La línea de alta tensión que suministra al complejo nuclear de Chernóbil ha resultado dañada y ha dejado la instalación sin electricidad. Esta situación provoca que la refrigeración del combustible de la central -cuyo último reactor cerró en el año 2000 pese al accidente de 1986- se ponga en riesgo.

Sin electricidad, la refrigeración de estos restos de combustible pasa a depender de sistemas diésel de emergencia. No obstante, las autoridades ucranianas aseguran que estos depósitos sólo tienen capacidad para operar durante unas 48 horas. Pasado ese tiempo, el combustible dejaría de refrigerarse.

El combustible de las centrales nucleares se refrigera en grandes piscinas alimentadas por la corriente eléctrica. Si el proceso de refrigeración se para, la propia temperatura del combustible acabaría provocando, con el tiempo, la evaporación del agua y la posible liberación de gases.

Sin embargo, este proceso no es inmediato. De hecho, podría ser bastante lento en una instalación cuyo combustible lleva refrigerándose ya más de dos décadas, por lo que su temperatura no es tan alta ni puede generar la evaporación a la misma velocidad que la de un combustible recién usado.

La central nuclear de Chernóbil fue tomada por los rusos en el primer día de la invasión a Ucrania, y los combates en el área al norte de Kiev han terminado por afectar a la línea eléctrica que la suministra. Ucrania exige un alto el fuego que permita reparar la línea. Además, los trabajadores del complejo capturado llevan 13 días ya sin rotación.

La situación en Zaporiyia

El conflicto alrededor de las centrales nucleares está siendo una constante desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania. La semana pasada se produjeron combates en la central de Zaporiyia, la mayor de toda Europa, con seis reactores nucleares en activo.

Los bombardeos rusos causaron un incendio en un edificio administrativo de la instalación, aunque no se produjo daños sobre los reactores. Éstos, además, cuentan con una cuádruple protección coronada por las cúpulas de contención, que se testan precisamente para este tipo de situaciones y contra el impacto de aviones, misiles o explosiones de otra clase.