La victoria del socialdemócrata Olaf Scholz en las elecciones del pasado 26 de septiembre se leyó en el PSOE como una muestra de que el viento sopla a favor de la socialdemocracia en Europa. Desde entonces el jefe del gobierno español, Pedro Sánchez, repite el mantra del auge de la socialdemocracia europea. El triunfo, que sobre todo se debió al desgaste conservador y al pragmatismo de Olaf Scholz, entonces vicecanciller, se sigue interpretando en clave de partido. Así se ha hecho ahora con la visita oficial del ahora canciller a España el lunes 17 de enero.
Mientras fuentes alemanas señalan que es "una muestra del buen estado de las relaciones entre los dos países y de la importancia de España", desde el Gobierno se destaca la buena sintonía entre Sánchez y Scholz. Desde hace tiempo insisten en Moncloa en que han participado en eventos de los socialistas europeos. En suma, basan en que los dos son socialdemócratas el hecho de que Alemania vaya a tener una relación privilegiada con España. Pero la relación con Merkel al frente era igual de buena que lo será ahora y Alemania sigue con sus prioridades: la UE, Francia, Polonia y emerge Italia con fuerza como socio preferente.
Scholz comerá con el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, en el Palacio de Moncloa. Después tendrán un encuentro con los medios de comunicación. En su viaje, no le acompaña la ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, de Los Verdes. En Alemania gobierna una coalición de socialdemócratas, liberales y Verdes, las fuerzas ganadoras en las elecciones del 26-S.
Es la primera ocasión en que Sánchez y Scholz celebran un encuentro bilateral desde que el canciller alemán relevara a la conservadora Angela Merkel. Ya coincidieron en el Consejo Europeo de diciembre. También asistieron a una reunión en Bruselas del Partido Socialista Europeo, junto a los primeros ministros de Portugal, Antonio Costa; Suecia, Magdalena Andersson; Finlandia, Sanna Martin; y Malta, Robert Abela.
Europeísmo a ultranza
El primer viaje de Scholz al exterior tuvo como destino París, donde se vio con el presidente, Emmanuel Macron. El eje franco-alemán es vital para Europa y, el gobierno tripartito alemán tiene una clara vocación europeísta, como se expone en el contrato de coalición, suscrito por socialdemócratas, liberales y verdes. A continuación Scholz fue a Bruselas, donde se entrevistó tanto con la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, como con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. También se vio con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, con el trasfondo de la crisis con Rusia.
El siguiente destino llevó a Scholz a Varsovia, donde gobierna el partido Ley y Justicia, ultranacionalista. En la capital polaca, se vio con el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, en plena crisis en la frontera por los migrantes iraquíes y afganos instigados por Bielorrusia a dejar su país. Los dos países celebraron el 30 aniversario del Tratado de Buena Vecindad y Cooperación.
Unos días más tarde, el 20 de diciembre, Scholz viajaba a Roma donde consolidó la relación entre Italia y Alemania. En la capital italiana se vio con el primer ministro italiano, Mario Draghi. "Una Unión más fuerte es interés de todos, de Italia y Alemania, y queremos reforzar la cooperación en ámbito científico, tecnológico y de investigación", dijo entonces Draghi, que acababa de suscribir el Tratado del Quirinal con Francia. Así se va consolidando el peso de Italia en la Unión Europea post Brexit, junto a Francia y Alemania.
Scholz asumió como canciller el pasado 8 de diciembre. Sucedía a Angela Merkel, que estuvo en el poder más de 16 años. El ahora canciller socialdemócrata ya estaba en el último gobierno de Gran Coalición de Merkel. La última visita de Merkel a España tuvo lugar el 14 de octubre cuando acudió al Monasterio de Yuste a recoger el Premio Carlos V por su contribución a Europa.
En suma, la relación entre Alemania y España no depende de alianzas de partidos y Alemania se rige en política exterior por los intereses de Estado. España es un buen aliado en el seno de la UE. Con o sin socialdemocracia. Scholz jugó además una baza ganadora en las elecciones por saber vender a los alemanes lo que querían: continuidad en lo bueno y cambios en lo que no funcionaba. Ni es Willy Brandt, ni Pedro Sánchez es Felipe González.
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