Si eres varón y tienes entre 18 y 60 años, ¿qué harías si te piden que te alistes en el Ejército para ir a la guerra? Seguro que te faltan elementos de juicio y contexto para decidirte. Pero ante esa tesitura, planteada sin más detalles, el 43,7% de los españoles no se alistaría, frente al 42% que sí lo haría, según una encuesta de Electomanía.
En Ucrania no han hecho encuesta alguna. El segundo ejército más grande del mundo atacó el país y todos los varones de entre 18 y 60 años fueron llamados a filas o pasaron a ser parte de la reserva. Los varones en edad militar no pueden salir del país, salvo excepciones como padres viudos o con hijos con discapacidad. Pero no todos los ucranianos están por la labor de coger un arma, muchos han querido salir para evitar el alistamiento o para no dejar a su familia.
En las fronteras del país se han sucedido las escenas dramáticas de despedida de padres que han dejado a su familia al otro lado de la verja y ellos han regresado para alistarse. La decisión goza de máxima popularidad en el país y no está en cuestión por la opinión pública, pero según los expertos no parece necesaria.
“Ucrania no necesita esa política para los hombres porque el país tiene muchos soldados motivados, de hecho un 15% del ejército lo componen mujeres. No parece que Ucrania se esté quedando sin hombres y, además, las mujeres quieren defender el país”, afirma Simon Schlegel, analista del centro de estudios International Crisis Group.
El problema de esta política que separa a las familias es que irá a peor si dura el conflicto. “En ese caso las mujeres que están saliendo del país con los hijos tendrán que cubrir solas las necesidades económicas de la familia y de los cuidados de hijos y mayores durante mucho tiempo”, asegura Schlegel. “La mayoría de quienes salen del país no se imaginan mucho tiempo fuera de Ucrania, a medio plazo va a ser un problema”, añade.
En ese escenario, existe el temor de que aumenten los intentos de cruzar la frontera que se han visto hasta la fecha y que han sido documentados por el Servicio Estatal de Guardia de Fronteras. Hombres ocultos entre pañales y maletas escondidos en coches que salían del país, padres vestidos de mujer cruzando la frontera y, sobre todo, muchos intentos de salir de Ucrania por caminos y bosques no controlados. Todos los detenidos intentando cruzar la frontera para evitar la guerra han sido enviados a centros de reclutamiento y entrenamiento.
“Los hombres que se quedan están en su mayoría instalados en el oeste de Ucrania donde cada vez hay más desplazados internos, muchos de ellos no van a entrar en el Ejército pero tampoco tienen perspectivas para tener empleo, casa y la asistencia social no da para tanta gente”, asegura Schlegel. “Es posible que el país cambie su política ampliando las categorías de hombres que pueden salir, como por ejemplo aquellos que carecen de entrenamiento militar o bajar el corte de edad de los que pueden salir que ahora llega a los 60 años, pero en cualquier caso no es una política impopular en el país”, añade.
Según Amnistía Internacional se han detectado casos de guardias polacos que han devuelto a los hombres a Ucrania, pero la gran mayoría de los que consiguen salir se pueden acoger a la directiva europea especial para los ucranianos. Según las directrices de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) “los Estados tienen el derecho de exigir a los ciudadanos que realicen el servicio militar con fines militares, esto en sí mismo no viola los derechos de un individuo”. Si bien el documento especifica que se debe mantener la posibilidad de objeción de conciencia demostrable.
“Este reclutamiento forzoso que las autoridades ucranianas han puesto en marcha no debería haber ocurrido, el derecho internacional humanitario dice que nadie puede ser obligado a realizar un servicio militar en contra de sus creencias, religión y su conciencia”, afirma Carlos de las Heras, portavoz de Amnistía Internacional. Esta organización lo que ha demandado al gobierno ucraniano es que “estas personas puedan, al menos, objetar y tuvieran algún tipo de alternativa como prestar servicio social y auxilio, en vez de combatir”.
Según detalla ACNUR la objeción de conciencia de un individuo “se puede expresar a través de la deserción o la evasión del servicio militar. Sin embargo, el hecho de desertar o eludir el servicio militar no es sinónimo de objeción de conciencia como otras motivaciones, ya que pueden estar involucrados el temor al servicio militar o las condiciones de este servicio”. Esto es, tener miedo no es objeción de conciencia.
Bienvenidos desertores rusos
Entre la poca información que hay de la composición del Ejército ruso se han detectado casos de jóvenes haciendo el servicio militar que se han visto arrastrados a la guerra, pese a que desde Rusia se mantiene que son todos profesionales. Hay constancia de muchos rusos prisioneros de las tropas ucranianas y también de desertores que deambulan por el país. El Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania afirma haber detectado pequeños grupos de soldados rusos dirigiéndose a las fronteras.
Si los insumisos ucranianos no son un plato de buen gusto para las autoridades ucranianas no pasa lo mismo con los desertores rusos. El fabricante estatal de armas ucraniano, Ukroboronprom, ha promovido una campaña ofreciendo dinero y la ciudadanía a aquellos pilotos que se rindan con un avión o un helicóptero.
Testimonios de presos rusos compartidos con los medios de comunicación aseguran que los desertores rusos son ejecutados en su huida hacia Rusia, si bien ninguna fuente independiente ha verificado este punto.
En cuanto al tratamiento que deben recibir los desertores rusos cada vez son más las voces que reclaman que los países de la UE deben ocuparse de los soldados rusos que ya no están dispuestos a luchar. Así lo expresó el primer ministro de República Checa, Petr Fiala, tras su regreso de Kiev la semana pasada. Una idea a la que también se ha sumado el partido liberal alemán. Según las directrices de ACNUR los soldados rusos desertores, incluso si son profesionales, tienen a su favor, para solicitar asilo en Europa, que huyen de una guerra considerada ilegal y que pueden ser objeto de persecución en su país por desertar.
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