El ministro ruso de Defensa, Serguei Shoigu, el jefe de gabinete del líder ruso, Vladimir Putin, Anton Vaino, la portavoz del Ministerio ruso de Exteriores, Maria Zajarova, y la directora de RT, Maria Simonyan, son objetivos de las sanciones de la Unión Europea, según la lista que manejan los embajadores de la Unión Europea, a la que ha tenido acceso The New York Times. Los detalles se harán públicos este jueves.

Las sanciones son un primer paso para castigar a quienes están implicados en el reconocimiento de la independencia de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk. La UE considera que este paso es una violación de la soberanía y de la integridad territorial de Ucrania. Si Rusia sigue en esa línea, las sanciones irán en aumento.

La cúpula militar rusa y los altos ejecutivos del banco estatal VTB figuran en el paquete de sanciones. Las personalidades vinculadas con los medios de comunicación se consideran propagandistas al servicio del Kremlin y por esllo son castigadas. María Zajarova, por ejemplo, es quien se burló de Estados Unidos y de las potencias occidentales por adelantar la fecha de la invasión, que sería el 15 o el 16 de febrero. Al llegar esa fecha sin novedad, Zajarova escribió un tuit en el que pedía la lista de próximas invasiones para organizarse las vacaciones.

En la lista de sanciones, según The New York Times, también figura Yevgueni Prigozhin, muy vinculado a Putin y propietario del grupo de mercenarios Wagner.

Las sanciones implican la prohibición de viajar a la Unión Europea, así como la congelación de activos. Sin embargo, no es nada fácil aplicar esta congelación de activos porque la élite rusa sabe bien cómo ocultar sus propiedades. Otras sanciones se refieren a la prohibición de importar decenas de bienes y servicios. Rusia tampoco podría adquirir fondos en los mercados de capitales europeos.

Lo que más impacto ha tenido, sin embargo, es la decisión de Alemania de suspender la certificación del gasoducto Nord Stream 2, que ya está terminado y listo para entrar en funcionamiento. El presidente del consorcio, Dmytri Medvedev, antes presidente y miembro del Consejo de Seguridad, advertía que los europeos pagarían facturas que será el doble de las actuales si Berlín cumplía su amenaza.

Erdogan se ofrece a mediar

No hay muchas razones para confiar en una salida negociada pero si hay un país con buenas relaciones con Rusia y Ucrania es Turquía. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha dicho a Putin que su país no reconoce las medidas contra la integridad territorial de Ucrania, tras el reconocimiento de las dos repúblicas separatistas del Donbás por parte de Rusia. Erdoban se ha ofrecido a mediar.

En una llamada telefónica, Erdogan ha explicado a Putin que un conflicto militar no beneficiaría a nadie. Ha subrayado que mantiene una buena cooperación regional con el líder ruso.

Turquía es miembro de la OTAN y ha suministrado drones a Ucrania, pero a su vez mantiene una buena relación con el Kremlin. Erdogan ha insistido en dar más opciones al diálogo.

Sin embargo, las autoridades ucranianas ya dan por hecho que la invasión es cuestión de tiempo. De ahí que se estén preparando para declarar el estado de emergencia durante 30 días, hayan declarado la movilización de reservista y a su vez estén ultimando una ley para que la población pueda usar armas en su defensa.

"Nuestro ejército está preparado" para defenderse, ha dicho Oleksiy Danilov, jefe del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania. Unas 190.000 tropas rusas rodean Ucrania. Después del reconocimiento de la independencia de las repúblicas separatistas prorrusas, Putin autorizó que los efectivos entraran en estos territorios como "fuerzas de paz". En realidad, una operación de invasión encubierta, como dijo el martes el presidente de EEUU, Joe Biden.