Es toda una institución en televisión con treinta años de trabajo a sus espaldas. Pero Nuria Roca sigue respondiendo con frescura y naturalidad a las preguntas de la prensa, incluso en un acto publicitario en el que otros no dedicarían tanto tiempo a entrevistas. La presentadora se sienta con El Independiente en la presentación de la nueva campaña de comodones y comodoñas de Aquaservice, al que presta su imagen, y lo hace vestida de azul a juego con la marca.
Nuria sabe del efecto que tienen sus looks al igual que sus palabras. Y, sin embargo, no pierde el encanto o la espontaneidad de una conversación casual, sin hacer que parezca trabajo. Cuando empezó su carrera era poco más que adolescente, pero se ha crecido ante los micrófonos, ya fuera de televisión o de radio, e incluso en el escenario. Pero aunque ha hecho de todo en el mundo del espectáculo, admite que le gustaría hacer algo más de ficción.
Así que, a los 52 años, no ha perdido las ganas de seguir probando cosas nuevas. Tampoco de seguir trabajando en pareja, ya que Juan del Val está presente en todos sus proyectos. Y desde luego, enfrenta las nuevas etapas que están por venir sin miedo.
El Independiente: Se habla mucho de lo que se puede decir y no en televisión, pero han pasado más de 20 años desde que terminara de emitirse Waku Waku y parece que programas así, blancos y divertidos, son los que sí se han perdido. Ya no existen.
Nuria Roca: Yo creo que lo que hay es una falta de programas enfocados al público más pequeño, más infantil. Porque creo que se han colocado en las plataformas, es decir, quien quiere ver un contenido para niños les pone ese canal. Pero yo soy de la opinión de que una televisión abierta y generalista debe tener esa parcela cubierta. Creo que los tenemos absolutamente olvidados. Programas como ese o cualquier otro sería interesante que resucitaran.
¿Qué ven tus hijos?
No ven la tele. Como es esta generación nueva que lo ven todo a través de una pantalla muy pequeña. Son muy torpes porque yo les digo siempre que teniendo los pedazo de pantallas que tenemos en casa qué hacen con el móvil. Pero es una cuestión cultural. Yo lo que noto es que la televisión generalista funciona muy bien cuando hay un directo. Es decir, el directo sí se antepone a una pantallita en donde puedas buscar el contenido que tú quieres ver que es grabado.
Lo que no es en directo lo puedes ver en cualquier momento y nos hemos hecho comodones y usamos la televisión a la carta. Creo que la televisión tiende al directo que es, además, lo que a mí más me gusta. Así que estoy encantada.
Ahora estás viviendo un boom, precisamente, tras unos años en los que estabas algo más desaparecida del foco.
Es verdad, pero todo va por etapas. En la etapa en la que yo estaba en la radio todos los días no hacía tele. En el último año lo compaginaba. Pero hay etapas en las que trabajas más o menos. Ahora llevo unos años en los que como estoy mucho en televisión me quita de estar en otros sitios. Pero estoy muy cotnenta, sobre todo porque estoy haciendo realmente programas que me gustan. Estar en El Hormiguero es un lujo y poder hacer La Roca, que es el programa soñado para mí" es maravilloso.
La etapa en la que estabas más en la radio coincidió con cuando tus hijos eran más pequeños, ¿no?
Sí.
Lo que a lo mejor te permitía disfrutar más de su infancia o del tiempo en casa, ¿no?
No te creas, eh. Porque, por ejemplo, yo me he perdidos las mañanas de los niños. Porque claro, nosotros salíamos de casa, los dos, a las cinco y media de la mañana. Pero intentábamos compensar por las tardes, que estábamos con ellos. Esto es lo que se llama conciliación familiar, y es lo que tenemos los que nos dedicamos a la tele o los que llevan el agua a casa de Aquaservice [bromea].
Yo luego en las épocas en las que trabajaba mucho, con toda la época de cuatro, de Factor X, de Perdidos en la tribu… y todo eso, pues Juan estaba en casa y me ayudaba desde casa. No con los niños, sino con el trabajo. Entonces nos hemos ido compaginando y adaptándonos.
Todo el mundo dice que no se debe trabajar en pareja pero a vosotros os da igual.
Llevo trabajando con Juan desde que le conozco. Es verdad que delante de las cámaras más en los últimos años, pero toda la vida juntos, él detrás y yo delante, y nos gusta trabajar juntos. Estamos bien como pareja y nos gusta estar juntos, además hacemos un buen equipo profesional juntos. También es que, claro, la gente se queda solamente en el trozo en el que sales en pantalla. En El Hormiguero la tertulia dura 15 o 20 minutos pero el resto del tiempo no trabajamos juntos. Y La Roca yo no la preparo con él, que es colaborador como Ángel Antonio o Gonzalo Miró o Pilar Vidal, ¿sabes? Tampoco estoy ahí todo el rato con Juan.
Y luego en casa, ¿habláis de trabajo o tenéis normas de que no?
Lo comentamos todo. Somos muy intensos, muy intensos. Además nos gusta. Es muy difícil desprenderte de tu día a día y, claro, está formado por el trabajo y por la actividad diaria en casa, por la infraestructura familiar, no te puedes desprender. Pero tampoco me importa.
Algo llamativo es que a vosotros la exposición mediática no os ha perjudicado sino que os ha beneficiado.
Intento no pensar en ello, creo que tienes que ser como eres, independientemente de lo que puedan pensar los demás. ¿Que te gustaría caer bien a todo el mundo? Pues es que tampoco es cierto, porque entonces sería un rollo. Pero a la mayoría de la gente sí. Y, sobre todo, se trata de empatizar. Supone tener cosas en común con la gente a la que le estás transmitiendo cosas. Después de tantos años trabajando, ahora cumplo 30, es muy de agradecer que la gente te siga y que le gustes.
Y además, de repente, ¡te has convertido en un icono de estilo! Si buscas tu nombre en Google salen, sobre todo, artículos sobre la ropa que te pones.
Esto es como todo, si inicias una estrategia enfocada a que suceda esto al final no sucede. Tiene que ser de forma casual, natural y orgánica. A mí me salía, me iban preguntando de qué era una cosa y de qué era la otra y yo lo ponía. Y de repente acostumbras a la gente a darle cosas nuevas y te creas una obligación [ríe].
Yo también tengo ahora una presión de decir a ver qué me pongo o me dejo de poner. Pero es divertido. Yo las redes sociales las vivo, en ese sentido, desde un punto de vista enriquecedor, divertido. Si no serían un aburrimiento. Hay veces que sí, otras que dices qué pesadez de red social.
Ahora cuéntame la verdad, ¿dónde se gana más dinero, en la tele o en Instagram? Dicen que la tele ya no es lo que era...
Cada uno dependiendo del contrato que tenga [ríe].
Porque en la publicidad se gana bien.
Yo he hecho publicidad toda la vida, afortunadamente. Me lo he tomado siempre como un premio a mi trabajo. Toda la publicidad que hago tiene que ver con mi trabajo profesional de la tele, con mi imagen. Quiero decirte: no soy modelo, no soy influencer, pero sí que es cierto que luego tienes unas plataformas, en este caso es Instagram, donde también haces influencia y tiene repercusión. Entonces, estoy muy agradecida, trabajo mucho en un lado y en otro, así que no me va mal.
Tus hijos tienen un foco, a pesar de que tú sueles ser muy cauta en las redes sociales, ¿te da miedo cómo pueden cambiar las cosas cuando cumplan 18, sobre todo la pequeña?
No. Tienen unos padres que son conocidos y viven con ello. Es verdad que cualquier cosa que hagan la gente les va a mirar más, pero están acostumbrados. No creo que tengan ningún tipo de presión y ellos están muy alejados, hacen su vida. Si yo les saco algo y un medio les pone en el foco pues oye, tómatelo con naturalidad, ni eres mejor ni peor ni esto va a durar más de una semana. Estas cosas las tienen que tomar con perspectiva.
Esa visión que tienes tú, ese consejo de tomar perspectiva, ¿es algo que le hubieras dicho a Tamara Falcó, por ejemplo, cuando hace dos años estaba pasando su peor momento?
Tamara es una persona que tiene un entorno fantástico, y me incluyo como entorno profesional y de amistad desde hace un montón de tiempo. Está rodeada, yo creo, de muy buena gente. Y cuando Tamara quiere un consejo yo se lo doy, pero no soy muy dada a dar consejos. Creo que cada uno es un mundo, pero siempre he dicho que estoy muy a gusto con Tamara, es fantástica.
En tu pódcast, Cita Doble, mostráis otra faceta vuestra, quizás más personal. ¿Es diferente el trabajo ahí?
En absoluto. Lo único que cambia el soporte y cómo está envuelto. Una cosa es una conversación más íntima y otra es un gran espectáculo. Si tienes una hora para charlar siempre es mucho más relajado que ocho minutos de televisión.
Además, a sabiendas de todo lo que digáis en El Hormiguero se va a replicar en los medios.
Sí, y tú ya sabes cuando dices algo si eso va a ser el titular del día siguiente.
¿Pero es intencional?
No es intencionado -porque tú eres tú- pero sí que lo sabes. Me lo puedo callar, pero a lo mejor ya no sería tan natural, ¿sabes? En ese sentido los titulares me dan exactamente igual, ya hemos aprendido todos. Recuerdo que cuando empecé a hacer la sección en El Hormiguero de los titulares era el inicio de todo el clickbait. Ahora todo eso está pasando, se ha convertido en la normalidad y lo hemos asumido todos. Sabemos que un titular no es cierto. Y ya depende de si tienes tiempo o no que entres en la noticia a ver de qué narices se habla. Hemos perdido mucho criterio y objetividad.
Es el mismo proceso que ha sufrido también la televisión, ¿no? Todo se hace por el impacto y la repercusión, ha cambiado la forma de comunicar.
A veces es muy peligroso porque hay cosas que no son impactantes pero son interesantes. A veces lo impactante es cero interesante porque es, además, mentira.
Otro tema de impacto es la futura entrada de Broncano como supuesta competencia de El Hormiguero, ¿qué sensaciones te produce?
Ay, es que yo creo que estas noticias de que vaya Broncano a La1, Latre en Telecinco [este mes se anunció que en la próxima temporada tendrá un nuevo programa en el access prime time] que Pablo esté en El Hormiguero un año más es un notición. A mí me encanta la televisión. Soy una consumidora de televisión. Muy friki. Entonces, cuanta más oferta tengas, mejor.
Hay público para todo el mundo. Sería ridículo querer hacer todo el mundo lo mismo. Cada uno tiene que dirigirse a su público. A los medios les interesa vender esto como una batalla y una guerra a ver quién se queda, pero pueden estar todos. Además, que haya competencia siempre te pone las pilas. Como televidente, entonces, digo '¡qué bien! Vaya temporada se nos viene encima'.
Ya lo intentó Jorge Javier con su Cuentos chinos y una estrategia superbestia contra El Hormiguero, ¿crees que eso le favoreció o fue en su contra?
No sé si decirte si fue en su contra esa estrategia, simplemente el programa no gustó. No buscaría más cosas. Está muy bien que se hiciera ese programa, por supuesto, pero no funcionó. Si algo no funciona hay que quitarlo y no pasa nada.
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