La policía italiana frenó este sábado en Roma una violenta manifestación convocada para protestar contra el pasaporte sanitario del coronavirus y con la presencia de grupos neofascistas, que lanzaron bombas de humo y asaltaron la sede de un sindicato.
Unas 10.000 personas, según los medios locales, se concentraron en la tarde de este sábado en la romana Plaza del Popolo para protestar contra las restricciones de la pandemia, profiriendo insultos hacia el Gobierno y los periodistas.
Entre los manifestantes había militantes del partido neofascista Forza Nuova, como viene siendo habitual en este tipo de protestas.
La tensión ha explotado cuando los manifestantes, muchos con el rostro cubierto, lanzaron algunas bombas de humo y petardos hacia la sede del Gobierno, el romano Palacio Chigi, lo que provocó la reacción de los agentes antidisturbios desplegados, que reprimieron la marcha y detuvieron a algunos de sus participantes. No obstante, algunos cientos de manifestantes siguen congregados en la céntrica Vía del Corso de la capital italiana.
En el recorrido de la protesta también se ocupó momentáneamente la sede del principal sindicato del país, la CGIL, lo que suscitó la condena de los principales exponentes políticos italianos.
Respuesta de Draghi
El primer ministro, Mario Draghi, se puso en contacto con el secretario del sindicato, Maurizio Landini, para expresar su solidaridad por el asalto de su sede y calificó de "inaceptable" cualquier intimidación contra estas organizaciones, "fundamentales para la democracia".
El ministro de Exteriores, Luigi Di Maio, dijo que estos "no son manifestantes sino delincuentes" y llamó a "no instrumentalizar" la crisis sanitaria.
A los neofascistas, la CGIL respondió: "A ellos les decimos que resistimos entonces y lo haremos una vez más. Pero a todos recordamos que organizaciones que evocan al fascismo deben ser disueltas en respeto de la Constitución, nacida de la lucha de la Liberación".
Manifestaciones similares, aunque de menor envergadura, tuvieron lugar en otras ciudades del país, como Milán (norte).
Draghi condenó los episodios de violencia que se registraron en estas marchas y recordó que "el derecho a manifestar las propias ideas no puede jamás degenerar en actos de agresión y de intimidación".
Y rechazó cualquier marcha atrás en la obligación del pasaporte sanitario: "El Gobierno continúa con su compromiso para seguir la campaña de vacunación contra la COVID-19 y agradece a los millones de italianos que se han sumado a ella por sentido de civismo".
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