Si en octubre se cumplieron 18 años del nacimiento de la princesa Leonor, este miércoles 22 de mayo se celebra el veinte aniversario de la boda de Felipe y Letizia. Un evento que la familia real ya ha celebrado con las fotografías publicadas el pasado sábado, pero que tiene muchas más capas. Fue una jornada para el recuerdo llena de anécdotas. Algunas llenaron titulares en aquellos días, pero otras solo se han conocido con el paso del tiempo.

Aquella boda, que se organizó en pocos meses y paralizó el centro de Madrid, fue seguida por más de 25 millones de espectadores según los datos que aportó TVE. Y a día de hoy, sigue generando interés. Una cuenta anónima lo subió a YouTube por aquel entonces y hoy acumula otros cinco millones de reproducciones pese a ser casi 5 horas de programación en directo.

Los Reyes compartiendo un momento de confidencias en el día de su boda. | RTVE

Una España de luto se va de boda real

Uno de los detalles que marcaron la boda real fueron las circunstancias. Hacía poco más de un mes que España había sufrido el peor atentado de su historia, el 11 de marzo de 2004. Murieron 192 personas y el impacto fue tal que la sociedad seguía conmocionada.

Como siempre ocurre en estos casos algunos vieron la boda real como un motivo de alegría y celebración. Otros como una desconsideración hacia las víctimas. Como gesto a los fallecidos y ofrecer, una vez más, sus condolencias, la Casa Real depositó a primera hora de la mañana una corona de flores en "el bosque de los ausentes", un bosque improvisado en la glorieta de Atocha a modo de homenaje, que después se trasladó al Retiro con el nombre de Bosque del Recuerdo.

Novia mojada, novia afortunada

Los invitados fueron llegando a las 10 de la mañana, con los miembros de las familias reales de todo el mundo haciendo aparición justo antes de que llegaran los reyes. Por suerte, las entradas se produjeron sin paraguas, aunque entre el público se veía a algún que otro cauto a cubierto. Don Felipe salió del Palacio Real con el cortejo nupcial, formado por sus primos, tíos, hermanas y padres, sin molestarse por el comienzo de una ligera precipitación. Pero antes de que entraran en la Catedral ya se confirmaba: llovía, iba a más y no se podía evitar.

La lluvia robó a los españoles el recorrido de Letizia a pie. Un Rolls Royce se apresuró a buscarla en la puerta de Palacio porque la lluvia caía a mares para cuando el reloj estaba a punto de marcar las 11 de la mañana. Es por eso que el vestido de novia no se vio con claridad hasta que la actual reina hizo su entrada por la puerta del templo, con un flamante y nervioso Felipe al otro lado del pasillo.

A la salida, seguía cayendo la mundial. Pero como dice el refranero, novia mojada es novia afortunada. ¿Y qué hay más asturiano que la lluvia?

'Show must go on'

Todavía periodista, Letizia no dejó que nada enturbiara el día de su boda. Ni la lluvia ni la enfermedad que, supuestamente, le dio fiebre la noche antes de la boda. Según contaron, la ahora reina sufría de amigdalitis en el día de su enlace, por lo que no estaba en su mejor momento de salud.

La reina Letizia tenía amigdalitis el día de su boda pero apenas se notó en su rostro. | RTVE

Pero a pesar de que no debía de encontrarse muy bien, casi nadie notó que hubiera nada mal. Se vio a Letizia sonreír, tener momentos de complicidad con Felipe y con sus padres, así como con los testigos. No tosió ni hizo amago de estar incómoda. Todo lo contrario, se mostró firme y concentrada, con el rostro sereno, durante la mayor parte de la ceremonia de boda.

La patada de Froilán y el abandono de Juan Valentín

Como curiosidad, los pajes también tuvieron que hacer el recorrido en coche por la lluvia. Difícil es olvidar al pequeño Miguel Urdangarín, con menos de dos años, saludando desde un Seat Alhambra donde iba sobre el regazo de alguien de seguridad, sin cinturón ni asiento para niños. Por desgracia, el resto de niños iban tras ventanas tintadas, por lo que su paseo en coche fue menos vistoso.

El grupo de pajes y damitas de la boda real estaba formado por Froilán y Victoria Federica, Juan Valentín, Pablo y Miguel Urdangarín, Victoria López Quesada y Carla Vigo, todos ellos vestidos de Lorenzo Caprile en tonos blancos y dorados, a juego con las damas de honor. A su entrada en la catedral el hijo mayor de la infanta Elena ya tenía cara de que iba a liarla.

Juan Valentín Urdangarin se quedó atrás en la entrada a la boda y no quiso recorrer el pasillo con el resto de pajes, sino quedarse en la puerta a ver la entrada de Letizia. | RTVE

La pequeña Carla Vigo parecía demasiado pequeña para ir sola, con rostro de susto y los hombros encogidos. Victoria López Quesada desentonaba por todo lo contrario, por ser demasiado mayor en comparación con el resto. Pero el desorden se notó más porque un tímido Juan Valentín quiso quedarse atrás y no acompañar al resto de pajes, como estaba ensayado. De hecho, se quedó en la puerta viendo cómo entraba Letizia del brazo de su padre, Jesús Ortiz.

Pero luego volvió a su puesto y aparece, de hecho, en el momento que todo el mundo recuerda. Cuando Froilán asestó una patada a Victoria en medio de la ceremonia, el pequeño Pablo está al lado de la mayor de los pajes pero mira a su hermano mayor, Juan Valentín, que no quita ojo a su primo mayor. Este juego de niños fue una de las anécdotas favoritas del gran público, sobre todo viendo la evolución posterior del hijo mayor de la infanta Elena.

La famosa patada de Froilán a Victoria López Quesada en la boda de Felipe y Letizia. | RTVE

Ninguna familia es perfecta

Una boda es el lugar perfecto para revisar problemas familiares. En la de Felipe y Letizia no podía ser de otra manera, y por eso dicen las malas lenguas que hubo conflicto entre Víctor Manuel de Saboya y Amadeo de Aosta, los dos aspirantes a los derechos dinásticos de un país que ya no tiene monarquía: Italia. Según cuenta la historia, fue la cuñada de la reina Sofía y hermana de Margarita de Dinamarca quien se puso en medio y les separó. El rey Juan Carlos también intercedió, avisándoles de que una situación así no podía volver a ocurrir.

Y por supuesto, también hubo salseo de la familia de Mónaco en la boda real madrileña. Carolina acudió sola a la ceremonia religiosa a pesar de que la noche anterior, en la cena de ensayo, había estado acompañada por su entonces marido, Ernesto de Hannover. Se unió después al banquete con discreción. Según se contó entonces el motivo de su ausencia en la catedral fue que la noche anterior había salido y quemado las discotecas de Madrid.

Disgustos en los baños de una boda real

Como había que estar en la catedral con tanta antelación, al parecer a continuación hubo largas colas en los baños. Pero el último detalle simpático de la jornada lo ha contado este mismo mes Miguel Ángel Revilla, que siempre tiene cuerda para una nueva anécdota.

En el especial de Telecinco que se emitió este fin de semana cuenta que para él fue "muy duro aguantar sin ir al baño exactamente cuatro horas y media" puesto que tiene un problema de próstata. Como había tanta cola, cuando consiguió vislumbrar los baños y vio una puerta abierta se lanzó a abrirla, con tan mala suerte de que estaba "el rey de Noruega en el trono". Se refería a Harald de Noruega, que tiene seis años más que él... y quizás también la misma dolencia.

Detalles perdidos entre Felipe y Letizia

Cabe preguntarse cómo se recordaría esta boda ahora si la familia real hubiera estado sometida al escrutinio de la actualidad. Es decir, si hay una imagen del príncipe Harry de Inglaterra diciéndole a Meghan en el altar "estás increíble" y "soy muy afortunado", es porque en 2018 todo había cambiado respecto a 2004.

Desde entonces no solo ha mejorado la calidad de la imagen, sino el interés que se pone a detalles así, tan naturales entre dos novios. Sin embargo, en la emisión oficial de la boda en TVE el regidor prefirió poner un plano largo del encuentro entre los novios. A pesar de que se dieron un tierno beso del que solo se tiene la fotografía. Hay muchas conversaciones que se dejaron pasar y cuyo contenido nunca se ha conocido.

El vestido de Letizia era un delicado diseño de Pertegaz hecho con materiales españoles, un truco que la reina Letizia sigue utilizando a día de hoy | CASA REAL DE S.M. EL REY

"Te quiero. Te quiero, guapa"

Aunque sí ha habido alguna frase que ha trascendido. Sí se ha publicado que una de las conversaciones que tuvieron en ese momento de llegada al altar comenzaba con Letizia preguntándole a su futuro esposo: "¿Eres feliz?".

Ante esa pregunta, la supuesta respuesta se averiguó gracias al experto en leer labios Francisco Mendoza Vela. "Te quiero. Te quiero, guapa", le habría contestado el entonces príncipe de Asturias a su pareja. En teoría, Felipe también habría alabado el vestido de Letizia diciendo "Qué bien te queda". Por desgracia, de eso no hay GIF en alta calidad.