"Hemos de afrontar nuevos desafíos sin quedarnos paralizados". Es el último mensaje del presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella (Palermo, 1941), quien es el garante de la democracia y un ejemplo de templanza y sensatez. Su papel será crucial esta semana, ya que la Constitución de 1947 otorga al jefe del Estado dos prerrogativas fundamentales: encargar formar gobierno y decidir cuándo se convocan las elecciones. Mattarella sabe cómo hacerlo: su vida cambió por completo cuando su hermano Piersanti fue acribillado por la mafia el día de Reyes de 1980. No se quedó paralizado. Al contrario.
Este martes comparece el primer ministro, Giuseppe Conte, ante el Senado, y el miércoles en el Parlamento, tras la presión en demanda de nuevas elecciones del líder de la Liga y ministro del Interior, Matteo Salvini, que parece dispuesto a dar marcha atrás en su moción de censura a Conte para evitar que el Partido Democrático, que en en el Parlamento abandera Matteo Renzi, entre en el Gobierno. Pero en la Italia en la que Salvini actúa de maestro de ceremonias nada es cierto hasta que ya ha sucedido.
Quien actúa como salvavidas de la razón de Estado es Sergio Mattarella, discreto, cauto y sensato, en las antípodas del histriónico Matteo Salvini. Su papel en la crisis política italiana es claro y está fijado en la Constitución. En lo referido a la crisis del Open Arms el papel corresponde al Gobierno, y por ello lo está utilizando electoralmente Salvini, pero en julio de 2018 Mattarella intervino para facilitar el desembarco de 67 personas que salvó la Guardia Costera italiana en Trapani.
El día que cambió su vida
"Tiene la política en su ADN: es hijo de uno de los fundadores de la Democracia Cristiana, Bernardo Mattarella, que fue varias veces ministro, y hermano menor de Piersanti, asesinado por la mafia en Palermo el 6 de enero de 1980, cuando era presidente de la Región de Sicilia. Sin embargo, su carácter reservado parecía haberle llevado por el terreno académico y no por el servicio público.
Sin embargo, todo cambió el 6 de enero de 1980. Piersanti Mattarella, seis años mayor que Sergio, fue acribillado en su Fiat junto a su residencia palermitana cuando se dirigía a misa con su esposa e hijos. Fue su hermano Sergio quien llegó rápidamente a la escena del crimen, le sacó del automóvil, quien le sujetó la cabeza y quien le abrazó sabiendo que no tenía salvación.
Piersanti Mattarella pagó con su vida su intento de acabar con los conciliábulos existentes entre los políticos locales, muchos democristianos, y la organización criminal. Valiente y honesto, apenas llevaba dos años al frente del gobierno regional.
En la memoria de muchos italianos están las imágenes de Sergio Mattarella, entonces profesor de Derecho, con el traje manchado de sangre, hablando con los investigadores y la policía. Poco después decidió entrar en política ligado a la Democracia Cristiana. Fue elegido diputado por primera vez en 1983.
"Si me pidieran que contara quién es el presidente de la República partiría de ese día en el que la tragedia golpeó a su familia. Ese día explica toda una vida. Era una época en la que Palermo estaba dominada por la mafia", señalaba Filippo Ceccareli, editorialista de La Repubblica, cuando fue elegido Mattarella en Donna Moderna.
Choques con Berlusconi
Sergio Mattarella es el décimo segundo presidente de la República desde el 31 de enero de 2015, después de tres votaciones fallidas. Silvio Berlusconi, líder de la entonces poderosa Fuerza Italia, se oponía a su designación. El desafecto del Cavaliere venía de largo: cuando Mattarella fue ministro de Educación en 1989, en el gobierno de Giulio Andreotti, renunció al cargo para protestar contra la llamada Ley Mammì, que concedía tres canales de televisión al magnate mediático.
Es uno de los pocos políticos con el coraje de renunciar a ser ministro por principios", dijo Matteo Renzi, del Partido Democrático, sobre el actual presidente
"Es uno de los pocos políticos con el coraje de renunciar a ser ministro por principios", dijo del político democristiano Matteo Renzi, del Partido Democrático, quien le propuso para la jefatura del Estado. Mattarella también criticó que Fuerza Italia entrara en el Partido Popular europeo.
Sucedió en el puesto a Giorgio Napolitano, que estuvo en el cargo dos mandatos. Mattarella termina mandato en 2022. Antes fue varias veces ministro y juez del Tribunal Constitucional (2011-2015). Estudió Leyes en Roma y nada más licenciarse obtuvo una plaza como profesor de en la Universidad de Palermo.
Después de que desapareciera la Democracia Cristiana, en los 90, Mattarella participó en la fundación del Partido Popular, y en la coalición de la Margarita. Formó parte de la corriente progresista de la DC de Aldo Moro. Más tarde estuvo en la creación del Partido Democrático, donde confluyeron ex comunistas y democristianos progresistas. Salvini calificó como catocomunistas a esta combinación de catolicismo y comunismo.
Recibió el encargo de concebir una nueva ley electoral en 1993, que los medios llamaron Mattarelum. Se trataba de un sistema mixto en el que tres cuartas partes de los diputados se elegían en colegios uninominales mayoritarios, y la cuarta parte restante de forma proporcional en listas nacionales. No sirvió para facilitar la gobernabilidad y en 2018 el propio Mattarella tuvo que ratificar la ley que la sustituía, denominada Rosatellum. Fija que se elija el 37% de los escaños en colegio uninominal mayoritario, 61% bajo sistema proporcional, 2% para los italianos en el extranjero.
Amante del silencio
Muy discreto con su vida privada, los medios italianos destacan su austeridad y su amor a la familia. Se casó con Marisa Chiazzese, hermana de Irma, su cuñada y esposa de Piersanti. Viudo desde enero de 2012, cuando Marisa murió de cáncer, es padre de tres hijos y seis veces abuelo.
"Mattarella es un hombre mesurado, que ama el silencio, y cuando interviene lo hace para decir algo agudo e inesperado. Sus intensos ojos azules hablan por él, revelan un espíritu muy atento. No le gusta comparar y evita la televisión", decía el veterano periodista de La Repubblica sobre el jefe del Estado. No hace comentarios sobre otros políticos, aunque se deducen sus filias y sus fobias, y rara vez da entrevistas.
A diferencia de Berlusconi, Salvini y tantos políticos italianos, es un hombre serio, al que no le gusta participar en tertulias televisivas ni frecuentar las redes sociales. Según dijo a Le Soir el profesor Antimo Luigi Farro, sociólogo en la Universitá de la Sapienza de Roma, "Sergio Mattarella es una garantía para la democracia".
Su animadversión por Berlusconi tiene mucho que ver con el populismo que encarnaba el magnate mediático reconvertido en político. Mattarella ya vio el riesgo que entrañaba una figura de ese calibre. Berlusconi es el precedente del momento millennial de un populista como Matteo Salvini. Ahora le toca lidiar con un Berlusconi 2.0, que domina las redes sociales como ningún otro político en Italia. Representan el ruido en la política, un griterío que oculta un vacío mayúsculo.
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