La guerra ha comenzado en Europa. El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha declarado el inicio de una "operación militar especial" para "desmilitarizar y desnazificar" el país, en un discurso a la nación a las 5.50 de la mañana, hora local. Ha acusado al ejército ucraniano, que dice estar dirigido por neonazis, de amenazar a Rusia. El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, que es judío, ha anunciado que el ataque de Rusia esta madrugada puede ser el comienzo de una gran guerra en Europa. Ha pedido a la población que no salga de las casas y ha declarado el estado de guerra. Una decena de ciudades ucranianas en el sur y este del país, están siendo atacadas, entre ellas Kiev y sus alrededores y Jarkov, mientras tropas rusas han entrado por el norte desde Bielorrusia. Rusia ha bombardeado, incluso con misiles de crucero Kalibr, unos 30 enclaves civiles, incluida la capital y sus alrededores, así como infraestructuras militares. Es una invasión a gran escala.
Putin ha lanzado una seria advertencia: "Cualquiera que intente interferir, o más aún, crear amenazas para nuestro país y nuestro pueblo, debe saber que la respuesta de Rusia será inmediata y le llevará a consecuencias como nunca antes ha experimentado en su historia".
Al tiempo se empezaban a escuchar explosiones en Kramatorsk, en Donetsk, y en Jarkov. También había detonaciones en Mariúpol y en la capital, Kiev. Miles de personas trataban de salir de Kiev en interminables caravanas desde primera hora de la mañana. Polonia se prepara para recibir a decenas de miles de refugiados.
El Ministerio del Interior confirmaba la muerte de los primeros siete soldados a poco de empezar la invasión en un ataque en Odessa. Al menos 18 civiles ya figuraban entre las bajas a media mañana. Decenas de soldados ucranianos han perdido la vida en las primeras horas. Han caído bajo control ruso Horodyshche y Milove en la región de Lugansk.
La CNN da cuenta de cómo camiones militares rusos entran en Ucrania desde Bielorrusia, donde unos 30.000 efectivos llevan semanas de maniobras militares conjuntas con sus aliados bielorrusos. El presidente de Bielorrusia, Aleksander Lukashenko, se ha puesto al servicio de Putin, con quien ha hablado por teléfono.
El ministro ruso de Defensa, Serguei Shoigu, ha dicho que Rusia estaba realizando los ataques con armas de gran precisión contra infraestructuras militares y no contra civiles. Es lo contrario a lo que se ve sobre el terreno. El Ministerio de Defensa ruso asegura que ha desactivado todas las defensas aéreas y bases aéreas de Ucrania. Las Fuerzas Armadas de Ucrania han confirmado que Rusia ha bombardeado los aeropuertos de Boryspil, Ozernomu, Kulbakinomu, Chuguev, Kramatorsk y Chornobayivtsi. También hay combates en la línea de frente que separa las autoproclamadas repúblicas prorrusas de Donestk y Lugansk.
El líder ruso ha llamado a los soldados ucranianos a deponer las armas y rendirse, mientras el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, pedía a toda la población que participara en la defensa del país.
El líder ruso ha hecho caso omiso de las demandas del Consejo de Seguridad de la ONU que se reunía de urgencia en ese momento. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha descrito la acción de Putin como "una guerra premeditada que traerá una pérdida catastrófica de vidas y un gran sufrimiento humano". Biden, que sigue la evolución de los acontecimientos desde la Casa Blanca, ha asegurado que "Rusia tendrá que rendir cuentas". Ha hablado con el presidente ucraniano, Voldodymyr Zelensky, sobre el ataque ordenado por Putin.
En su intervención en la ONU, el secretario general, Antonio Guterres, ha señalado: "Está claro que esta guerra no tiene sentido. Viola la Carta de la ONU y si continua, causará un sufrimiento en Europa que no se había visto desde los Balcanes". El embajador ruso, Vasily Nebenzya, seguía diciendo que esto no es una guerra sino "una operación militar en el Donbás". El representante ucraniano ha respondido: "No hay purgatorio para los criminales de guerra. Van directamente al infierno".
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha asegurado que la Alianza Atlántica está con el pueblo de Ucrania en este tiempo tan terrible. "La OTAN hará todo lo que sea necesario para proteger y defender a sus aliados", ha apuntado, nada más conocerse la decisión de Putin.
El ministro ucraniano de Exteriores, Dmytri Kuleba, ha escrito en su cuenta de Twitter: "Putin acaba de lanzar una operación a gran escala. Pacíficas ciudades ucranianas están siendo bombardeadas. Es una guerra de agresión. Ucrania se defenderá y ganará. El mundo puede y debe parar a Putin. Es hora de actuar".
Desde Alemania han llegado las primeras reacciones. El canciller alemán, Olaf Scholz, ha condenado el ataque ruso contra Ucrania, que ha calificado como "una ruptura flagrante del derecho internacional". Ha expresado su solidaridad con Ucrania y las personas que viven allí. Ha apelado a Rusia a que cese la acción militar. "Es un día terrible para Ucrania y día oscuro para Europa".
Llamamiento al pueblo ruso
Horas antes, en una intervención televisada a la nación, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, apelaba al pueblo ruso a oponerse a la guerra que promueve el Kremlin. Las comunicaciones en la zona oriental de Ucrania sufrieron interrupciones constantes en la noche del miércoles. Las alarmas aumentaron al conocerse el cierre del aeropuerto de Jarkov, a 30 kilómetros de la frontera rusa, donde se registraron problemas de suministro eléctrico. También el de Dnipro y Zaporizhia.
Este miércoles el Pentágono había informado de que la concentración de tropas rusas situadas entre cinco y 50 kilómetros de Ucrania hacían prever que el ataque se llevaría a cabo "en cualquier momento".
La excusa para invadir Ucrania se la han brindado en bandeja los líderes de las autoproclamadas repúblicas separatistas de Donetsk y Luhansk que han pedido al líder ruso, Vladimir Putin, asistencia militar para hacer frente a la “agresión” de las fuerzas ucranianas. Quieren ayuda “para evitar víctimas civiles y una catástrofe humanitaria”. El agresor reconvertido en agredido en una cabriola made in Moscú.
Este lunes recordemos que el presidente ruso, Vladimir Putin, escenificó una decisión consensuada con su Consejo de Seguridad sobre el reconocimiento de las autoproclamadas repúblicas situadas en Ucrania. El decreto ya autorizaba el envío de “fuerzas de paz”, una denominación que incluso el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, puso en cuestión. Lo vivido ahora es el siguiente paso: la invasión propiamente dicha.
Putin ha emprendido esta operación militar a gran escala, a pesar de las sanciones decretadas por Estados Unidos, la UE, Reino Unido, Australia y Japón. Incluso Alemania, contra pronostico, ha suspendido la certificación del Nord Stream 2, el gasoducto que es la joya de la corona de las relaciones comerciales germano-rusas. Pero el Kremlin tenía su hoja de ruta ya trazada.
En una intervención televisada de una hora el lunes, Putin dejaba constancia de su argumentando para justificar su intervención sobre Ucrania. Es un país cuya soberanía cuestiona por el hecho de que lo considera parte de Rusia. Ni en la OTAN ni fuera de la OTAN. Lo que busca Putin es el control de Ucrania, un pais donde la agresión que padecen desde 2014 por parte de Rusia no ha hecho sino incrementar el atlantismo y el europeísmo.
El Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad de la UE, Josep Borrell, decía en su cuenta de Twitter hora antes del ataque que la demanda de asistencia militar de los líderes separatistas prorrusos era una mera excusa para la invasión y advertía del riesgo de que mueran miles de civiles.
El Consejo de la UE aprueba este jueves el primer paquete de sanciones contra Rusia, que incluyen a dirigente del entorno de Putin, como el ministro de Defensa, Serguei Shogin, o la portavoz del Ministerio de Exteriores, María Zajanova.
Ucrania pedía una reunión urgente del Consejo de Seguridad y su presidente, Volodymyr Zelensky, decía que había intentado hablar con el líder ruso, Vladimir Putin, sin éxito.
Horas antes, el miércoles, el gobierno ucraniano decretaba el estado de emergencia, alertado de la inminencia del ataque por los servicios de inteligencia de EEUU. Han autorizado que la población porte armas en su defensa y han movilizado a los reservistas. A su vez, han pedido a los tres millones de ucranianos que viven en Rusia que salgan del país.
Este miércoles también se ha registrado una nueva oleada de ciberataques que han afectado a bancos y ministerios. El guion que ha puesto en marcha el Kremlin responde a la perfección a lo descrito por el secretario de Defensa, Antony Blinken, recientemente: primero buscarán la excusa, luego habrá reuniones de emergencia, decretos, ciberataques, misiles y por último carros de combate. Muy desencaminado no iba el jefe de la diplomacia de EEUU. La pregunta era hasta dónde estaba dispuesto a llegar Putin. Lo escalofriante es que no tiene límites.
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