Cuatro años, seis meses y un día después de que los británicos votaran a favor de su salida de la Unión Europea, el Reino Unido y los Veintisiete han pactado un acuerdo sobre las relaciones futuras que culmina el insólito proceso del Brexit. Es la primera vez que un país deja voluntariamente el club europeo y establecer los términos de la relación futura ha sido muy arduo. A las 14.44 se cerraba el acuerdo en Bruselas. Fumata blanca.
"Finalmente hemos llegado a un acuerdo. Es honesto, equilibrado y justo para las dos partes", ha dicho la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien se ha reconocido aliviada. "Juntos podemos lograr más que cada uno por su lado. Es el mayor acuerdo bilateral nunca antes logrado", ha añadido. "Por fin podemos dejar atrás el Brexit, la Unión Europea puede avanzar".
"Somos uno en la Europea Unión y lo hemos demostrado en los momentos más difíciles", ha remarcado la presidenta de la Comisión Europea. "Es la hora de pasar página y ver al futuro. El Reino Unido es un socio tercero, pero un socio fiable".
Ha confesado Von der Leyen que, si bien suele sentir alegría al finalizar con éxito una negociación, "hoy siento una satisfacción moderada y sobre todo alivio". Y ha agregado: "Sé que es un día difícil para algunos y para nuestros amigos en el Reino Unido, quiero decir que partir siempre es un dolor dulce, pero, como decía TS Eliot, lo que llamamos principio es con frecuencia el fin. Y llegar al final es a menudo un principio".
El gobierno británico ha hecho pública una declaración nada más conocerse que había acuerdo tras tensas hora de espera. "Todo lo que se prometió al pueblo británico en el referéndum de 2016 y en las elecciones generales del pasado año se ha llevado a cabo. Hemos recuperado el control de nuestra moneda, de nuestras leyes, de nuestro comercio y de nuestras aguas. El acuerdo es una noticia fantástica para las familias y las empresas en todas las partes del Reino Unido".
Y añade que es el primer acuerdo con cero aranceles y cero cuotas nunca jamás logrado, que se refiere a una zona comercial que supuso 668.000 millones de libras en 2019. El primer ministro británico ha tuiteado una foto que muestra claramente su júbilo.
El primer ministro británico, Boris Johnson, ha defendido cómo lo mejor para el Reino Unido que se hiciera cuanto antes y no se prorrogara el periodo de transición. "Es uno de los mejores acuerdos de este país, similar al de Canadá. No habrá aranceles en el tráfico de bienes, y sin cuotas. Además, hemos conseguido algo que el pueblo británico sabía que se podía hacer: hemos recuperado el control de la legislación. A partir del 1 de enero estamos fuera. Nuestra relación termina tal y como se conocía hasta ahora", ha dicho Boris Johnson.
La UE y el Reino Unido somos amigos, somos aliados, aunque no seamos parte de la UE seguiremos unidos emocionalmente, comercialmente a Europa"
boris johnson
Ha añadido que "el acuerdo es bueno para el Reino Unido y para la Unión Europea, porque para la UE es bueno saber que el Reino Unido esté contento y sigue prosperando. Nuestros objetivos son comunes. Vamos a tener un respeto mutuo".
Ha destacado Boris Johnson la importancia de que este pacto aporta seguridad. "Contamos con seguridad y es muy importante. El acuerdo aporta certeza. Ya sabemos que no habrá un montón de aranceles a partir del 1 de enero, pero a la vez podremos llevar a cabo nuestros acuerdos de forma independiente. La UE y el Reino Unido somos amigos, somos aliados, aunque no seamos parte de la UE seguiremos unidos emocionalmente, culturalmente, históricamente, comercialmente a Europa. Es un momento relevante. Seamos conscientes".
"El reloj se ha parado"
En Bruselas, junto a la presidenta de la Comisión Europea, el negociador en jefe de la UE, Michel Barnier, ha dado la bienvenida al acuerdo, fruto del gran esfuerzo del equipo que ha comandado. Ha felicitado también al jefe negociador británico, David Frost, y sus asesores.
Incluso Barnier ha agradecido la paciencia a los periodistas. "El reloj por fin se ha parado", ha dicho Barnier, en alusión a la metáfora a la que ha recurrido estos largos meses.
"Hoy es un día de alivio, pero también hay una nota de tristeza si comparamos lo que teníamos antes con lo que nos espera", ha declarado el francés Michel Barnier. Esta negociación tiene firma española también, ya que Clara Martínez Alberola ha sido la mano derecha de Barnier en este difícil camino.
Los negociadores han estado hasta la mañana del 24 ultimando los detalles del acuerdo, que en primer lugar han suscrito el primer ministro británico, Boris Johnson, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, las horas previas a la Nochebuena, en una conversación telefónica.
El siguiente paso será la revisión de los embajadores de los Estados miembros, que lo harán en estos días navideños. Luego será el Parlamento británico el 30 de diciembre el que lo apruebe. Y será provisional hasta que el Parlamento Europeo lo dé luz verde en enero.
La libra esterlina ha estado tan expectante como las cancillerías europeas. Empezó la semana con una cotización de 1,34 frente al dólar, bajó a 1,32 cuando parecía difícil el pacto, y esta mañana subió hasta 1,36.
El texto acordado comprende unas 500 páginas en su versión en inglés, la única hasta ahora. El pacto se ha conseguido apenas una semana antes de la fecha límite. El 1 de enero de 2021 termina el periodo de transición y sin acuerdo comercial comenzarán a establecerse aranceles con los términos de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
En un documento interno que circula por Whitehall el primer ministro británico, Boris Johnson, se atribuye el éxito del acuerdo: presume de que la UE ha cedido en un 43% de los asuntos en discordia, y el Reino Unido en el 20%.
Habrá perjuicios para el Reino Unido
El hecho de que haya acuerdo es una noticia que da cierto alivio, como bien han reconocido la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el negociador de los Veintisiete, Michel Barnier. Pero no todo es tan de color de rosa como pinta Boris Johnson a sus ciudadanos.
Es una señal de que impera el pragmatismo, que los canales siguen abiertos, pero no se eliminan los perjuicios de salirse del mercado único"
enrique feás
"Es una señal de que impera el pragmatismo, que los canales siguen abiertos y a partir de ahora se puede seguir tratando como amigos, no como enemigos. Pero no se eliminan los perjuicios de salirse del mercado único" afirma Enrique Feás, investigador senior del Real Instituto Elcano.
"Al llegar a un acuerdo se evita el caos y se puede seguir hablando con espíritu de cooperación, pero Boris Johnson se refiere a que es un acuerdo a la canadiense, que contempla servicios, y veremos si es así finalmente", añade Feás.
El investigador señala que conviene moderar las expectativas porque se trata de un acuerdo básico, y sobre todo, no seguirá todo como hasta ahora. Por ejemplo, no habrá aranceles pero puede haber controles en frontera, aunque en los primeros meses la cuestión será más relajada.
La pesca, el último escollo
Los escollos de última hora han sido la pesca y los términos de la llamada competencia leal. Los británicos querían recuperar el control sobre sus caladeros, mientras que los europeos han luchado por mantener el statu quo, como pretendían los pescadores.
La flota europea pesca unas 640.000 toneladas al año en las costas británicas, que alcanzan un precio de 650 millones de euros en primera venta. Son unos 3.000 barcos, de ellos 88 españoles.
La pesca apenas representa el 0,1% del PIB británico, pero era una cuestión simbólica por ese deseo de recuperar la soberanía sobre sus aguas. El propio Boris Johnson ha destacado en su rueda de prensa cómo esta cuestión tenía un especial significado para los británicos.
Habrá un periodo de transición de cinco años y durante este tiempo los barcos comunitarios tendrán acceso a los caladeros británicos. Las capturas europeas se reducirán progresivamente. Los europeos consideran que es lo justo por el acceso a los británicos al mercado comunitario.
La llamada competencia leal (level playing field) se refiere a que las condiciones de las empresas en las dos partes sean similares para impedir que un país que está a apenas 40 kilómetros de las costas europeas ofrezca condiciones ventajistas. Las dos partes han acordado un mecanismo de arbitraje con sanciones en forma de aranceles en caso de incumplimiento.
Ensayo del caos con el coronavirus
En este mes de diciembre, Boris Johnson y Ursula von der Leyen se han visto personalmente y han mantenido varias conversaciones telefónicas para hacer posible este acuerdo comercial que resulta vital para evitar mayor caos en las fronteras. Esta madrugada han estado horas al teléfono. Su compromiso ha sido vital para que esta Nochebuena hayamos visto la fumata blanca.
Los británicos han visto ya estos días, por un motivo diferente, cómo sería el caos de una salida de la UE con los términos comerciales que establece la Organización Mundial del Comercio. Habría aranceles y, además de las consecuencias sobre los precios, en los primeros meses los atascos serían la tónica.
Desde que el sábado se confirmó que en el Reino Unido hay una nueva variante del coronavirus más contagiosa activa, varios países de la Unión Europea han impuesto la prohibición de viajar desde el Reino Unido al continente.
A su vez, Francia impidió el paso desde Dover a Calais por el Eurotúnel a miles de camiones, lo que ha provocado que miles de transportistas se queden varados en la isla británica. Ya pueden viajar a Francia pero con PCR negativa. Británicos han experimentado el aislamiento de una forma inesperada y han corrido a los supermercados a abastecerse.
El acuerdo evita que este caos se multiplique, pero el Reino Unido, por mucho que Boris Johnson rezume optimismo, estará más desvinculado. Es decir, se da un paso atrás en integración.
'Annus horribilis' de Boris Johnson
Boris Johnson va a culminar un annus horribilis. Ha sufrido el coronavirus y estuvo grave. La economía británica está muy afectada por las medidas impuestas para evitar más contagios, ahora reforzadas por la nueva variante. Las negociaciones del Brexit le han llevado a tener que lidiar con los euroescépticos y con unos negociadores europeos firmes que han hecho piña. Y Escocia amenaza con volver a intentar un referéndum.
El acuerdo evita que se impongan aranceles a los bienes, una buena noticia para el sector hortofrutícola y el automovilístico, especialmente. También facilita la cooperación policial y en temas de seguridad, así como el mercado energético transfronterizo.
¿Siguen pensando lo mismo los británicos sobre el Brexit? El profesor Sir John Curtice ha estudiado las encuestas, que reflejan la división permanente. Un 39% de los votantes británicos están de acuerdo con el sí al Brexit, mientras que un 49% discrepan, según refleja la BBC.
La fecha límite se ha trasladado varias veces en este último tramo de la negociación. El Parlamento Europeo dijo que no podría votar lo acordado si se iba más allá del domingo 20 de diciembre, pero dará su luz verde después del 1 de enero.
Los parlamentarios británicos celebrarán una sesión de emergencia el 30 de diciembre, según la BBC. Boris Johnson cuenta con que su mayoría le dará luz verde.
Aunque en realidad lo que se establecen son las bases del acuerdo es una plataforma legal que permite que se reconstruyan las relaciones entre el Reino Unido y la Unión Europea. De este modo, 1.645 días después de aquel sí al Brexit, la UE y los Veintisiete empiezan una nueva etapa, después de una relación, especial eso sí, de casi 50 años.
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