Lo que la víspera parecían avances hacia el alto el fuego fueron rebajados este jueves por sus protagonistas, mientras los observadores internacionales reconocían la amplia distancia que aún separan a las delegaciones de Ucrania y Rusia. En el campo de batalla, las líneas del frente también languidecen, sin progresos reseñables de las tropas rusas y entre envíos adicionales de armamento y efectivos en ambos lados.
"Por desgracia no hemos tenido éxito todavía en las conversaciones. El conflicto prosigue y decenas de miles de civiles no han podido abandonar la ciudad", reconoció este jueves el ministro de Asuntos Exteriores turco, Mevlüt Çavuşoğlu, tras reunirse con su homólogo ucraniano Dmytro Kuleba en la ciudad occidental ucraniana de Leópolis. "Albergamos la esperanza de un alto el fuego", agregó.
Çavuşoğlu, que visitó Moscú la víspera, trata de situar a Ankara como el mediador principal del litigio. Su dependencia energética y agrícola con ambos países le convierte en un actor interesado en quebrar el statu quo que, después de tres semanas de guerra, se ha instalado en las líneas del frente. Turquía se ha ofrecido, además, a acoger una reunión entre Vladímir Putin y Volodimir Zelenski. Otros intentos paralelos de mediación, como la del primer ministro israelí Naftali Bennett, no ha cosechado resultado.
Cese de la violencia
Kiev admite que ambas delegaciones están redactando un acuerdo de paz pero que cualquier avance está sujeto a que el Kremlin acepte un cese de las hostilidades. A juicio de Oleksii Reznikov, ministro de Defensa y líder del equipo negociador ucraniano, el trabajo técnico avanza pero "Rusia tiene que parar sus bombardeos para que cualquier compromiso sea posible".
Entre los recelos occidentales, pesa el discurso a la nación ofrecido la noche del miércoles por Putin
En una entrevista con la web rusa Meduza, Mykhailo Podolyak, asesor de Zelenski y miembro de la delegación negociadora, deslizó que la principal demanda de Kiev es la retirada de las tropas rusas a sus posiciones previas al 24 de febrero, el inicio de la invasión. Preguntado acerca de la península de Crimea y las zonas de la región del Donbás, bajo control de Rusia desde 2014, precisó que tales áreas no son parte de la discusiones actuales.
El miércoles el curso de las negociaciones pareció haber cambiado de fase. Zelenski aseguró que Rusia había adoptado una posición "más realista" mientras que el ministro de Asuntos Exteriores ruso Sergey Lavrov deslizó que "había alguna esperanza para el compromiso". Una inusitada sintonía que fuentes occidentales pusieron en cuarentena este jueves. "Ambos lados se están tomando en serio las conversaciones, pero existe una gran distancia entre sus respectivas posiciones", alegaron.
Entre los recelos occidentales, pesan el discurso a la nación ofrecido la noche del miércoles por Putin, en el que volvió a denunciar "el régimen pro nazi de Kiev", y la sensación de que Zelenski podría estar pecando de optimismo en un intento de mantener la resistencia de sus tropas y ciudadanos. Kiev negó este jueves que el plan de 15 puntos publicado por el Financial Times sea la hoja de ruta que se halle sobre la mesa. "Ésa es la posición rusa", replicó Kuleba.
El citado plan incluiría la renuncia de Kiev a ingresar en la OTAN, una opción a la que el martes ya abrió la puerta su presidente, y a aceptar el establecimiento de bases militares extranjeras en su territorio. También estaría en discusión un modelo de neutralidad similar al de Suecia y Austria. "Las garantías de seguridad son el asunto clave y es de lo que estamos hablando en estos momentos", arguyó el jefe de la diplomacia ucraniana.
Escepticismo ante el acuerdo
Con la guerra entrando en su cuarta semana, las coordenadas del conflicto parecen estar cambiando. "El alto coste de la guerra, combinado con el alto coste de las sanciones económicas, puede hacer que Rusia esté dispuesta a negociar un acuerdo de paz, pero debemos ser muy escépticos hasta que se firme un acuerdo y veamos que las fuerzas rusas regresan a Rusia", señala a El Independiente Paul D’Anieri, profesor de Política Pública y Ciencias Políticas de la University of California, Riverside.
Los combates se volverán más feroces a medida que se discutan los temas más complejos
Paul D’Anieri, profesor de Política Pública y Ciencias Políticas de la University of California, Riverside
"Hay tres razones para el escepticismo. En primer lugar, aunque los diplomáticos rusos y ucranianos han informado de avances, la retórica de Putin sigue siendo agresiva y será él quien tomará las decisiones sobre la paz", enumera el académico. "En segundo lugar, parece que los negociadores están abordando los temas más fáciles. Tercero, cuando se trata de asuntos más difíciles, ambas partes buscarán forzar concesiones al ganar en el campo de batalla. En ese sentido, veremos los combates más feroces a medida que se discutan los temas más complejos. Es casi seguro que Rusia intentará sitiar Kiev y luego negociará desde una posición de mayor fuerza, y Ucrania resistirá con firmeza", pronostica.
Parálisis militar
Sobre el terreno, las líneas del frente se han estancado. La inteligencia británica aseguró este jueves que "las fuerzas rusas habían cosechado avances mínimos por tierra, mar y aire en los últimos días mientras continuan sufriendo severas bajas". "La resistencia ucraniana se mantiene firme y bien coordinada. La mayor parte del territorio ucraniano, incluidas las principales ciudades, se hallan en manos ucranianas", advirtió el informe británico.
Las fuerzas rusas han cosechado avances mínimos por tierra, mar y aire en los últimos días
Washington también dijo haber detectado movimientos de fuerzas "desde la retaguardia para unirse a las posiciones avanzadas". Parte del material que se está trasladando es "artillería de largo alcance", lo que sugiere que "siguen queriendo firmar un asedio sobre Kiev". Con la contienda dirigiéndose hacia su primer mes, el objetivo de sitiar por completo Kiev y Járkov, las dos principales urbes del país, no se ha cumplido.
Según el Instituto de la Guerra, un centro con sede en Washington que analiza las refriegas, las tropas rusas han hecho en los últimos días "ataques limitados y sin éxito en el noroeste de Kiev". En cambio, no han firmado ninguna operación ofensiva en el noreste de Ucrania, hacia Járkov o Mykolayiv.
Moscú sigue confiando sus progresos militares al bombardeo de las ciudades bajo su radar, con ataques indiscriminados contra objetivos civiles que están incrementando el número de fallecidos. Seis países, incluidos Estados Unidos y Reino Unido, acusaron ayer al régimen ruso de perpetrar crímenes de guerra en Ucrania. La secretaria de Exteriores británica, Liz Truss, aseguró que existen "pruebas muy sólidas" de los crímenes de guerra cometidos por el ejército invasor. "Y Putin está detrás de ellos", alegó.
Mariúpol siguió un día más padeciendo los mayores rigores. Asediada desde el pasado 2 de marzo, las autoridades locales denunciaron que el enemigo había dejado caer entre 50 y 100 bombas diarias sobre la ciudad sureña. 30.000 habitantes han abandonado ya este estratégico enclave, cuyo control permitiría a Moscú conectar la península de Crimea con la región del Donbás, ambos territorios ucranianos bajo su control. Otras 350.000 personas continúan atrapados en Mariúpol, privada de suministro de electricidad, agua, alimentos o telefonía.
Ayer se inició el rescate de los civiles alojados en el refugio de un teatro de Mariúpol bombardeado la víspera por un ataque aéreo ruso. Al menos 130 personas lograron ser rescatadas. "Rusia ha apostado por el bombardeo de las ciudades, con un desprecio cada vez mayor por las víctimas civiles", advierte Paul D’Anieri. "La falta de avances de las tropas rusas es una mezcla de la resistencia ucraniana, la sensibilidad de Moscú a sus propias bajas y los problemas logísticos", expone.
Reposicionamiento de efectivos
El parte bélico muestra la parálisis en los flancos de Járkov, Luhansk y Jersón. Las ganancias, mínimas, se registraron en Donetsk y en los alrededores de Mariupol, donde previsiblemente el ejército ruso seguirá estrechando su cerco en los próximos días. "Las fuerzas rusas son incapaces, en cambio, de firmar ataques simultáneos en múltiples flancos". En la región de Odesa, otro de los objetivos, los buques de guerra rusos han llevado a cabo bombardeos, pero el Instituto de la Guerra ve poco probable "que la infantería naval rusa acometa un desembarco anfibio sin apoyo".
Moscú se halla, además, en pleno reposicionamiento de sus efectivos destacados en bases internacionales. Su propósito es desplazar a Ucrania las tropas que actualmente se hallan en Armenia o regiones afines de Georgia. También ha acelerado la graduación de sus cadetes con el fin de reemplazar las bajas en el campo de batalla. Unos refuerzos que Putin también podría buscar en China. Su implicación en la guerra, con el envío de ayuda militar, es una derivada que inquieta en las cancillerías occidentales porque supondría caminar hacia una confrontación regional.
EEUU advierte a China del coste de apoyar militarmente a Moscú
El presidente estadounidense Joe Biden telefonea este viernes a su homólogo chino Xi Jinping. Será la primera conversación entre ambos desde el inicio de la invasión rusa. Según la Casa Blanca, el mensaje del demócrata será directo: que reconsidere cualquier opción que pase por el apoyo militar a la guerra de Rusia. Un respaldo al Kremlin en tales términos ampliaría la distancia entre Pekín y Occidente y "tendrá su coste", alertará Biden.
Ucrania recibió ayer nuevos apoyos logísticos. Washington informó de la inyección de 800 millones de dólares en ayuda militar. Entre el armamento, figura un centenar de drones Switchblade diseñados para lanzar ataques kamikazes. Reino Unido, por su parte, anunció el despliegue en Polonia del sistema antiaéreo "Sky Sabre" y el envío de un centenar de efectivos. "Apoyamos a Polonia, que está soportando mucha de la carga de esta guerra y se mantiene firme frente a las amenazas rusas", indicó Londres.
En una intervención pública, Putin admitió ayer que la oleada de sanciones económicas impuestas desde el inicio de la contienda causará problemas al país. Sin embargo, el presidente ruso aseguró que también "están creando oportunidades" para aquellos negocios que "no tienen nada que temer". Horas después, Biden acusó a Putin de ser "un dictador asesino" y "un matón que está librando una guerra inmoral contra el pueblo de Ucrania”.
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