Las autoridades de Serbia y Kosovo se reúnen este miércoles en Bruselas, a nivel de negociadores jefe, en el marco del diálogo facilitado por la Unión Europea para normalizar sus relaciones a raíz de la 'crisis de las matrículas' que han disparado la tensión y la presencia de tropas en la frontera serbokosovar, han informado fuentes diplomáticas a Europa Press. Estos diálogos se producen desde hace casi una década, sin que hayan evitado episodios de gran tensión entre las partes que dificultan su camino de normalización y avance hacia la integración europea.
Los equipos de Belgrado y Pristina han atendido así la petición de la Comisión Europea para sentarse en una mesa a abordar la escalada de tensiones en el norte de Kosovo a cuenta de los controles policiales para retirar las matrículas serbias de los vehículos que ingresan e instalar unas placas temporales kosovares, una medida en reciprocidad por otra acción similar de Belgrado, después de que expirara en septiembre un acuerdo al respecto de la movilidad por carretera.
Para entender la crisis, hay que destacar que en Kosovo se usaban hasta el momento dos tipos de matrículas. Unas con las siglas 'KS', expedidas durante el período de mandato de la ONU entre 1999 y 2010, y otras con las siglas 'RKS', expedidas por el gobierno kosovar tras la Declaración de Independencia.
En virtud a un acuerdo de 2011, Serbia permitía el cruce de la frontera sólo a los vehículos con matrículas 'KS', mientras que las matrículas 'RKS' no se reconocían como válidas y debían ser sustituidas por unas provisionales. Sin embargo, los vehículos con matrícula serbia sí podían acceder a Kosovo.
Tras expirar ese acuerdo después de una década en vigor, Pristina no sólo exige a los vehículos con matrícula serbia cambiarla para entrar en su territorio, sino que también ha dejado de reconocer las matrículas 'KS', que usa más del 80% de la población en los territorios del norte de Kosovo, de mayoría serbia.
Desde entonces se han producido bloqueos de carreteras y ataques a puestos de control kosovares, llegando a desplegar Serbia a militares. Tanto la UE como la OTAN, que ha aumentado sus labores de patrullaje, han pedido a las partes apaciguar las tensiones y evitar cualquier medida que pueda exacerbar los ánimos. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha programado un viaje exprés tanto a Belgrado como a Pristina para tratar de normalizar la situación.
El encuentro en Bruselas estaba programado desde hace días, aunque sin confirmación de que las partes acudieran debido a las últimas fricciones. Serbia defiende que Pristina ha actuado de forma unilateral y que estos controles no se pueden realizar sin la aprobación de la OTAN, que se ocupa de preservar la seguridad y circulación entre Serbia y Kosovo.
Belgrado reclama que se vuelva al status quo previo a que expirara el acuerdo sobre circulación, mientras que Pristina entiende que se debería dejar mover con libertad a los ciudadanos, sin necesidad de que ninguna autoridad imponga las matrículas provisionales.
Desde 2013 la UE facilita las conversaciones entre Serbia y Kosovo con el objetivo de que lleguen a un acuerdo para normalizar sus relaciones. Bruselas supedita el éxito del diálogo al ingreso de ambos en la UE, pero tras casi una década de intentos, el proceso no ha logrado grandes avances y se ha visto torpedeado por las continuas crisis políticas en la región.
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