Kim Kardashian se ha dejado ver estos días con su último idilio romántico: Optimus Bot, un prototipo de robot humanoide perteneciente a Tesla, la empresa del multimillonario Elon Musk. Este complejo androide cibernético ha sido su chófer, pero también su caramelito, en una sesión de fotos realizada por el fotógrafo Steven Klein para Perfect Magazine, y que la ex de Kanye West no ha dudado en compartir en su cuenta de Instagram, donde acumula más de 357 millones de seguidores.

Kim y Optimus Bot haciéndose un selfi, Kim y Optimus Bot acurrucaditos en una toalla frente al mar, Kim y Optimus Bot tomando el sol en la piscina... Parece que están hechos el uno para el otro. Pero en las imágenes se entrevé un tercer protagonista: el Cybertruck, la última y futurista incorporación al parque móvil de la compañía automovilística de Elon Musk.

Boicot a Tesla

Después de levantar el brazo en un gesto que muchos tildan de "saludo fascista" en la toma de posesión de Donald Tump, e incorporarse de manera entusiasta a su controvertida Administración Elon Musk, se enfrenta a una opinión pública dividida. Para muchos, Musk es un visionario pero, para muchos otros, es una especie de bufón al que quizá se le ha dado demasiada libertad, y el reírle las gracias no es sino una prueba de ello. Y, ahora, tras un comienzo de año movidito, todo lo que rodea al hombre más rico del mundo está envuelto en polémica.

Su "saludo fascista" y posterior mofa al respecto han hecho que los productos de Musk estén siendo boicoteados. Ahora las personas se avergüenzan de conducir un Tesla, tapando el logo del vehículo y reemplazándolo con el de otras marcas de la competencia, como pueden ser Toyota o Audi; o decorando la lona del coche con una pegatina que deja leer "compré esto antes de que Elon se volviera loco".

Pero muchos otros, aquellos que veneran a Musk como un ejemplo de superación salido de la nada (obvian que la familia del magnate ya era rica), abanderan con orgullo ser partidarios del empresario cuando a este se le intenta echar abajo. Al contrario que los de sus enemigos, en sus coches el adhesivo reza: "compré esto después de saber que Elon es genial".

Y, así, frente a esta polarización in extremis, el vandalismo se ha hecho presente. En Oregón (Estados Unidos), un concesionario de vehículos Tesla ha sido atacado a tiros dos veces en una misma semana tras haber sido detenido un hombre que había colocado un cóctel molotov en uno de sus coches. En Nueva York, un concesionario de la marca fue boicoteado al grito de "¡Nadie ha votado por Elon Musk!" o "¡Enviad a Musk a Marte ya!" (Elon es también dueño de SpaceX). Y a lo largo de todo el país, modelos Tesla aparcados a pie de calle amanecen con los cristales pintados y con grafitis de la esvástica pintados en el capó.

El cuerpo de policía de Brooklyn compartió en su cuenta de X (red social de la que también es dueña Musk) el vídeo de un hombre que fue visto pintarrajeando vehículos Tesla. Al ser interrogado, el sospechoso afirmó que tiene derecho a desfigurar la propiedad de otros porque es su "libertad de expresión". La publicación llegó a Musk, quien no dudó en comentar que "dañar la propiedad de otros (es decir, vandalismo), no es libertad de expresión".

¿Es fascista Kim Kardashian?

Y, en medio de todo ese boicot a Tesla, la más popular del clan Kardashian publica una sesión rodeada de productos de la marca. En su cabeza seguro que abogaba por mostrar un exceso de riqueza, pero el mensaje ha sido otro: el de una modelo que defiende a un magnate que ha hecho el saludo fascista y que forma parte de una Administración supremacista y peligrosa como la de Trump.

Por ello, Kim Kardashian ha tenido que enfrentarse a los comentarios de una prole digital que afirma que la empresaria "ha elegido un bando". Otros defienden que la sesión fotográfica es "¡icónica! (si ese camión estuviera en llamas)", y que Kim "hará lo que sea con tal de cobrar". Las más críticas etiquetan a la celebrity de "fascista" y piden el boicot a Skims, su marca de ropa interior.

"Imagina tener recursos ilimitados, una plataforma global y el poder de influir en millones, y utilizarlo para glorificar a un multimillonario que está empeorando la vida de tantos. No es sólo una insensibilidad, es una decisión deliberada de alinearse con la avaricia, la explotación y el exceso performativo. Con todo lo que está sucediendo en el mundo, ¿esto es lo que te parece digno de celebración? ¡Qué vergüenza!", expone un usuario en un comentario que cuenta ya con más de 5.030 likes.

La celebrity no se ha posicionado al respecto y, por el momento, deja que la guerra suceda en los comentarios de sus publicaciones. Por su parte, desde que Trump asumió el cargo y nombró a Musk administrador del Departamento de Eficiencia Gubernamental, las acciones de Tesla se han desplomado cerca de un 15%. La campaña por un lavado de imagen comienza ahora, y Kim Kardashian quizá no sea más que un mero peón con el que dar cera a un robot que, por otra parte, parece que ya empieza a oxidarse.