Es una de las más profundas conocedoras de Rusia y el llamado espacio postsoviético en España. Viaja a Ucrania y sigue la evolución del país desde que se desgajó de la URSS en los noventa. Carmen Claudín (México, 1949), investigadora senior asociada de Cidob, pasó su infancia en Moscú y se formó en París, en la Universidad de la Sorbona. Elaboró su tesis sobre Lenin en la revolución cultural. Sus orígenes están marcados por la guerra civil española: su padre era Fernando Claudín, dirigente del Partido Comunista de España (PCE) y profundo conocedor del marxismo, y por ello vivió en el exilio. Sus padres se conocieron en Moscú, donde su madre, Carmen Urondo, niña de la guerra, estudiaba en el Instituto de Planificación de Transporte Ferroviario. Fernando Claudín era entonces el responsable de los españoles residentes en territorio soviético. Fue el amor lo que hizo que finalmente Carmen Claudín se estableciera en España, concretamente en Barcelona. Confiesa que se desenvuelve cómodamente entre la cultura rusa, francesa y española.
Está desgarrada por el sufrimiento que está viendo en Ucrania y se ha movilizado para ayudar en lo posible a las víctimas. Siempre incide en sus comparecencias en desmontar la narrativa del Kremlin, sobre todo esa tesis por la cual es la OTAN es la agresora y Rusia la agredida. Sostiene que “Ucrania será el Vietnam de Putin” y culpa al líder ruso de la ola de rusofobia que empieza a crecer en todo el mundo. “Putin es una máquina de crear rusofobia”.
“En la guerra en Ucrania vivimos ahora una situación de estancamiento. Hay movimientos pero sin avances. Los rusos están haciendo mucho daño, pero no están consiguiendo los resultados que buscaban. No se han atrevido aún a entrar en Odesa, lo que es muy significativo. Me cuesta mucho hacer una valoración porque está todo muy abierto: puede ir en un sentido u otro. Por un lado, depende de la capacidad de resistencia de los ucranianos, que nos están demostrando que es enorme. Y por el lado ruso, es decir, Putin y el Kremlin, que es donde se juega todo. No creo que las presiones occidentales incidan mucho”, señala la investigadora.
De cara al público China apoya a Rusia pero tengo la impresión de que le deben estar diciendo a Putin que busque la manera de salir"
Ve más que China pueda desempeñar un papel clave para presionar a Putin para que busque una salida lo antes posible a la situación. “A los chinos no les gustan estas situaciones volátiles donde se pretenden desdibujar fronteras. De cara al público China apoya a Rusia pero tengo la impresión de que le deben estar diciendo a Putin que busque una manera de salir”.
Cree que para Putin no es suficiente la oferta del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, de que Ucrania no entre en la OTAN en muchos años. “No creo que el Kremlin deje la parte ocupada del Donbás en manos de Kiev, y menos aún Crimea. A su vez entiendo que Zelenski y la opinión pública puedan estar de acuerdo por necesidad en esta renuncia al ingreso en la OTAN pero no van a aceptar que se toque la integridad territorial de Ucrania. Se han perdido demasiadas vidas. Por ello, no sé qué salida tendría Putin para convencer a los ucranianos que firmen un acuerdo que sea aceptable para ellos y no suponga una humillación para él”.
En las últimas horas el Financial Times ha filtrado que en las negociaciones entre rusos y ucranianos está sobre la mesa un plan de 15 puntos y que hay avances sobre la cuestión de la neutralidad. Sin embargo, el negociador ucraniano Mijailo Podolyak insiste en que Ucrania necesitaría para ser neutral garantías de seguridad (protección por parte de otras potencias), y exige la retirada de tropas rusas y un alto el fuego.
La invasión de Ucrania, ordenada por Putin el 24 de febrero, ha demostrado que el líder ruso actúa fuera de control y que enmascara su actuación con el recurso a una narrativa destinada a la población rusa: se trata de una “operación militar especial” destinada a “desnazificar” y “desmilitarizar” Ucrania, donde se comete un “genocidio” contra la minoría rusa.
El entorno de Putin
¿Será capaz de saltarse más líneas rojas? El pasado domingo las fuerzas rusas atacaron con misiles una base situada a apenas 25 kilómetros de Polonia. Las acusaciones contra Ucrania sobre los planes de usar armas químicas hacen temer una operación de bandera falsa (atribuir a la otra parte una acción orquestada por el Kremlin en este caso). Y ya dejó claro Putin que había puesto en alerta las fuerzas nucleares.
Putin tiene un comportamiento obsesivo. ¿Qué puede hacer alguien así?"
A Carmen Claudín le parece complicado que Putin llegue tan lejos, pero reconoce que la posibilidad crea ansiedad y miedo en todo el planeta. Su honestidad intelectual le lleva a confesar que desconoce si será capaz o no y que se fía de quienes saben más que ella sobre este asunto. “Me cuesta decirlo pero creo que Putin tiene algún tipo de patología. Es un comportamiento obsesivo, eso está claro. ¿Qué puede hacer alguien así? No sé. Confío en que su entorno tenga influencia sobre él. Pero nadie sabe a quién de su entorno escucha Putin realmente. Hay un entorno formal conocido, pero lo interesante sería saber si hay alguien de quien de verdad se fía”, señala.
Empezamos la conversación aludiendo a los amigos rusos de Carmen Claudín, que temen que la situación para quienes disienten sea cada vez más insostenible, más aún de lo que ya lo era. “Mi impresión es que por un lado en Rusia hay una reacción mayor y más profunda en contra de la guerra de lo que se puede manifestar abiertamente, pero no creo que esa presión por abajo pueda jugar un papel lo bastante importante como para provocar un cambio sustancial (gamechanger). Si hay algún cambio en la cúspide, lo veo como un golpe de palacio. Es decir, veo más posible que haya personas de su entorno que consigan hacerle aceptar la idea de que no puede seguir adelante con esta guerra o bien que tengan elementos de presión para lograrlo”.
Decía el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, recientemente que será una guerra "sin ganadores ni perdedores". También se dice que Putin puede ganar la guerra pero perderá la posguerra. “La guerra militar la puede ganar. La guerra contra los ucranianos no. Putin había perdido Ucrania hace tiempo pero ahora ya es definitivo. Está en un grado de no retorno. La gente con quien he hablado y han estado en Odesa, ciudad emblemática judía, donde hay mayor población rusófona, o en Jarkov, me cuenta que no hay nadie que no estuviera dispuesto a luchar contra los rusos. Han perdido hasta esta población más afín”.
Punto de inflexión histórico en Ucrania
Es una guerra que pasará a la historia de Ucrania. “Es un momento definitorio de la nueva historia de Ucrania. El pueblo ucraniano está dando su vida por la libertad y la soberanía de su país. Están dispuestos a morir por ello. Enfrente tienen un ejército poderosísimo pero con unos soldados que no están dispuestos a lo mismo. Y sus mandos tampoco. Esto es un arma de gran potencia. Hago el símil con la guerra de Vietnam, que parecía la guerra de un elefante contra hormiguitas. Ganaron las hormiguitas. La guerra de Vietnam demuestra que la gran inferioridad militar queda compensada por la movilización de lo que llamamos las mentes y los corazones. Y esto ha ocurrido en Ucrania".
Subraya la diferencia con el ejército ruso. "Los soldados rusos y sus madres no pensaban que iban a Ucrania, sino a maniobras en Crimea o a la parte ocupada, no imaginaban que iban a bombardear Kiev. Para que funcione el Kremlin vierte esas mentiras como que son fascistas y estaban a punto de cometer un genocidio en el Donbás. Es el único medio que tiene el Kremlin para dar un mínimo de convicción a sus soldados. Y el temor a medidas disciplinarias”.
Zelenski está reflejando la capacidad de todos los ucranianos de resistir, su determinación. Hay una simbiosis entre el líder y su población"
Quien está conquistando las mentes y corazones de todo el mundo es el presidente ucraniano. ¿Ha sido una sorpresa? “Me ha sorprendido su capacidad de hacerlo tan bien y de ser tan valiente. Lo está haciendo con elegancia. Retrospectivamente, podemos pensar que su experiencia de actor le ayuda. No me lo esperaba de Zelenski hasta ese punto. Sí sabía que los ucranianos iban a estar a la altura. Zelenski está reflejando la capacidad de todos los ucranianos de resistir y su determinación. Hay una simbiosis muy clara entre el líder y la población. Hasta ahora era un político más en el panorama ucraniano. Había perdido apoyo como suele suceder. Ahora se ha convertido en el Allende de Europa”.
La deriva dictatorial de Rusia
¿Y sería Putin un nuevo Stalin, como apunta The Economist? “Hay que tener mucho cuidado con las comparaciones históricas. Es cierto que Putin tiene la misma obsesión con Ucrania que tenía Stalin con Polonia cuando firmó el pacto germano-soviético. Pero el régimen de Putin aún no es el régimen totalitario del estalinismo hasta el final. Es un régimen dictatorial, con una serie de características en común con el estalinismo, pero aún no es totalitario. Entre otras cosas porque hay un sector privado muy fuerte, bajo el control del Estado, pero en ese sentido recuerda más el franquismo que el estalinismo”.
Las sanciones están siendo más fuertes que nunca. La duda es si no perjudica en exceso también a los antiputinistas. Señala Claudín que son ellos los que reprochaban a la UE ser demasiado permisiva con Putin. “No es cierto que la Unión Europea haya sido antes dura con Rusia. Ya no sabía qué inventar para acomodar a Rusia. El sector democrático de Rusia siempre ha demandado más severidad y criticaban a la UE por no ir más allá. Hemos llegado a la situación que hemos llegado en Ucrania por no saber leer bien al régimen de Putin y no habernos dado cuenta de hasta dónde estaba dispuesto a llegar y de haber sido demasiado permisivos”.
Le habría gustado ver a más dignatarios de la UE en Kiev, como han hecho los primeros ministros de Polonia, Chequia y Eslovenia. Reclama una vía rápida de ingreso de Ucrania en la UE. “Los ucranianos llevan tiempo preparándose. Hace tiempo que están armonizando su legislación, economía…. Están tan preparados como Rumanía o Bulgaria cuando entraron”.
Lo de la OTAN es un cuento chino de Putin. Lo que no quiere es que Ucrania y Bielorrusia, puedan construir un Estado de derecho y estén en la UE"
Y es precisamente ese ingreso en la UE lo que en realidad Putin no quiere. “Lo de la OTAN como peligro es un cuento chino de Putin. Lo llevan diciendo desde la ampliación, pero temen más el cambio de régimen politico y tenerlo en sus fronteras porque esto es muy contagioso. El fondo del problema es ese. No puede permitir que los eslavos, Ucrania y Bielorrusia, puedan convertirse o entrar en el camino y construir un Estado de derecho a la occidental”.
En España la narrativa del Kremlin ha calado hondo. Muchos intelectuales de izquierda y de derecha sostienen que la ampliación de la OTAN se hizo incumpliendo una promesa al Kremlin, algo que no es cierto como reconoció el propio Mijail Gorbachov. Claudín lo relaciona con el antiamericanismo. “Es un antiamericanismo que cruza las ideologías de partido. Cuando aquí se dice no a la guerra, piensan en la OTAN en lugar de pensar en Putin. El no a la guerra es un eslogan valiente, no aquí, sino en Rusia. Aquí hay que decir no a la guerra de Rusia contra Ucrania. Ese no a la guerra lleva a argumentar el discurso pseudopacifista que no hay que ayudar a los ucranianos dándoles armas porque eso es prologar el sufrimiento”.
Duda si sería adecuada la zona de exclusión área porque confiesa que le falta el criterio técnico militar. “Si es cierto que crear la zona de exclusión aérea, sería ir a un enfrentamiento directo con Rusia, entonces hay que pensárselo. Tengo un dilema moral”, confiesa. “Todo en mí pide esta zona de exclusión aérea. Si no lo hacemos está muriendo gente, no por nuestra mano pero indirectamente. Estamos contribuyendo a eso. He leído que con armamento adecuado, drones y misiles tierra aire no sería necesaria la zona de exclusión. No lo sé”.
En cuanto a los rusos, sabe que están sufriendo pero es incomparable con lo que padecen los ucranianos. La cultura de la cancelación le parece una aberración, pero distingue entre los aliados de Putin en la cultura y la cultura rusa. “No es lo mismo Dostoievski que un director de orquesta amigo de Putin. Uno de los problemas que es responsabilidad exclusiva de Putin es que es una máquina de creación de rusofobia. Va a tener que pararse esta oleada. El Kremlin siempre hablaba de esta rusofobia que había en Occidente. Está creando rusófobos a toneladas cada día que pasa. Y es terrible. En Ucrania va a crecer seguro. Gente de la generación de mis padres hablaban de los alemanes equiparándolos a los nazis. Ahora pasará con los rusos, por desgracia”.
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