Donald Trump sí, Donald Trump no. El primer y único cara a cara entre su vicepresidente, Mike Pence, y la aspirante demócrata, la senadora Kamala Harris, celebrado en Salt Lake City, ha dejado claro hasta qué punto las elecciones del 3 de noviembre son un plebiscito sobre la gestión del actual presidente de Estados Unidos.
El debate entre el vicepresidente Mike Pence y la senadora Kamala Harris ha sido algo parecido a un debate, al contrario que la pelea de gallos en que se convirtió el cara a cara entre Donald Trump y Joe Biden. Es la primera noticia. La segunda, una mosca que ha logrado aterrizar en la nívea cabeza de Mike Pence.
La senadora Harris, impecable de traje negro y una insignia con la bandera de EEUU en la solapa, ha atacado a la Administración Trump por ser "la más incompetente de la Historia" en la gestión de la pandemia del coronavirus, mientras que el vicepresidente Pence se escudaba en China sin poder explicar por qué Estados Unidos es el país con más casos, más de siete millones y medio, y muertos, más de 210.000, en el mundo.
Este gobierno ha perdido su derecho a ser reelegido... Respetas al pueblo americano cuando dices la verdad
kamala harris
En el arranque de este encuentro, moderado por la periodista de Usa Today Susan Page, la senadora Kamala Harris ha arremetido contra la Administración Trump por haber cosechado el mayor fracaso de cualquier presidente en la historia del país en la lucha contra el coronavirus. "Este gobierno ha perdido su derecho a ser reelegido". Harris ha mirado a la cámara, dirigiéndose a los estadounidenses: "(La Administración Trump) conocía la naturaleza del virus y no te lo dijeron... Respetas al pueblo americano cuando dices la verdad".
Ha recordado Harris cómo el 28 de febrero Donald Trump ya tenía datos que indicaban que el coronavirus era muy peligroso, pero como confesó al periodista Bob Woodward, no lo reveló para que no cundiera el pánico.
Mike Pence ha aludido a China para explicar por qué Estados Unidos es el país con peores datos en la pandemia ("Biden no lo habría hecho"), y ha tratado de defender al presidente, Donald Trump, una tarea titánica y que ha hecho como si el comandante en jefe fuera la antítesis de lo que conocemos, con alusiones a "los hechos". Esa estrategia no le ha funcionado con la pandemia.
"¿Cómo va a hacer caso de las recomendaciones la población estadounidense si la Casa Blanca no lo hace?", ha preguntado la moderadora. Pence ha asegurado que se tomaron precauciones, pero "los hechos", es decir, el contagio del presidente, la primera dama, y muchos de sus asesores y personal cercano, son contundentes.
Harris no ha dado muchas pistas sobre qué habría hecho distinto si Joe Biden hubiera sido presidente, salvo un factor relevante: habría hecho caso a la Ciencia. Sobre la vacuna, Harris ha dicho que no se fía de una vacuna que Trump pretende acelerar a toda costa, sino de lo que digan los expertos sobre las investigaciones. Pence ha intentado comparar esta crisis con la gripe porcina en tiempos de Obama, pero no se sustentaba ningún símil. El asalto sobre la pandemia lo ha ganado claramente la aspirante demócrata.
Pence, con traje negro y corbata roja, el color de los republicanos, se ha esforzado con buen talante por defender al presidente, pero con este fin ha acabado negando las evidencias: los datos de la pandemia hablan por sí solos, al igual que sus palabras sobre los supremacistas Proud Boys, o su desprecio por los militares caídos o presos en las guerras, como el fallecido senador John McCain.
La edad de los candidatos
Ninguno de los dos candidatos ha dado explicaciones sobre qué planes tienen sobre la mesa en caso de que Donald Trump y Joe Biden, septuagenarios, sufrieran algún percance de salud. Los dos quieren eludir el tema.
Trump quería convertir en un asunto central la edad de Joe Biden, cuatro años mayor que él, y por eso ha tratado de demostrar que, a pesar de sus 74 años, ha resistido el embate del coronavirus sin consecuencias serias. "No temáis al coronavirus", ha dicho todavía enfermo.
La edad del presidente y del líder demócrata, que asumiría el mandato con 78 años, si ganara, ha hecho que la atención sobre sus compañeros de fórmula electoral sea mayor que en otras elecciones.
Mike Pence ha estado en la sombra durante el mandato de Trump, pero desde que el presidente se contagió por coronavirus los medios han recordado cómo la enmienda 25 fija que sería el vicepresidente quien asumiera el mando. Si algo le sucediera a Trump antes de las elecciones, sería algo insólito y serían los republicanos quienes tendrían que decidir.
En el caso de Joe Biden, con la designación de la senadora Kamala Harris, que ha cumplido este octubre 56 años, los demócratas lanzaron una señal clara: la fórmula es equilibrada. La experiencia (47 años en la Administración en el caso de Biden) y la juventud de una persona racializada (hija de india y jamaicano).
Relevo en el Tribunal Supremo
Demócratas y republicanos discrepan sobre cuándo ha de realizarse la votación en el Senador sobre el relevo en el Supremo, motivado por el fallecimiento de la juez Ruth Bader Ginsburg, apenas mes y medio antes de las elecciones. Los demócratas defienden que ha de hacerse una vez conocidos los resultados de las presidenciales y de las votaciones para sustituir a una tercera parte del Senado.
Sin embargo, el presidente Trump ya ha designado a la juez Amy Coney Barrett, y pretende que el Senado, ahora con mayoría republicana, confirme este nombramiento antes de que termine su mandato, en enero de 2021.
Pence ha planteado a Harris la cuestión de si quieren reformar el Supremo si ganan las elecciones, pero la senadora ha eludido contestar. Los puestos en el Supremo, que tiene la última palabra sobre cuestiones tan cruciales como el derecho al aborto o la reforma sanitaria, son vitalicios. Con Barrett, Trump ha designado ya a tres de los nueve jueces que hoy conforman la Corte.
En este contexto, sobre el aborto, Harris ha dicho que es la mujer quien tiene el derecho a decidir sobre su cuerpo, mientras que Pence, evangélico devoto, se ha declarado "a favor de la vida", es decir, antiabortista. "No tengo problema en reconocerlo", ha añadido Pence En caso de que Barrett sea confirmada, es posible que se revise la ley que legalizó el aborto en EEUU. El vicepresidente ha acusado a los demócratas de atacar a los creyentes.
Estoy a favor de la vida y no tengo problema en reconocerlo... Ustedes atacan a los creyentes
mike pence
Sobre economía, Pence ha insistido en que Joe Biden y Kamala Harris pretenden subir los impuestos y ha recordado cómo la economía iba de maravilla antes de la pandemia. Sin embargo, la senadora por California se ha aferrado a los datos actuales, con el paro en ascenso y el crecimiento a la baja.
A su vez, ha dicho que la actual Administración "ha perdido la guerra comercial con China", lo que ha causado, según Harris, la pérdida de miles de empleos.
Traición a los aliados
En cuanto a política internacional, una cuestión que no se abordó en el primer debate entre Trump y Biden, Harris ha acusado al presidente actual de arrojarse en los brazos de dictadores (Rusia), no cumplir sus compromisos y no ser leal a los aliados (OTAN).
Pence ha acusado a Biden de someterse a los dictados de China y ha defendido los éxitos del presidente en su lucha contra el terrorrismo con la muerte del general iraní, Qassem Soleimani ("responsable de miles de muertes de inocentes), la captura y muerte de líderes del Estado Islámico y la firma alianza con Israel.
En referencia a los abusos policiales sobre la comunidad afroamericana, Pence ha intentado defender que Trump dista mucho de ser un supremacista, a pesar de que no condenó a los Proud Boys en el primer debate, y se ha mostrado solidario con las víctimas como George Floyd. Incluso ha reprochado a Harris por su balance como fiscal en California, por condenar a más afroamericanos, a la vez que la describía como la senadora más izquierdosa del Senado. Harris ha aludido a su historia personal, como funcionaria y como hija de inmigrantes, para defenderse con éxito. Ha insistido en cómo Trump repite un patrón y es un patrón supremacista.
La última pregunta, que ha leído la moderadora, estaba formulada por una niña de octavo grado, preocupada por la creciente polarización. Pence ha tratado de convencer a los estadounidenses de que las peleas son cosa de los medios, y que en realidad los líderes políticos están unidos, como el pueblo americano.
Pence no ha asegurado que Trump vaya a reconocer su derrota, dado que no parece que queda en el esquema de los republicanos tal posibilidad. En varias ocasiones el presidente ha dicho que solo serían derrotados si hay fraude, lo que pone en cuestión los fundamentos de la democracia en EEUU.
Sin embargo, Harris ha apelado al voto para que esté en la Casa Blanca Joe Biden, alguien que se esforzará en que los estadounidenses recuperen la unidad. "Votad, votad, votad", ha repetido con insistencia.
Al final del debate, el marido de Kamala Harris, Douglas Emhoff, con mascarilla, ha salido a felicitarla al escenario, mientras que la esposa del vicepresidente, Karen Pence, mostraba su rostro sin protección.
Gana la mosca
Chris Wallace, el periodista de la Fox que moderó el primer debate entre Trump y Biden, ha señalado que ha sido "una noche bonita" para los dos contendientes. Según la primera encuesta de la CNN, la ganadora sería Kamala Harris por un 59% frente al 38% que ven a Mike Pence como el triunfador de la noche.
El candidato demócrata, Joe Biden, ha escrito en Twitter: "Kamala Harris nos ha hecho sentir orgullosos". Mientras Trump aseguraba cómo Pence ha ganado por goleada.
A juicio de Wallace, tanto Pence como Harris han tenido buenos momentos pero también otros en los que ha sido evidente que no contestaban. En el caso de Harris, sobre la reforma del Supremo, y Pence sobre la protección a los más vulnerables en la pandemia.
"No creo que vaya a cambiar mucho la narrativa. Sin embargo, diría que es el primer debate en el que he visto una mosca que se posa dos o tres minutos en la cabeza de uno de los candidatos".
Harris no ha querido arriesgar para no perder ni resultar antipática, y Pence ha hecho todo lo posible por compensar los excesos de su jefe. Han dejado todo el protagonismo a la mosca.
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