembros están cerca de jubilarse, con ocho que superan los 60 años.
Jordi Gutiérrez Roldán es el actual director de comunicación de la Casa Real, puesto que tiene desde solo unos días después de la proclamación de Felipe como Rey en 2014. Pero ya había trabajado para la familia entre 1993 y 2009 como subdirector general de relaciones con los medios de comunicación. Es, por tanto, conocido y tratado por todos los periodistas que han escrito sobre la familia real.
La asignatura pendiente de los Reyes
Sin embargo, uno de los mayores defectos de la familia real es, precisamente, cómo se comunican con el público. Un español medio es posible que no sepa diferenciar a las hijas de los Reyes. Y más que probable que no sea capaz de mencionar un solo sitio en el que haya estado algún miembro de la Casa Real en el último mes... o los últimos tres. Su estrategia de comunicación nunca se ha modernizado, y se puede observar, primero, en su web.
La página web de la Casa Real está anticuadísima. Resulta difícil llegar a la información y la mayoría de las fotos de esta página institucional llena de retratos oficiales no son descargables. Pero, lo que es peor, algunos de sus contenidos ya no son accesibles o dan error al clickar sobre ellos. Por ejemplo, las fotografías de la boda de Felipe y Letizia están en un agujero negro al que, si llegas por Google imágenes, te reenvía directamente a la página de inicio.
Su presencia casi inexistente en redes
Si hay una asignatura en la que aún suspenden (y con muy mala nota) los Reyes de España son las redes sociales. Sobre todo teniendo en cuenta que sus dos únicas cuentas en estas plataformas que podrían acercarles al público surgen con la llegada al trono del rey Felipe. La cuenta de YouTube tiene once años, unos 245.000 seguidores y cero contenido original. Solo directos de los actos institucionales o de los discursos que ya publican el resto de medios y agencias de comunicación habitualmente.
A pesar de que todas las monarquías europeas tienen cuenta en Instagram, Felipe y Letizia se resisten a hacérsela. Hasta la Casa Imperial de Japón ha dado el paso recientemente, pero los españoles prefieren evitar esa clase de exposición. Incluso aunque la Reina admitió en privado tener un perfil secreto con el que sigue a ciertos usuarios. Periodistas como Nuria Marín, por ejemplo, dan por hecho que las dos pequeñas de la casa tengan también Tik Tok, aunque de manera totalmente anónima.
De hecho, el cumpleaños de la infanta Sofía llevó a la publicación de una instantánea de la joven en Gales que suscitó ciertas preguntas. En la imagen aparecía la joven con los calcetines que llevaba el día que se marchó al UWC College y una sudadera del centro. La persona que publicaba la foto la felicitaba quejándose de que no se pudieran publicar fotos suyas, desvelando que existe una prohibición expresa a los alumnos.
Pero claro, si su amiga la felicitaba en redes sociales... sería porque la propia Sofía iba a verlo.
El abismo con otras familias reales
En otras familias reales europeas, como la Dinamarca, no es raro ver a la princesa Isabella, por ejemplo, bailando en vídeos de sus amigas. También se han visto imágenes así de Máxima de Holanda o fotografías de Ingrid de Noruega en un ambiente distendido con su círculo más íntimo.
Mientras los Reyes tienen esta significativa ausencia en las redes sociales, otras monarquías europeas las utilizan para hacer llegar retratos más cercanos o mensajes especiales al público antes que a los medios. De hecho, en la Casa Real británica existen diferentes cuentas de Instagram para cada institución: es decir, existe una general y después los príncipes de Gales tienen la suya propia (con más seguidores, incluso).
¡La Familia Real de Bután tiene incluso cuentas diferentes para la Reina y el Rey! Algo menos habitual en las monarquías europeas, aunque podría compararse con la princesa Charlene de Mónaco haciendo uso de la cuenta de su Fundación como si fuera personal.
Por supuesto, esta falta de presencia en las redes sociales termina dando más protagonismo a Victoria Federica. La hija de la infanta Elena es la primera royal española en abrirse una cuenta con su nombre en Instagram. Y después, la primera (y última) en abrirla al público.
La mejor oportunidad la tienen, por tanto, Leonor y Sofía. Su juventud y su conocimiento de los jóvenes tienen que servir ahora para que la Familia Real española dé ese paso hacia delante y se modernice.
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