El líder ruso, Vladimir Putin, se ha sentado con el canciller alemán, Olaf Scholz, a distancia. En la misma interminable mesa en la que estuvo con el presidente francés, Emmanuel Macron. Tampoco Scholz se ha hecho PCR antes de ver a Putin. Pero Putin no oculta que "Alemania es uno de los socios más importantes de Rusia junto con China".
Y está clara la razón: el gas, sobre lo que ha hablado antes de mencionar sus demandas de seguridad en Europa del Este. Putin ha recordado que Rusia suministra el 35% de las necesidades de gas de Alemania y una tercera parte del petróleo. Putin se ha referido a la joya de la corona de las relaciones con Alemania: el gasoducto Nord Stream 2, "uno de los proyectos más importantes para Europa".
De este modo, el canciller Scholz se ha visto fuerte y ha dicho a Putin que "si se ignoran los Acuerdos de Minsk y lo que ha votado hoy la Duma se hace realidad, el proceso habrá concluido y será un desastre". La Duma rusa, a instancias de los comunistas ha votado este martes, pedir a Putin a que emprenda este camino. Putin asegura que los rusos en estas dos provincias rusas están sufriendo "un genocidio". Queda así claro que si una vez reconocida la independencia de Donetsk y Lugansk, el Kremlin da la orden de entrar en el Donbás, lo haría para proteger a su población".
El líder ruso ha pedido a Scholz que para evitarlo haga que Ucrania cumpla con los Acuerdos de Minsk. Kiev y Moscú se reprochan mutuamente el incumplimiento de lo pactado en 2015 sobre el Donbás. El Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad, Josep Borrell, ha condenado categorícamente la decisión de la Duma.
Una de las medidas que más daño harían a Rusia sería precisamente la suspensión del Nord Stream 2, como pretende que haga el presidente de EEUU, Joe Biden. Lo dejó claro en su último encuentro con Scholz en Washington. Pero el canciller es escurridizo. "En caso de agresión, sabremos qué hacer", sin especificar qué pasaría con el gasoducto, que comunica directamente Alemania y Rusia. En la empresa rusa que ha gestado el proyecto, Gazprom, es directivo desde hace años el ex canciller alemán Gerhard Schröder, a quien ha elogiado Putin en la rueda de prensa.
La estrategia del Kremlin combina el palo y la zanahoria con gran habilidad. Por un lado, anuncia la retirada parcial de las tropas rusas una vez concluidas sus maniobras militares y a la vez saca la carta de la independencia de Donetsk y Lugansk.
El fin de las maniobras ha despertado la esperanza de que se esté iniciando una desescalada y ha servido a la portavoz del Ministerio ruso de Exteriores, María Zajarova, para burlarse de EEUU y la OTAN que habían anunciado una invasión con fecha y hora. "El 15 de febrero de 2022 pasará a la Historia como el día en que la propaganda occidental fracasó estrepitosamente. Humillada y destruida sin un solo tiro", ha señalado Zajarova.
Trabajar por la paz
Putin ha insistido: "Rusia, por supuesto, que no quiere una guerra" y ha confirmado la retirada parcial de tropas. La OTAN aún no ve señales claras de repliegue. Scholz ha dicho que este paso sería una buena noticia, pero que debería conducir realmente a la desescalada. "Es nuestra maldita obligación trabajar por la paz", ha remarcado el canciller alemán. "Para alguien de mi generación una guerra en Europa es impensable", ha dicho.
A su vez, Putin se ha mostrado dispuesto a mantener conversaciones sobre mecanismos de verificación con la OTAN, pero siempre insiste en que su objetivo es que Ucrania quede fuera de la Alianza Atlántica y que no haya tropas aliadas a las puertas de Rusia. Ve puntos en común para empezar a negociar de nuevo, lo que alienta la esperanza.
El canciller alemán, con cierta sorna, le ha repetido lo mismo que le dijo el lunes al presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky: "El ingreso de Ucrania en la OTAN no está en la agenda y no lo estará probablemente todo el tiempo que siga usted en el poder, que espero que sea mucho aunque no será eterno".
Ante el presidente ucraniano, Scholz lanzó el lunes el mismo mensaje: no es hora de plantearse el ingreso de Ucrania en la OTAN. Hay que dar prioridad a la desescalada. Al tiempo que recordaba a los ucranianos, que reprochan a Alemania que no les envíe armas, que ningún otro país ha ayudado económicamente a Kiev tanto como ellos.
Scholz ha seguido la estela del presidente francés, Emmanuel Macron, que se vio con Putin la semana pasada. También ha mantenido varias conversaciones telefónicas con el líder ruso. En el Eliseo estaban este martes muy atentos a que se confirmara el repliegue parcial de las tropas rusas, ya que vendría a confirmar que Macron iba por buen camino en sus esfuerzos negociadores.
Tanto Scholz como Macron insisten en que rusos y ucranianos han de resolver sus asuntos pendientes sobre el Donbás en la mesa de negociación para implementar los Acuerdos de Minsk. Si finalmente Putin hace caso a la Duma y reconoce la independencia de Donetsk y Lugansk, todo saltará por los aires de nuevo. Y sin pegar un solo tiro.
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