Ya se han ido. Pero están. El Reino Unido esta mañana ya no forma parte de la Unión Europea. Ha llegado el Brexit que los europeos no queríamos. Están porque son nuestra Historia, la Historia de Europa. La han hecho con nosotros.
En un día de negación como el de hoy los contrastes dan aún más valor a lo que tenemos, a lo que hemos logrado juntos, a lo que somos: europeos.
Estos días la UE forma parte de una pintura de Caravaggio, con su claroscuro, con sus escorzos imposibles. Con nosotros, los ciudadanos europeos, formando parte de ese claroscuro. Pero todos sabemos, que en esos contrastes de lugares ensombrecidos y luminosos, hay siempre motivo para que la UE muestre sus ganas, su trabajo, proyecto constante, su resplandor.
A partir de hoy, a la Unión Europea le falta un Estado miembro. Aunque desde el referéndum de 2016 nos estamos preparando, hoy es un día triste. Ese referéndum, ese órdago, esa irresponsabilidad. La información sesgada, la manipulación. Ciudadanos británicos votaron sin saber lo que significa no estar dentro de la UE, no ser ciudadano europeo.
En ese referéndum que ha llevado a un error histórico faltó solidaridad intergeneracional
En ese referéndum que ha llevado a un error histórico faltó solidaridad intergeneracional. Muchos de los que votaron no pensaron en los jóvenes ni en su futuro, llevaron a unos números con resultado ajustado. Esos números dubitativos y temblorosos desencadenaron lo que hoy tenemos: no tenemos al Reino Unido en la UE.
Abrimos una nueva etapa en la que la Unión Europea deberá seguir trabajando por conseguir la mejor relación posible con un Reino Unido distinto. Siempre han sido diferentes, la moneda, conducir por el otro lado, ser isla.
Pero hoy parece que nos separan de ellos más kilómetros, que el Canal de la Mancha es más ancho y que su profundidad nos separa de las Universidades tan británicas y tan europeas, de nuestra Historia compartida, de las palabras con coraje de Winston Churchill, de la literatura descriptiva cuidada y melodiosa, de los paisajes verdes ingleses. Están ahí.
En la negociación para la futura relación del Reino Unido con la UE, los Gobiernos, las instituciones, las entidades, van a negociar buscando y defendiendo lo mejor para los que nos quedamos. A nadie se le escapa que el Reino Unido va a ser un competidor comercial, va a decidir qué acuerdos firmar con Estados Unidos y con China, qué relaciones diplomáticas establecer. Y la UE debe mirar por ella, por sus ciudadanos, por su economía, su crecimiento y lugar definido en el mundo.
Pero la mirada europea de valores, de derechos y de solidaridad estará siempre presente en cada paso de la negociación. Y el bienestar de los ciudadanos británicos acompañará cada decisión.
Es imposible para el modelo europeo y para la mirada de la Unión dejar de lado nuestra forma de ser. Europa ha nacido para y por la paz. Para afrontar y vencer las guerras, los nacionalismos, para la reconstrucción primero económica y después política.
Por esto, hoy escribo con firmeza que la UE debe rearmarse de sueños que se hacen realidad, de trabajo, de retos y de objetivos que debe cumplir, de política con reglas y orden; también con vitalidad. De transversalidad y altura. De soberanía compartida, de Estado de derecho, de ejercicio y respeto constante a la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea. De democracia supranacional. De unidad.
El proceso de integración hoy ha sufrido un desgarro. Nosotros, los ciudadanos, también. Pero el proyecto europeo es capaz y fuerte
El proceso de integración hoy ha sufrido un desgarro. Nosotros, los ciudadanos, también. Pero el proyecto europeo es capaz y fuerte; es integrador, de suma. Si hay fragmentación, el propio proyecto va a luchar por volver a unir, a sumar; por revivir siempre.
Volviendo a sumergirnos en la pintura con sus claroscuros, durante más de tres años de Brexit, es cierto que hemos vivido días de caos en el Parlamento británico, de discursos antieuropeos incoherentes, falsos; de deberes no hechos por parte de los representantes británicos.
Los claros son los debates en el Parlamento Europeo, los discursos con realidad y emoción; de verdades sobre lo que significa ser europeo; de trabajo ordenado y bien hecho de los representantes de la UE. Ante los escorzos de Nigel Farage en nuestro Parlamento supranacional, eurodiputados de todos los colores políticos y países han dotado de aún más honor a ser europeo.
El miércoles votó el Parlamento Europeo dar luz verde al Brexit. Fue un voto triste y con una fuerte contradicción. Me puse en el lugar de la gran mayoría de los eurodiputados y qué difícil fue pulsar el sí.
Como la política, la Política, tiene la capacidad de reequilibrarse, los eurodiputados se levantaron, se dieron las manos y cantaron todos juntos Auld Lang Syne. Yo estuve allí porque los eurodiputados europeos, sí los europeos, los que creen en la integración, en lo que es la UE, me representaron.
El hemiciclo del Parlamento Europeo rindió homenaje al Reino Unido, a los eurodiputados que creen en la UE... a la Historia de Europa
Si nos sumergimos en el cuadro, los trazos pintan para atrapar las sombras y las tinieblas. En esa absorción de oscuridad está el secreto para que prenda la luz.
El hemiciclo del Parlamento Europeo rindió homenaje al Reino Unido, a los eurodiputados británicos que creen en la UE, a los ciudadanos, al movimiento People's Vote, a los jóvenes que quieren su futuro en la UE. A las Universidades con su impronta europea. A la Historia de Europa.
En ese momento, mientras cantaban los eurodiputados, mientras cantábamos todos los europeos, los contrastes entre los lugares ensombrecidos de la pintura y los luminosos se fueron atenuando.
El claroscuro fue más claro que oscuro. Y entonces, todos nos sentimos Unión Europea, que formamos parte de un modelo político enorme, único y necesario; que tenemos que trabajar juntos contra los nacionalismos que llevan a la desintegración. Todos sentimos de verdad que los eurodiputados, y también los representantes de las instituciones europeas, nos representan.
Como ciudadana española y europea, doy las gracias con orgullo a nuestros eurodiputados por haber plasmado en una pintura luminosa lo que es la Unión Europea.
Mirando la pintura viva del hemiciclo, todos supimos que desde hoy se irá fraguando que el Reino Unido vuelva a ser Unión Europea. Juntos.
Susana del Río es doctora en Ciencias Políticas, profesora del Máster Unión Europea del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. Directora del grupo de trabajo Convención sobre el Futuro de Europa, Consejo Académico de FIDE.
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