Martín Bianchi (Buenos Aires, 1983) es un hijo de la República Argentina fascinado por las monarquías europeas. Lo estaba antes, incluso, de que su compatriota Máxima Zorreguieta se convirtiera en reina de los Países Bajos. Para alguien con semejante afición, llegar a redactor jefe de ¡Hola! debe de parecerse a un sueño hecho realidad. Él lo fue después de pasar por Vanity Fair –jefe de Sociedad en una revista hecha por y para la sociedad– y Abc –responsable de la sección de Gente–. Pero ha encontrado acomodo en El País, donde consigue que un periódico que tradicionalmente se ha llevado mal con la frivolidad acepte el género gracias a su manera seria y precisa de tratarla.

Ahora, coincidiendo con el vigésimo aniversario de la boda de los reyes de España, Bianchi publica Letizia en Vetusta, un largo reportaje que analiza en la distancia la reacción de un país al noviazgo de su príncipe heredero con una mujer común. Extraordinaria en muchos aspectos, como ha demostrado antes y después de casarse con Felipe de Borbón, pero común y del común. Una profesional de clase media, en la treintena, divorciada, con un piso en propiedad en un PAU del sureste de Madrid –a diez minutos en coche, eso sí, de su puesto de trabajo en Torrespaña– y sin esa fantasía medieval llamada sangre azul corriendo por sus venas. Lo que comúnmente se ha denominado una mujer plebeya, palabra que a estas alturas suena tan mal como bastardo y que tiene que ver con la misma concepción anacrónica de la vida y del mundo.

Una periodista en la corte de los Borbones

A Bianchi le pidieron un episodio nacional para la colección neo galdosiana que edita Lengua de Trapo con el Círculo de Bellas Artes. Sus autores son invitados a interpretar literariamente un momento reciente de la historia de España. Cuando se lo propusieron, él tenía claro que el suyo tenía que estar dedicado "a la llegada de la periodista a la corte de los Borbones". También que, más que un episodio nacional, con su trama novelesca y la verdad histórica de fondo, el libro sería un reportaje.

Aunque en 2020 publicó una novela histórica, Baby y Crista, las hijas de Alfonso XIII, en este caso no se consideró "capaz de hacer una ficción", explica Bianchi a El Independiente. "Es un reportaje largo, pero tiene la fuerza dramática de cualquier novela. Tiene sus giros dramáticos y sus momentos surrealistas. Pero tampoco pretendo que sea la verdad, simplemente un punto de vista basado en la hemeroteca y en los testimonios que he ido recabando". 

El resultado –con homenaje a la icónica portada del "God Save the Queen" de los Sex Pistols incluido– es un elocuente retrato colectivo, donde se reconstruye la reacción de los medios, de la familia de ella, de él, de los nobles, de los políticos, de la iglesia y, cómo no, del pueblo, al primer enlace real español sin análisis de sangre previo.

Pregunta.- En los agradecimientos menciona a los que han querido hablar, pero también a los que no.

Respuesta.- Me hubiera gustado hablar con mucha gente, ex directores de periódico, aristócratas más cercanos a Zarzuela, familiares en particular, que por diferentes razones no quisieron hacerlo. No pasa nada. A veces un silencio es más elocuente que una respuesta.

P.- No sé si Jaime Peñafiel fue uno de ellos.

R.- A Jaime no le contacté. He leído todos sus libros, y lo que ha escrito en el periódico durante años. Me parecía redundante. Justamente su opinión no es ningún misterio. Y dice mucho de lo que se opinaba entonces sobre Letizia. El tiempo ha demostrado que quizá no era ella quien merecía ser juzgada con tanta severidad ni por las razones por las que fue juzgada. Luego han venido Noos, los escándalos de Juan Carlos… Creo que se la sigue juzgando muy severamente, y casualmente los que la juzgan así no hacen lo propio con Juan Carlos. A unas personas se le perdonan unas cosas y a otras no.

P.- ¿Los reyes aceptaron a Letizia porque no podían decirle otra vez que no a su hijo? ¿Había perdido Juan Carlos la autoridad moral sobre Felipe debido a su comportamiento poco ejemplar?

R.- También se impuso un poco el sentido común. Los príncipes de toda Europa se estaban casando con personas que venían de otros mundos, de otras realidades. Mette-Marit de Noruega era incluso madre soltera. Imagínate que Letizia hubiera venido con un hijo. En Países Bajos Guillermo no era un príncipe popular, y Máxima rejuveneció y revitalizó la monarquía, como Mary Donaldson en Dinamarca. Todas han aportado muchísimo. Se decía que Letizia se iba a cargar la monarquía, pero 20 años después es probablemente el único miembro de la familia que genera simpatía e interés. A mucha gente si algo le interesa de la monarquía es Letizia. Y en los últimos meses han salido a defenderla.

P.- ¿Cree que hay alguna operación de desestabilización detrás del extraño caso Del Burgo?

R.- No sé si hay o no una operación, pero esa empatía y adhesión que ha generado Letizia han salido reforzadas, y me alegro en ese sentido. Hace 20 años esas cosas se intentaban utilizar como misiles contra ella y en esta ocasión no ha ocurrido así. Se ha ganado la empatía de la gente de una manera completamente accidental. Supongo que la institución es consciente de que es un activo de la corona.

Vetusta es España

Como en La Regenta, la Vetusta del libro de Bianchi hace referencia a Oviedo. Si en la novela de Clarín la élite de la ciudad ensimismada hostiga con sus murmuraciones a Anita Ozores, en este caso el cogollín murmura contra la advenediza sin pedrigrí y amedrenta a la tía de la novia, Henar, uno de los testimonios recogidos por el periodista. Pero esa Vetusta es en realidad la representación de todo un país. "Oviedo fue un laboratorio de toda España". El rechazo vino de todas partes. De "las personas de a pie, que consideraban que el príncipe no debía casarse con alguien como ellos y de la nobleza y los sectores privilegiados con acceso a los reyes. Se preguntaban por qué no habían elegido a una de las suyas. Hubo una resistencia de clase".

P.- En ese sentido, la elección de Letizia dice mucho de Felipe.

R.- Totalmente. Él Buscaba precisamente alejarse de eso. Las grandes mujeres de su vida antes de Letizia, Isabel Sartorius, Gigi Howard, Eva Sannum, eran ajenas a la realeza. Siempre intentó buscar mujeres que estuvieran en la realidad y fuera de ese ámbito endogámico. Se crió en una familia disfuncional. Sus padres seguían, siguen casados, pero todos sabían perfectamente la vida que llevaba Juan Carlos, que tenía otras relaciones. Cuando tiene lugar el compromiso con Letizia, él ya está con Corinna y la familia sabe que esa relación existe.

La lectura de Letizia en Vetusta da cuenta de la lucha por la supervivencia de la hoy reina frente a los enemigos internos y externos. La "princesa de contrastes", la mujer de carácter "difícil", es hoy un activo indiscutible de la Casa Real. Ella ha evolucionado, pero también lo ha hecho la sociedad. "Hace 20 años se veía a una mujer segura de sí misma o con objetivos y se la descalificaba como ambiciosa", reflexiona Bianchi. "Hoy sigue habiendo mucho machismo y muchos prejuicios, pero valoramos a la mujer de otra manera, y aspectos que se criticaban de Letizia son considerados valiosos. Cuando le dijo a Felipe aquello de 'déjame terminar' se comentó que esa seguridad podía llegar a ser un problema. Hoy esa confianza y querer hacer valer su punto de vista son puntos a su favor". Y la clave para haber sobrevivido en territorio hostil.