Este domingo 11 de agosto se cumplen diez años de la inesperada muerte de Robin Williams. El conocido actor, nacido en Chicado, había cumplido 63 años pocos días antes pero hacía tiempo que se mostraba alicaído, deprimido. Su mujer y sus amigos había presenciado cómo su salud se iba deteriorando de manera gradual, pero nadie supo cómo ayudarle.

La autopsia decretó que Robin Williams había muerto por asfixia tras haberse colgado. No dejó nota de suicidio y, sabiendo que había pasado por una mala etapa su muerte se relacionó con la depresión en un momento en el que, como sociedad, aún aprendíamos qué es la salud mental. Sin embargo, detrás de los últimos meses de vida del actor de Mrs. Doubtfire aún hay mucho que aprender.

El actor Robin Williams, en una foto de archivo.
El actor Robin Williams, en una foto de archivo. | Europa Press

La enfermedad que sufría Robin Williams

Robin Williams había sido diagnosticado, poco antes de su muerte, con la enfermedad de Parkinsons. Sin embargo, tal y como se conoció gracias a su autopsia, sufría demencia con cuerpos de Lewy. Un tipo de Alzhéimer que produce alucinaciones, depresión o síntomas físicos como rigidez muscular, temblores o lentitud en los movimientos.

Susan Schneider, la mujer de Robin Williams, aclaró en 2021 lo que le había pasado al actor de Good Will Hunting. "Los médicos me dijeron después de la autopsia: '¿te sorprende que tu marido tuviera cuerpos de Lewy por todo el cerebro?' Ni siquiera sabía lo que era eso pero les dije: 'No, no me sorprende'. El hecho de que algo hubiera infiltrado cada parte del cerebro de mi marido tenía todo el sentido del mundo", admitió.

"Armada con el nombre de la enfermedad cerebral de la que nunca había oído hablar, me puse en marcha para entenderlo", explicó Susan Schneider en el documental que grabó para entender los últimos días de vida de su marido. "Gracias a la ayuda de los expertos, vi lo que Robin y yo habíamos vivido, por fin tuvo sentido, nuestra experiencia era la misma que la de la ciencia", admitió.

La gente de su alrededor se dio cuenta de que pasaba algo

La situación de Robin Williams en los últimos meses de su vida empeoró tanto que hasta algunos compañeros de trabajo se dieron cuenta. "Cuando llevaba un mes rodando Noche en el museo 3 nos quedó claro a todos que algo estaba ocurriendo", cuenta el director Shawn Levy en el documental. No conseguía acordarse de sus frases o tenía problemas recordando qué conversaciones correspondían a qué escenas.

También su vecino se dio cuenta de que algo le pasaba, le notaba más delgado y preocupado. Le vio paseando a su perro en la noche en la que murió, Robin Williams le pidió un abrazo y estuvieron un rato hablando sobre su vida. Sin embargo, no cambió la decisión del actor, que esa misma noche cerró con pestillo la puerta de su habitación y acabó con su vida.

Una imagen de 'Noche en el museo 3', la penúltima película en la que participó Robin Williams.
Una imagen de 'Noche en el museo 3', la penúltima película en la que participó Robin Williams.

Para Glenn Close, la muerte de Robin Williams se habría podido evitar si el también actor Christopher Reeve hubiera seguido vivo. En el mismo documental recuerda la buena relación que existía entre ellos, y lo bien que se lo pasaban en los fines de semana que pasaban juntos. Por su parte, Sally Fields le ha calificado como "sensible e intuitivo" en una entrevista con Vanity Fair. Todo el mundo parecía querer al intérprete, que había combatido toda su vida con las adicciones y la ansiedad.

La importancia del diagnóstico

En este caso no fue suficiente que aquellos que rodeaban a Robin Williams hubieran notado un cambio en su comportamiento. El actor sufría sin saber identificar los síntomas y la última etapa de su vida fue en un estado constante de ansiedad y paranoia. No dormía.

En un primer momento, el diagnóstico de demencia con cuerpos de Lewy es difícil. Sus síntomas se pueden confundir con los de otras enfermedades, como le pasó a Robin Williams, por eso, desde las organizaciones de salud señalan la importancia de los análisis de sangre o de imagen del cerebro. Además, la punción lumbar es imprescindible para identificar las proteínas del cerebro, que en el caso de esta dolencia es la alfa-sinucleína.

Por suerte, no es una enfermedad hereditaria, pero quienes la sufren suelen recibir el diagnóstico tarde a pesar de que síntomas como las alucinaciones aparecen casi desde el principio. Por eso es importante seguir potenciando las conversaciones sobre salud mental, para eliminar el estigma. Sobre todo porque para ayudar al diagnóstico de los profesionales, es importante saber identificar los síntomas para aclararlos.