España acaba de vivir en sus propias carnes el fenómeno de Taylor Swift, pero no todos los artistas son iguales. Por eso, la cancelación de la nueva gira de Jennifer Lopez ha dejado a la cantante con la palabra en la boca. Según publican los medios especializados estadounidenses, el motivo de que se haya dado el hachazo al tour This is me... now ha sido la escasa venta de entradas.

La gira de Jennifer Lopez iba a comenzar este mismo 26 de junio en Orlando y planeaba extenderse todo el verano hasta mediados de agosto, cuando pondría fin a su recorrido en Nueva York. No era un tour tan ambicioso como podría haberse sugerido para una artista de la talla de la del Bronx, y ni siquiera planeaba salir de Norteamérica aún. Sin embargo, la venta de entradas ha sido un fracaso y no han tenido más remedio que cancelarlo.

Jennifer Lopez actúa durante el Global Citizen Festival 2021, celebrado en Central Park, en New York City.
Jennifer Lopez actúa durante el Global Citizen Festival 2021, celebrado en Central Park, en New York City. | Europa Press

Según publica The Mirror, la sombra de la cancelación había perseguido a la del Bronx desde principios de mayo. Finalmente, la decisión se hizo pública este 31 de mayo, con un mensaje de Jennifer Lopez que decía que no hubiera tomado esta decisión si no fuera "absolutamente necesario". Públicamente se ofreció la explicación de que la cantante necesitaba tiempo para estar con sus hijos, su familia y sus amigos cercanos.

Ella aseguraba tener "el corazón roto" por decepcionar a sus fans. Pero en medio de las especulaciones por una supuesta crisis en su matrimonio, y con su vida personal en el punto de mira, la cantante no parece estar pasando por su mejor momento. Y se aprecia en su rostro en cada una de sus apariciones.

Jennifer Lopez canta durante uno de sus conciertos en 2021.
Jennifer Lopez canta durante uno de sus conciertos en 2021. | Europa Press

Sin duda, tras haber invertido tanto en un disco y una gira que pretendían ser un éxito. En ambos trabajó con su nuevo marido, Ben Affleck, con quien parecía estar viviendo una historia de amor idílica. De hecho, parte del concepto del álbum visual y el documental que estrenó para acompañar a la música, tenían como objeto su romance.

Sin embargo, hace algunas semanas la gira vivió un rebranding y se empezó a proclamar como una revisión de toda la carrera de JLo. El cambio tuvo éxito, pero solo en las grandes ciudades como Los Ángeles o Nueva York, dando lugar a la temida cancelación.

El factor de género

Pero lo sorprendente de este desarrollo de los acontecimientos ha sido el recibimiento de la noticia. Hace solo unos días que se anunció que otra gran gira estadounidense se cancelaba: la de los Black Keys. El grupo de Ohio había mantenido el silencio mientras sus conciertos se borraban de la agenda, supuestamente por falta de ventas. "La banda quiere asegurarle a todo el mundo que Dan y Patrick están vivos y bien", publicaban en su Instagram unos días más tarde.

"Hemos decidido hacer algunos cambios a la parte norteamericana de nuestra gira internacional. Lo que nos permitirá ofrecer una experiencia similar en cuanto a emoción e intimidad para los fans tanto como el grupo", añadía. Un mensaje mucho más claro que el de Jennifer Lopez, pero que también daba lugar a la especulación. Lo que no se han encontrado los miembros de The Black Keys ha sido comentarios celebrando que hayan tenido que cambiar de planes.

Tal y como publica Variety, cuando se habla de The Black Keys el público ha señalado que el negocio de las giras parece estar viviendo una crisis pero cuando es Jennifer Lopez la que cancela es su fracaso personal. "Las razones para ambas cancelaciones son las mismas: un artista que ha pasado su mejor momento comercial hace una proyección demasiado optimista sobre la reacción que tendrá de su nuevo proyecto, se equivoca y paga el precio", se puede leer en el conocido medio estadounidense.

También con artistas hispanohablantes

Le ha ocurrido a un artista que parece estar viviendo su mejor momento comercial: Bad Bunny. El artista puertorriqueño ha hecho una gira estadounidense en los últimos meses en donde no parece haber tenido tanto éxito como se esperaba. A pesar de que el cantante es uno de los mayores de la industria de la música en español, Norteamérica no parece estar viviendo el fenómeno de la misma manera.

La gira Most Wanted comenzó el pasado 21 de febrero en Salt Lake City y terminó este 26 de mayo en Miami. Pero no fue un camino de rosas, el pasado mes de marzo Bad Bunny se vio obligado a cancelar su concierto en Minneapolis solo dos días antes y por los mismos motivos.

Aunque en su caso, según reclamaron los fans en las redes sociales, no fue por falta de público. Se alegró que había sido debido a "circunstancias inesperadas", pero las quejas del público eran otras. Sus seguidores querían comprar entradas y no podían permitírselas porque los precios partían desde los 500 euros. La burbuja del entretenimiento explotó desde dentro.

Cuando ni siquiera el FOMO vende entradas

Después de la pandemia se ha observado en la sociedad una aparente ansiedad por llegar a todo. Ir a todos los eventos culturales posibles y no perderse nada, consecuencia directa del aislamiento de 2020. Sin embargo, empieza a notarse la bajada de interés en este tipo de citas multitudinarias.

Hace solo un mes en Madrid se canceló el nuevo festival Air Music Fest debido a "motivos logísticos y técnicos" con menos de una semana de antelación. Las especulaciones señalaban directamente al mismo motivo: falta de asistencia. Se iba a celebrar en el Acuartelamiento Aéreo de Getafe y con artistas de la talla de Vetusta Morla o Lory Meyers: dos semanas después todavía había gente reclamando en los comentarios.

Pasó con nombres más grandes, como el Primavera Sound. Tras haber probado la aventura de trasladar su festival a Madrid en 2023, anunciaron que no repetirían al año siguiente. Su excusa fue que "la ciudad no cuenta con un recinto capaz de albergar con garantías". También el Reggaeton Beach Festival se canceló a solo unos días de su celebración en Madrid. El FOMO (Fear Of Missing Out, es decir, miedo de quedarse fuera o perderse algo) ya no vende como lo hacía en las primeras instancias tras la pandemia.