"Llevamos años denunciando que en cualquier conflicto armado las mujeres y las niñas son moneda de cambio. Nos encanta la solidaridad de la población española con la situación que vive Ucrania, pero hay que ser conscientes de que hay protocolos que han de respetarse", cuenta a El Independiente Rocío Mora, directora de la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (APRAMP).
Es un mensaje que vienen compartiendo desde hace días varias organizaciones de toda Europa. Los tratantes y las mafias están aprovechando la vulnerabilidad de los refugiados a raíz del conflicto bélico y el caos en las fronteras para intentar captar a mujeres y niños, en la mayoría de los casos con fines de explotación sexual.
Aunque la gran parte de las acciones voluntarias y de ayuda humanitaria son bienintencionadas, como señala Mora, la falta de coordinación en el registro de entrada y salida en los campamentos de refugiados da espacio a que redes criminales se infiltren en los recintos, normalmente haciéndose pasar por personal humanitario. Un riesgo que existe no solo en la travesía hacia la frontera, sino también en el país de destino. "Se nos está informando de organizaciones que llegan y ni siquiera las conocemos", afirma.
Para esquivar estos casos, pide la ayuda centralizada de los Estados. "Toda la cadena de migración forzada debería estar planificada, en la medida de lo posible", cuenta. "Los corredores humanitarios tendrían que hacerse en condiciones de seguridad y no está siendo así, por lo que la única alternativa que tienen las mujeres es confiar en particulares".
En total, más de 3,5 millones de ucranianos -la mayoría mujeres y niños- se han visto obligados a abandonar su país por la invasión rusa, que se suman a los 6,5 millones de desplazados internos, según Unicef. La mitad de los niños ucranianos han tenido que abandonar sus hogares desde que Rusia lanzó su ataque a gran escala el 24 de febrero.
Aún no hay datos de estos intentos de captación, pero ONG como Amnistía Internacional se han hecho eco de las señales de alarma. "Hemos recogido testimonios de organizaciones que se encuentran en la frontera polaca y han visto cómo se está pidiendo dinero a cambio de pasaportes y se están llevando a mujeres a casas de particulares", asegura Virginia Álvarez, responsable de política interior de Amnistía Internacional, que también denuncia la falta de coordinación por parte del Gobierno polaco para poder prevenir estos casos. "Las mujeres no saben que van a ser víctimas de trata, es un proceso en el que las captan mediante el engaño o la violencia y quedan atrapadas en esa situación", lamenta.
Los tratantes explotan a las mujeres allí donde hay grietas en el sistema
En este último punto coincide Alejandra Acosta, cofundadora y coordinadora de la ONG Break The Silence. Aunque la magnitud de este problema se desconoce todavía, según Acosta esta situación "se va a empezar a escuchar más en los próximos meses", en especial en los países europeos donde la ley es "débil", ya que, explica, "los tratantes explotan a las mujeres allí donde hay grietas en el sistema".
Sin ir más lejos, en nuestro país hubo un intento de captación de dos mujeres ucranianas hace una semana. Una persona se hizo pasar por personal de Cruz Roja para contactar con una de ellas por teléfono y ofrecerse a recogerlas en Valencia, a donde llegaban en tren desde Barcelona. Una vez en la estación, una de ellas avisó al personal de recepción de la organización de la llamada que habían recibido. Esto hizo saltar las alarmas, ya que la ONG nunca contacta telefónicamente ni recoge a nadie. El caso fue puesto en conocimiento de la Policía, que investiga los hechos.
Ayuda coordinada y centralizada
Por ello, Amnistía Internacional pide adoptar un sistema de registro institucional y de la composición familiar y el destino de quienes huyen, así como la identidad de quienes ofrecen transporte y alojamiento a los ucranianos, después de que la delegación que visitó recientemente los campamentos de Przemysl y Korczowa recogiese informes al respecto y observase, de primera mano, cómo los ucranianos que llegaban a Polonia buscaban la ayuda inmediata de cualquier persona que pudiera prestársela.
Tanto las autoridades de Polonia como de países europeos que reciben refugiados deben establecer medidas de prevención y protección
Álvarez pone el foco en la implicación de los Gobiernos a la hora de realizar seguimiento de los casos más vulnerables, como son los menores no acompañados. "Hay menores que no se les deja pasar con sus familias y que están siendo separados, quedando a su suerte en Polonia", denuncia.
"Tanto las autoridades de Polonia como de países europeos que reciben refugiados tienen que ser conscientes de este problema para establecer medidas de protección y prevención", añade.
Las autoridades y no las ONG sobre el terreno, asegura, son las últimas responsables de ofrecer información adecuada de todos sus derechos y posibilidades a las personas que huyen para evitar, cuando sea posible, acudir a particulares. "Hay gente que llega muy desorientada y se puede fiar de personas privadas que les dicen que les quieren ayudar", cuenta.
El miedo a ser acechadas por los traficantes lleva a muchas mujeres a no atreverse ni a beber agua durante el camino por si son drogadas por proxenetas. Por eso, desde las ONG lanzan una serie de consejos básicos para minimizar el riesgo: no dar pasaportes ni cualquier tipo de documentación, llamar a las autoridades pertinentes contra la trata si sospechan de ofertas fraudulentas de transporte o comida, hacer copias de seguridad en el teléfono personal en caso de robo de documentación, llevar dinero en efectivo y hacer fotografías de las matrículas de los vehículos a los que se suban, entre otros.
Explotadas en redes pornográficas
La explotación sexual suele ser el modo de trata más extendido y el que más sufren las mujeres y las niñas. Es en Internet donde las redes criminales encuentran un nicho de negocio muy lucrativo. Esto ya se vio en las principales páginas de pornografía cuando estalló la guerra. Una semana después de que las tropas rusas entrasen en suelo ucraniano, la búsqueda de "chicas ucranianas", "porno ucraniano" y "niñas ucranianas" se disparaba en Pornhub.
Con la pandemia, el uso generalizado de la pornografía ha acelerado el proceso de digitalización de las mafias
Para Alejandra Acosta esto es solo un reflejo más del aumento de captación de mujeres para la red y pronostica que gran parte de las refugiadas secuestradas por las redes de trata acabarán siendo víctimas de la industria pornográfica. "La prostitución se empieza a perseguir cada vez más, pero en Internet hay más herramientas para captar masivamente a muchas mujeres de diferentes países".
Pone de ejemplo el caso de las webcamers y el contexto de crisis que trajo el covid-19, con la paralización de la actividad económica. "Los tratantes recurren cada vez más a meter en la pornografía a víctimas de explotación sexual, las fuerzan a hacer vídeos porno. Con la pandemia, este uso generalizado de la pornografía ha acelerado el proceso de digitalización de las mafias", asegura.
La trata, en cifras
Se calcula que 40 millones de personas son víctimas de trata en todo el mundo, de las que 105.000 se encontrarían en España, según datos de A21, una ONG que lucha contra el tráfico de personas. Los números representan solo la punta del iceberg, ya que se tratan de estimaciones, tal y como recalca la organización. Es el crimen organizado que más rápido crece y genera más de 126 mil millones de euros al año.
La trata con fines de explotación sexual sigue siendo la más extendida, un 50% del total. Para España, tradicional lugar de tránsito y destino, supone una de las actividades criminales más rentables, por lo que la cifra sube a un 59%, según datos del Plan Estratégico Nacional contra la Trata y la Explotación de Seres Humanos 2021-2023, presentado por el Ministerio de Interior y aprobado recientemente. Este mismo informe señala que las mujeres y las niñas engloban el 92% de las víctimas por este tipo de explotación a nivel mundial.
Además, Interior informa de que en nuestro país la Policía Nacional realizó en el año 2021 alrededor de 627 detenciones por trata de seres humanos en 366 operaciones, que liberaron a 543 víctimas, siendo 19 de ellas menores de edad.
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