El primer debate de los candidatos a la presidencia de Estados Unidos, Joe Biden y Donald Trump, dejó una sensación en los espectadores más cercana a presenciar una pelea callejera que a conocer las propuestas que estos tienen para el país. Trump subraya en cada ocasión que bajo su mandato se han creado más puestos de trabajo que nunca y que los índices bursátiles han marcado máximos históricos.
Sin embargo, la pandemia ha desdibujado los logros del presidente, aunque cabe destacar que la economía estadounidense se encontraba en una senda de crecimiento iniciada bajo la presidencia de Barack Obama, cuando Trump entró en el despacho oval de la Casa Blanca. Sólo en el mes de abril se destruyeron 20,8 millones de empleo. En septiembre se crearon más de 661.000 y la tasa de paro cayó varias décimas hasta el 7,9%.
Pese a sus múltiples diferencias en muchos otros aspectos, lo cierto es que tanto el candidato demócrata (Biden) como el republicano Trump creen que la solución para reactivar la economía estadounidense pasa por inversiones billonarias en infraestructuras. Carreteras, puentes y redes para crear millones de empleos y, en el caso del demócrata, situar a Estados Unidos en el liderazgo de inversiones verdes y sostenibles.
El actual presidente de Estados Unidos no ha desvelado demasiados puntos del plan económico que le acompañaría en un nuevo mandato. Sin embargo, sí ha dejado claro que extendería la reforma fiscal que se puso en marcha en diciembre de 2017 y que caduca en 2025. Esta iniciativa redujo el impuesto de sociedades del 35 al 21% y también bajó los tramos del impuesto sobre la renta.
En materia de impuestos, el demócrata quiere subir al 28% el impuesto de sociedades, así como elevar el tipo máximo del impuesto sobre la renta. Además, quiere establecer un tributo para las rentas por encima de los 400.000 dólares anuales y un impuesto del 15% sobre el resultado de las grandes empresas. Esta propuesta, elevaría los ingresos en 4 billones de dólares, según un análisis del Tax Policy Center.
Dos billones para crear 10 millones de empleos
El plan de Biden pasa por invertir 2 billones de dólares para crear 10 millones de empleos. El demócrata centra su plan en las infraestructuras, pero también en la automoción, sector en el que prevé la instalación de 500.000 puntos de carga para fomentar los vehículos eléctricos y transformar la industria estadounidense. Sólo en este sector, Biden contempla la creación de un millón de puestos de trabajo.
Joe Biden quiere garantizar el transporte público en todas las ciudades con más de 100.000 habitantes y prevé la construcción de 1,5 millones de hogares sostenibles, así como la rehabilitación de 4 millones de edificios para convertirlos en energéticamente responsables. Entre las propuestas del demócrata también se incluye la compra de productos fabricados en Estados Unidos por valor de 400.000 millones de dólares. Del Make America Great Again al Made in All of America.
El ex vicepresidente de Barack Obama también tiene un plan para las áreas rurales, donde la agricultura tiene un papel fundamental en la economía. El candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos prevé la creación de 250.000 puestos de trabajo si se reorienta la agricultura hacia el clima. Por otra parte, prevé establecer un salario mínimo federal de 15 dólares/hora.
Si Trump presume de la economía durante su mandato, Biden no se ha cansado de repetir que él estaba junto a Obama cuando se aprobó la reforma sanitaria que facilitó el acceso a la sanidad a millones de estadounidenses. En este sentido, el candidato incluye en su programa que nadie pagará más de un 8,5% de sus ingresos por su seguro de salud.
Guerra comercial
Del multilateralismo al proteccionismo. China ha sido uno de los grandes enemigos del presidente Trump durante su primer mandato. La guerra comercial y la imposición de aranceles han sacado la cara más proteccionista del candidato a la reelección. Los analistas creen que esta situación podría cambiar si Biden gana las elecciones del próximo 3 de noviembre: “Esperamos que Biden adopte un enfoque más estratégico y multilateral de la política comercial, mejorando notablemente las relaciones entre los Estados Unidos y los aliados europeos”, explica Stephanie Kelly, economista política, de Aberdeen Standard Investments.
Sin embargo, los cambios con respecto a la política comercial no son cosa de un día, por eso, considera Kelly que “es poco probable que Biden reduzca rápidamente las barreras comerciales con China, dado el contexto político nacional, optando en cambio por una revisión estratégica de la relación y comprometiéndose más con las organizaciones multilaterales”.
Planes diferentes pero un mismo objetivo: conseguir la presidencia de la primera economía del mundo.
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