Que Rusia decida atacar no sorprendería a nadie, no obstante, los cursos de acción que puede adoptar el Kremlin son muy variados: desde una campaña de sabotajes y ataques blandos, hasta una guerra sin contacto por tierra, pasando por una zona de exclusión aérea, o por una invasión total de Ucrania.
Dada tanta incertidumbre, vamos a presentarle al lector tres escenarios que representan las principales opciones que tiene el presidente ruso, Vladimir Putin, a la vez que trataremos de contextualizar estas posibilidades en el marco del pensamiento militar ruso.
El modo de combatir, clasificar la realidad, y planificar de cada país es distinto y está condicionado por varios factores; entre ellos, la cultura estratégica, la gran estrategia formulada en documentos públicos e internos al máximo nivel, el tipo de organización política o la doctrina militar.
Es imposible abordar todos estos asuntos tan complejos en un pequeño artículo, sin embargo debemos apuntar que Rusia y la antigua Unión Soviética poseen algunas de las mejores -o directamente las mejores- escuelas de pensamiento militar del mundo.
Los rusos elaboran una lista con cinco tipos de guerras a cuál más intensa. Lo que suceda en Ucrania podría pertenecer a la quinta o a la cuarta categoría. Para los rusos el tipo de guerra menos intensa -la quinta en la lista- es el "conflicto armado", en el que la escala de las fuerzas y los objetivos en juego están circunscritos a intereses no vitales. Fue el caso de la intervención en Siria o de la Guerra del Donbás, en 2014-2015.
La cuarta categoría es lo que rusos llaman una "guerra local", que involucra "objetivos político-militares limitados". Por tanto, la acción rusa no iría encaminada a una conquista total de Ucrania, ya que ello distaría de ser "limitado", pero más allá de esa certeza el concepto es bastante flexible.
Los tiempos
Si hasta ahora hemos visto cómo conceptualiza el Estado Mayor de Rusia este conflicto, ahora veremos de qué manera clasifican los tiempos de las guerras y de las tensiones que las preceden.
El pensamiento estratégico moderno ruso contempla una espiral de tensión gradual que comienza con la escalada militar -el conocido como "periodo de amenazas"- y continua en el periodo inicial de la guerra.
Para cada una de estas fases Moscú asigna una serie de funciones al ejército con el objetivo último de doblegar la voluntad del decisor enemigo mediante la alteración de su cálculo de costes y beneficios.
En la parte final del periodo de amenazas -si se percibe una “amenaza inmediata”- los rusos ejecutan ataques anticipados o preventivos. Esta es la etapa en la que estamos a punto de entrar. La escalada militar, el despliegue del ejército y la diplomacia ya han alcanzado su máxima expresión o están a punto de hacerlo. Ya no hay más que rascar, si las demostraciones de fuerza y de voluntad -a modo de amenaza- no han permitido alcanzar los objetivos, hay que dar el siguiente paso o desistir en el plan.
Primer escenario: 'ataque anticipado'
Por tanto, nuestro primer escenario es que Rusia realice un ataque anticipado. Esta acción exige un golpe contundente, doloroso y sobre todo que sirva para "corregir" la percepción del decisor adversario en la dirección deseada por Rusia.
Por ejemplo, si el presidente ucraniano no está dispuesto a cumplir con los Acuerdos de Minsk, ni con las exigencias del Kremlin, es porque calcula que Moscú no atacará, que el ataque será limitado y Ucrania podrá resistirlo, o quizás tiene más miedo de la oposición nacionalista ucraniana que de la posible invasión. Un razonamiento similar se aplicaría a los estadounidenses o a otros actores relevantes, si los hubiera.
El golpe inicial podría consistir en el uso en masa de la artillería sin avanzar por tierra, una campaña masiva de ciberataques, sabotajes por agentes pro-rusos, terrorismo, ataques en infraestructuras...
El golpe inicial podría consistir en el uso en masa de la artillería sin avanzar por tierra, una campaña masiva de ciberataques, sabotajes por agentes pro-rusos, terrorismo y asesinatos, ataques de precisión contra infraestructuras críticas como centrales eléctricas, televisiones, puertos, aeropuertos, sedes gubernamentales… También incluiría la realización de operaciones psicológicas. Si una de estas opciones logra que ucranianos o estadounidenses den su brazo a torcer y Rusia alcanza sus objetivos, no será necesaria la guerra.
Si un golpe anticipado no es suficiente, Rusia solo puede desistir o aumentar su apuesta. Remarco la cuestión de desistir, porque este es un escenario dinámico en el que no solo existe en Rusia: Ucrania, Estados Unidos, la Unión Europea o la OTAN también pueden aprovechar este periodo para alterar el cálculo de riesgos de Putin.
De hecho, así se está haciendo. La Unión Europea no ha revelado la lista de sanciones que ha acordado en el Consejo para añadir incertidumbre al cálculo de Moscú, asimismo Reino Unido y Estados Unidos han enviado numerosos misiles antitanque para que la ofensiva terrestre rusa sea más costosa, alterando así el cálculo de Putin.
Segundo escenario: conflicto armado limitado
Pero si todo lo anterior no disuade a los rusos, la clave estará en el tipo de acción que estos contemplen, especialmente en su ofensiva terrestre. Si los rusos limitan el escenario terrestre a una zona no-vital, la guerra podría ser un mero conflicto armado. En cierto sentido, sería la repetición del escenario de 2014. Este es el segundo escenario, un conflicto armado que no ascienda a una guerra local.
El ejército ucraniano es suficientemente grande como para derrotar a cualquier fuerza irregular, de modo que las fuerzas pro-rusas tendrían que ser apoyadas por tropas rusas"
Estaríamos hablando de tomar Mariupol y conquistar la costa ucraniana en el Mar de Azov, hacer pequeños avances en otras zonas del frente, actuar desde Trasnistria… Esta opción adolece de un grave problema de aplicación. En la actualidad, el ejército ucraniano es suficientemente grande como para derrotar a cualquier fuerza irregular, de modo que las fuerzas pro-rusas tendrían que ser apoyadas por tropas rusas. En este caso, el número de bajas de Moscú aumentaría.
Por ejemplo, sería como si los rusos decidieran atacar a través del desfiladero de las Termópilas. Un ejército del tamaño ucraniano, puede defender veinte kilómetros de frente con dos brigadas, así que si tiene decenas de brigadas siempre habrá refuerzos disponibles para frenar los ataques limitados por tierra.
Este escenario presenta muchas más desventajas que ventajas para Rusia:
Tercer escenario: guerra clásica
El último escenario -y el más probable para diversos expertos- es el de una guerra clásica. Este escenario representa un salto de magnitud ya que dentro de la clasificación rusa pasaríamos del conflicto armado a la guerra local.
En este caso estamos hablando de la invasión de un territorio muy amplio y/o de intereses estratégicos de Kiev. En términos clausewitzianos, serían atacados los centros de gravedad, los pilares estratégicos del enemigo.
Dentro de este escenario hay dos variantes en función de la magnitud de la invasión: no es lo mismo una invasión de la mitad de Ucrania que una ofensiva desde Bielorrusia para capturar Kiev una ofensiva para capturar Jarkov, o una acción que prive a Ucrania de acceso al mar.
Algunos objetivos que por si solos provocarían una guerra local son las grandes ciudades de Ucrania -especialmente la capital- y la salida al Mar Negro en la región de Odessa. La salida al Mar de Azov tiene una importancia mucho menor.
Persiste la duda de si los rusos ocuparían de manera permanente el territorio ganado o se retirarían al poco tiempo"
Llegados este punto cabe recordar que Rusia ha movilizado todas sus capacidades, así que están en disposición de realizar desembarcos ofensivos en la costa ucraniana, lanzar una brigada paracaidista tras las líneas ucranianas, librar un asedio con artillería pesada en Jarkov, lanzar una ofensiva acorazada y usar a la aviación para paralizar el tráfico rodado y ferroviario de media Ucrania… Todo está desplegado.
Persiste la duda de si los rusos ocuparían de manera permanente el territorio ganado o si se retirarían al poco tiempo. A mi modo de ver ,lo ocuparán tanto tiempo como sea necesario para alcanzar sus objetivos políticos, que en esencia pasan por forzar a Kiev a aceptar las exigencias rusas.
En cuanto a las posibilidades ucranianas, podemos decir que solo el escenario limitado les da alguna oportunidad real, mientras que en caso de guerra clásica lo tienen muy difícil.
Si hay algún tipo de evento que podría alterar significativamente el curso de la guerra, a mi entender sería una batalla urbana en una gran ciudad. Si los ucranianos pueden retirarse en el interior de Kiev o Jarkov y no están dispuestos a rendirse, la toma de cualquiera de estas urbes se convertiría en un verdadero dolor de cabeza para Moscú.
Antes de concluir quisiera apuntar que las acciones rusas de los últimos años denotan cierta creatividad, por lo que cabe esperar cursos de acción -o modos de ejecutarlos- que nos sorprendan hasta cierto punto.
En conclusión, si estalla la guerra, Rusia tiene una gran ventaja sobre Ucrania.
Yago Rodríguez es fundador de The Political Room y creador de Cosas Militares.
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