Se cuenta entre las residentes españolas más veteranas de Arabia Saudí y lleva con orgullo público su ya prolongada estancia en el reino que, en mitad de la mudanza social más intensa en décadas, suscita aún las críticas allende sus fronteras. Belén Hernández-Mancha, hija del ex presidente de Alianza Popular, se confiesa fascinada por los cambios del país árabe. “Me encanta reconocerme un poco como embajadora saudí”, relata la joven de 35 años en conversación con El Independiente.
Belén aterrizó por amor en Yeda, la más liberal de las ciudades saudíes. Ha transcurrido ya una década desde aquella llegada y no ha perdido un ápice de la pasión con la que observa un país de 35 millones de habitantes que, tras décadas de ensimismamiento y prohibiciones morales, ha optado por iniciar una incierta y rápida apertura. “A la gente le sigue sorprendiendo Arabia Saudí porque desafortunadamente solo se escuchan las cosas malas”, replica. Es un día caluroso de invierno y nos citamos al aire libre, en un café de Al Balad, el barrio histórico de Yeda.
El reino cuyo líder “de facto” es el treinteañero Mohamed bin Salman ha convertido su apuesta por los acontecimientos deportivos en una eficaz campaña para reivindicarse en la escena internacional. Esta semana se celebra en Riad, la capital, la Supercopa de España. “Con todos los cambios que está habiendo, la gente solo se fija en que la mujer puede conducir. No se habla de los acontecimientos y actos que alberga el país sino de las cosas malas. Me gustaría que la gente viese el lado positivo de Arabia Saudí”, desliza.
Éxito en el mundo de la moda
La hija pequeña de Antonio Hernández-Mancha -que se retiró de la vida política española en 1990 después de que Manuel Fraga le apartara de la dirección de Alianza Popular- ha desempeñado un papel activo en la turbulenta última década del reino, que ha dejado atrás la segregación por sexos o desmantelado parcialmente el sistema de tutela masculina sobre las mujeres. Belén, graduada en comunicación corporativa por las universidades Americana de París y de California en Berkeley, dirige en tierras saudíes “Thaa”, una empresa de moda que moderniza las “abayas”, las holgadas túnicas con las que las saudíes cubren su cuerpo por tradición y modestia religiosa. “Thaa” es la transcripción al inglés de una letra del alfabeto árabe cuya pronunciación es cercana a la zeta castellana.
“Creo que hay dos tipos de personas en este país: las mujeres que visten de negro y que se cubren la cara, que lo van a seguir haciendo durante muchísimo tiempo, porque en el fondo es parte de su cultura y es lo que ellas piensan que es correcto. Y luego está una minoría, que lleva la abayas cada vez más cortas y más abiertas y el 'tarha' [velo], que antes cubría todo el pelo, empezó por los hombros y ya ni lo llevan. Éstas son nuestras clientas”, detalla Belén, que ha aplicado una revolución de color y estampados a la prenda femenina local. “Hasta que dejen de ponerse la abaya va a pasar mucho tiempo, porque además también es un poco un accesorio. Al final, una está más arreglada con la abaya”, comenta quien la sigue usando a diario.
Las princesas saudíes, entre su clientela
Observadora privilegiada de una sociedad enfrentada a sus contradicciones y en transición, Belén y sus creaciones han vestido a los sectores más exclusivos. “La familia real es muy grande y muchas de nuestras clientes son princesas. El 99 por ciento de nuestras clientas son saudíes y tenemos muy pocas extranjeras”, explica la española, que comenzó la aventura junto a otra compatriota ante la ausencia de alternativas a la prenda negra y más tradicional. “Hemos hecho muy pocas abayas negras. Al principio, las clientas te pedían el mismo modelo con botones o más largo, pero ya no”, admite.
Me gustaría que la gente viese el lado positivo de Arabia Saudí
“Esta empresa surgió porque, por casualidades de la vida, dos españolas nos conocimos viviendo aquí. El mundo de la moda nos atraía y decidimos empezar algo que, al principio, fue un hobby y que luego se convirtió en un negocio muy fructífero”, evoca quien no se considera una pionera del “lifting” de los armarios saudíes. “No puedo decir que ese sea el caso porque conozco a mujeres como mi suegra que lleva haciéndolo 40 años. Sí soy una de las pocas extranjeras que no proceden de esta zona del mundo y que se dedica a esto”.
A las órdenes de Belén, en talleres o el departamento de ventas, trabajan unas quince personas. Un par de miles de prendas salen cada año de su empresa, a precios que oscilan entre los 200 y los 500 euros. “Muchas de nuestras prendas son personalizadas. Nos mandan las medidas y las hacemos por encargo. Vendemos también en tiendas, pero aquí a la gente le gusta comprar en redes sociales, a través de Instagram o WhatsApp, y hacerte mil preguntas”, indica esta madre de dos niños que triunfa en el aún incipiente mercado de la moda saudí. El mes sagrado del Ramadán, marcado por el ayuno diurno, concentra la temporada de mayor demanda.
“Hemos crecido y ahora hay varias personas que nos ayudan porque no dábamos abasto, pero sigo encargándome de la elección de las telas, los diseños y sigo haciendo la mayoría de los trabajos”, comenta quien importa algunos de los tejidos para sus sayones desde España. “Las telas estampadas las elijo en España. Las que llevan animales o cosas mucho más particulares y tienen bastante éxito”, explica Belén, que conoció a su marido saudí cuando trabajaba en Beirut.
Estoy sorprendida y encantada con el ritmo de los cambios. A nivel personal me ha cambiado la vida
Sorpresa familiar
“Todos en mi familia estaban sorprendidos, pero la verdad es que mi padre es una persona muy internacional y mucho más abierta de mente que puede ser la mayoría”, recuerda del instante en el que desveló la procedencia de su pareja. “En el fondo sabe que yo igual también tengo una mentalidad un poco distinta a la que pueden tener mis amigas o gente que ha vivido en Madrid toda su vida. Siempre me decían: 'sabíamos que te ibas a casar con un extranjero, pero no con un saudí'. Luego cuando conocieron a Tarek, es imposible que no te guste”.
Ningún amigo y pariente la ha visitado todavía en su hogar saudí. “Espero que no tarden en venir y que lo vean con sus propios ojos, ahora que es un país en el que todo el mundo es bienvenido. En 24 horas puedes tener un visado. No hay excusas. Que vengan y que juzguen por ellos mismos”, declara con una sonrisa la pequeña del matrimonio que forman Antonio y Belén Martínez. Belén nació precisamente antes de que su padre sucediera a Fraga al frente de la génesis del actual Partido Popular y cuando aún era portavoz de AP en el Parlamento andaluz.
Protagonista político de la década de 1980
Antonio Hernández Mancha (Guareña, Badajoz 1951), su padre, lideró Alianza Popular durante dos años. Un período efímero y convulso tras haber vencido en las primarias a Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón. El protagonista de la moción de censura fallida contra Felipe González en 1987 acabó refugiándose en la abogacía. Dirigió un despacho especializado en asuntos mercantiles.
Hernández-Mancha siempre ha exhibido una estrecha amistad con el ex presidente de EEUU George W. Bush y su hermano Jeb, ex gobernador de Florida. Les conoció en el invierno de 1988 durante un viaje a Washington para reunirse con Ronald Reagan. “Reagan, después de saludarme con ese encanto que tenía, me dice que como yo aún no soy presidente del Gobierno, que mi relación no va a ser con la Casa Blanca, sino a través del vicepresidente George Bush”, recordó Hernández-Mancha en una entrevista en TVE. “Y a través del vicepresidente conozco a su hijo Jeb y a su hijo George Bush, y como la vida es tan caprichosa, hace que su hijo George fuera presidente de EEUU durante ocho años. Y yo solo me he limitado a mantener la relación con mis amigos”, detalló.
Hace dos años era imposible ver a una mujer saudí sin abaya y ahora existen
“Tengo la percepción de que voy al mismo tiempo que los cambios. Quizás algo por delante en algunos aspectos estéticos que ahora la gente empieza a entender y aceptarlos. Hace dos años era imposible ver a una mujer saudí sin abaya y ahora existen”, murmura la joven. “Estoy sorprendida y encantada con el ritmo de los cambios. A nivel personal me ha cambiado la vida. Llevo aquí diez años y mi vida siempre ha sido muy fácil. Incluso las cosas que otra gente podía ver como negativas a mí no me han afectado, pero en el ámbito social, la verdad es que eso ahora es mucho más sencilla. La vida es más llevadera aquí”.
Belén reconoce que sus clientas representan a las mujeres que anhelaban las reformas sociales y no oculta la excitación con la que es testigo de los hitos. “Yo, como madre y mujer de saudí, estoy muy orgullosa de los cambios que se están produciendo en este país”, narra. “Me fascina haber vivido los cambios de la última década y mi marido es también embajador de España y de Marbella, que es lo que más le gusta”, concluye.
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