"Ucrania en vuestras noticias y en nuestra realidad son dos países distintos. La diferencia más importante es que solo nuestra realidad es auténtica. Os dicen que somos nazis. ¿Cómo va a ser nazi un pueblo que sacrificó ocho millones de vidas en su combate contra los nazis? ¿Cómo voy a ser un nazi si mi abuelo luchó en el ejército soviético?... Escuchad la voz de la razón. El pueblo ucraniano quiere la paz". Con estas palabras Volodymyr Zelensky (Krivoi Rog, 1978) ha dado un golpe de efecto al líder ruso, Vladimir Putin, a quien está ganando la batalla del relato.
"Como ciudadano de Ucrania", en ruso, idioma que domina mejor que el ucraniano, desmontaba los argumentos del Kremlin para justificar la guerra apenas unas horas después de que Putin diera la orden de emprender "una operación militar especial" para "desmilitarizar y desnazificar" Ucrania. Actor de profesión y judío de origen, Zelensky jamás ha representado un papel tan trágico: presidente de un país al que Rusia ha declarado la guerra por no doblegarse a su mandato.
Conocedor de la fuerza de la palabra, Zelensky lanza continuamente mensajes para contrarrestar la propaganda que procede de Moscú. Está desarrollando una hiperactividad que recuerda a la de Emmanuel Macron, a quien citaba como referente en su campaña. Los dos se lanzaron a la arena sin partido, y a Macron también le encantan las escenificaciones.
El fin de semana pasado se dirigía a la élite de la geopolítica global en la Conferencia de Seguridad de Múnich para solicitarles que pusieran fin a la política de apaciguamiento con Rusia y abrieran las puertas de Ucrania en la OTAN. "Lo he pedido pero ninguno se ha ofrecido a defender nuestra candidatura", se lamentaba una vez iniciada la invasión. Este viernes, ha rogado a los europeos que sepan combatir que se unan a los ucranianos en la defensa del país.
Es el objetivo número uno del Kremlin, que busca ahora cómo dividir a la élite en el mando en Ucrania. El líder ruso, Vladimir Putin, ha pedido a las Fuerzas Armadas que se rebelen contra el presidente y el gobierno, a quienes ha llamado "drogadictos y neonazis", y negocie una salida pacífica con Moscú.
Putin quiere su cabeza
Zelensky había ofrecido a Putin sentarse a dialogar. Pero Putin le desprecia. Quiere su cabeza. Ha prometido que permanecerá en Kiev, a pesar de que muchas cancillerías temen por su vida y le han ofrecido protección si decide salir del país. En su intervención el jueves por videoconferencia en la cumbre del Consejo Europeo, les dijo que podría ser la última vez que le vieran con vida. Cada día surgen rumores de su inminente salida. Este viernes ha difundido un video con su equipo más cercano en el que queda constancia de que sigue en Kiev, en la calle Bankova.
Zelensky, presidente gracias a la magia de la televisión, comenzó como un antipolítico al estilo de Beppe Grillo en Italia. "No soy un político, solo soy una persona que ha venido a romper el sistema", decía entonces. Contra pronóstico, está adquiriendo en empaque presidencial, lo que se llama gravitas, en los tiempos más difíciles imaginables. Según Michael Reid, experimentado periodista de The Economist, "ha probado que es un líder impresionante, con recursos y valiente".
Su vida se asemeja a la del personaje al que debe su fama. En su papel en la teleserie Sluga naroda (Servidor del pueblo), que se estrenó en octubre de 2015, Zelensky interpretaba a Vasily Goloborodko, un profesor que se convierte en presidente por casualidad. Un video que graba uno de sus alumnos, en el que arremetía contra los políticos por la corrupción se convierte en viral. Y de ahí salta a la Presidencia. Los ucranianos, hartos de los políticos convencionales y de una corrupción rampante, se convirtieron en fans del profesor.
Auténtico 'servidor del pueblo'
Un año antes de las elecciones de 2019, se lanzó el partido con el mismo nombre de la serie, Servidor del Pueblo. La confusión al principio era tal que en los carteles no se sabía si anunciaban la siguiente temporada o el lanzamiento del nuevo político. De hecho, la productora estaba detrás de la operación. A Zelensky le relacionaron con el magnate Ihor Kolomoyskiy, uno de los oligarcas más ricos de Ucrania y propietario de la televisión 1+1, el medio que ponía en antena Sluga naroda. El oligarca, enemigo de Poroshenko, había sido gobernador de Dnipropetrovsk, de donde procede Zelensky.
Su campaña fue diferente a lo conocido en Ucrania hasta entonces: sin mítines, sin discursos políticos, pero con mucha difusión de videos en las redes sociales. Prometía ser nuevo y se presentaba como un luchador contra la corrupción, como su personaje. Su mensaje era que Ucrania no debía ser ni "un socio corrupto de Occidente" ni "la hermana pequeña de Rusia". Derrotó al acaudalado empresario Petro Poroshenko, por un 72,7% de los votos en abril de 2019.
Sin experiencia política previa, no tardó en decepcionar. Lógico, dada la gran expectativa que había creado. Era casi una ilusión. Casi todo su equipo de partida procedía de la productora de su teleserie, Kvartal 95. Tuvo la prudencia de rodearse de gente experimentada en el Ministerio de Defensa y en las Fuerzas Armadas. Son ahora quienes están en el punto de mira de Putin. Ha ofrecido a los altos cargos del Ejército negociar con ellos. Es decir, les ha alentado a dar un golpe en contra de Zelensky a condición de detener la guerra. A ellos ha apelado también. "Estamos en vuestras manos. Sois nuestra esperanza", les decía en un mensaje.
Su evolución ha sido un reflejo de cómo la política de presión sobre la sociedad ucraniana ha provocado justo lo contrario de lo que pretende. Zelensky procede del sudeste del país y es rusófono. Hizo su carrera profesional en ruso. "Los rusos esperaban que se pusiera de su parte pero entendió que los rusos solo querían hacer todo a su manera y dejar a Ucrania de lado. Poco a poco se ha convertido en un patriota ucraniano. Su transformación es un ejemplo de cómo ha cambiado la sociedad ucraniana", decía Volodymyr Yermolenko, director de la revista Ukraine World a The New York Times.
Transmite autenticidad y empatiza con el ucraniano que no termina de creerse lo que está pasando, pero que encara con coraje el momento que le ha tocado vivir. Son mayoría los que le ven como símbolo de la unidad del pueblo ucraniano frente al invasor. Incluso su adversario en las elecciones, Poroshenko, reconoce su valor. "Ha mostrado responsabilidad". Y ha dejado en evidencia, con argumentos, tanto la irracionalidad de Putin como la pasividad de los dirigentes occidentales. "Necesito munición, no que me saquen de aquí", ha respondido a EEUU, que le ofrecía ayuda para salir de Kiev.
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