Siempre polémico, Quentin Tarantino (61 años) ha ofrecido unas declaraciones contra una de las películas más populares del año que han dado lugar al debate. No ha visto la segunda entrega de Dune, de Denis Villeneuve, ni tiene intención de ponerse a ello. Según ha explicado en The Bret Easton Ellis Podcast, está harto de que la industria continúe haciendo una y otra vez las mismas producciones. "Vi la versión de David Lynch varias veces. No necesito volver a ver la misma historia", comenta el director de Pulp Fiction.
Lo dijo con cierta maldad, porque también se mete con la interpretación de sus protagonistas. "No necesito ver a gusanos de la especia [de arena]. No necesito ver una película que dice la palabra 'especia' con tanto dramatismo", comenta con ironía. A pesar de que dice que no tiene nada en contra del director o de Zendaya y Timothée Chalamet, porque asegura que su problema es más a gran escala.
Un año de 'remakes' constantes
"Es un remake tras otro", continúa, mencionando no solo Dune, también Ripley [Se refiere a la miniserie de Netflix protagonizada por Andrew Scott] o Shōgun [la serie de Disney+ creada por Rachel Kondo y Justin Marks]. "Hay seis o siete libros de Ripley, si haces otra película, ¿por qué haces el mismo que ya han hecho dos veces? He visto esa historia en otras dos ocasiones y no me gustó tanto ninguna de ellas, así que no me interesa una tercera. Si hicieran otra historia estaría suficientemente interesado como para darle una oportunidad", reclama. "Vi Shōgun en los años 80. Vi las 13 horas y me basta. No necesito ver esa historia otra vez, no me importa cómo lo hacen", añade.
No es el primero que critica la falta de originalidad de la industria. Sobre todo porque en los últimos años las secuelas o remakes ocupan la mayor parte de los estrenos. El de Chicas malas, El color púrpura, Dune, Los Cazafantasmas, la tercera parte de Garfield, del Planeta de los simios, la nueva versión de Twisters, de Alien, de Bitelchús, de Transformers o de Venom... Pronto llegarán también la segunda parte de Gladiator o la versión cinematográfica de Wicked, el musical basado en la película del Mago de Oz. Y no se sabe qué va primero, si el interés del público por esa nostalgia millennial. Algo que algunos consideran el efecto de la inseguridad constante con la que ha crecido la generación.
La otra opción pondría la responsabilidad en los grandes estudios. Los ejecutivos solo estarían dispuestos a hacer "apuestas seguras". Es decir, historias que todo el mundo conoce, con actores que se han hecho populares en las redes sociales o que ya tienen fama, para poder contar con un público de base.
Una plaga que afecta a otros sectores culturales
También en televisión, donde series como la de Los anillos de poder o La casa del dragón demuestran que los gigantes audiovisuales solo quieren apostar por productos consolidados. Y, por supuesto, esta tendencia y este miedo al fracaso afecta a tantos otros sectores de la vida cultural. Un ejemplo está en que hasta McDonald's se ha apoyado en la nostalgia al sacar los populares muñecos de Friends en sus "adult Happy Meal". La música parece estar constantemente recuperando hits del pasado: este año no solo se ha puesto de moda de nuevo Unwritten de Natasha Bedingfield, Como Camarón de Estopa o Rosas de La Oreja de Van Gogh; también hay temas nuevos que usan bases de temas antiguos.
E incluso hasta se ve en los looks de Kim Kardashian. Lejos de impactar como lo hacía en la era del Break The Internet, la fundadora de SKIMS se tiene que remitir a los estilismos de otros iconos para conseguir la relevancia mediática que busca.
Este mismo fin de semana, la conocida empresaria se ha puesto una cruz que lució Diana de Gales con un arriesgado estilismo blanco. Se trata de una simbólica pieza que la princesa británica se puso en 1987 en una gala benéfica con un vestido de terciopelo de color morado. Kim Kardashian había comprado el pasado año esta pieza por casi 200.000 dólares en una subasta de Sotheby's, así que no puede recibir las críticas que ya tuvo cuando se puso el traje en el que Marilyn Monroe cantó "Cumpleaños feliz". Consciente del efecto que tiene el recuperar piezas que han permanecido en la memoria, la protagonista de The Kardashians parece haber apostado por esta opción con frecuencia en los últimos años.
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