La visión ultranacionalista de Putin se ha instalado en Rusia como una verdad absoluta y totalitaria que no deja espacio para la disidencia. El discurso del Kremlin está construido con argumentos históricos cuestionables sobre el origen del pueblo ruso, sobre la amenaza occidental de la OTAN contra la madre Rusia y sobre las bondades de un pueblo llamado a desnazificar Ucrania.
En Occidente la narrativa rusa de la guerra no tiene muchos defensores que compren el discurso ruso en su totalidad, pero basta que haya quien se aferre a alguna de las ideas que ha utilizado Putin para invadir Ucrania para sembrar de dudas las noticias veraces del conflicto. Los posicionamientos prorrusos están lejos de convencer a la opinión pública, pero van sumando, tuit a tuit, discurso a discurso, voces a favor de la agresión rusa a Ucrania.
El discurso prorruso en España es una agrupación de ideas pero no hay una uniformidad. “No está representado por ningún partido político y es bastante minoritario. Las corrientes más críticas con Zelensky no son, tampoco, a favor de Putin. En particular desde la extrema izquierda apuntan hacia las tendencias nazis de algunos miembros del ejército ucraniano, en particular al famoso batallón Azov que es protagonista de la propaganda mediática rusa”, asegura Jaime Gallut, experto en Relaciones Internacionales del Colegio de Politólogos de Madrid.
Los militares del Kremlin
Desde el inicio de la invasión rusa, militares retirados han tomado los platós y los medios de comunicación. Algunas de sus declaraciones han servido para exhibir simpatías directas con el régimen de Putin. Han subrayado, por ejemplo, las razones de Moscú para fragmentar Ucrania; criticado la implicación de la OTAN; e incluso cuestionado las matanzas de civiles en los alrededores de Kiev. “La rusofobia desatada en Occidente aumenta el apoyo del pueblo ruso a Putin. También alimenta las tensiones geopolíticas, que apenas están en sus comienzos, con independencia del resultado de la guerra en Ucrania”, tuiteaba esta semana Pedro Baños, un coronel del Ejército de Tierra convertido en conferenciante, escritor y analista en geopolítica.
Baño no es el único militar que ha defendido tesis cercanas al Kremlin. “En la cúpula militar española hay demócratas pero es mayoritariamente ultraderechista. Es normal que nos encontremos a una gran cantidad de militares prorrusos básicamente porque entienden y encajan con Rusia ideológicamente en las posiciones ultraderechistas de Putin”, señala a este diario un ex militar que exige anonimato y que posee un amplio conocimiento de las pulsiones que laten en los cuarteles españoles. “No creo que la posición de los que están en activo sea muy diferente. Y crea mucha confusión porque te encuentras militares que defienden a Rusia políticamente a pesar de haber estado al servicio de la OTAN y han ocupado cargos en el bando contrario”.
Para otro ex militar consultado por este diario, la complicidad de los oficiales españoles con Moscú radica en su fascinación por la autocracia. “La diferencia entre la izquierda y la derecha es clara. En la izquierda, la afinidad parte a nivel geopolítico. Son antiimperialistas. Los militares españoles lo defienden a nivel local. No admiran a Rusia por ser el contrapeso geopolítico de EEUU sino por lo que hace en su casa, de puertas hacia dentro”.
“Los militares españoles tienen una preparación mediocre y mucho ego. Los rusos les han seducido desde hace tiempo. Es gente que no tiene un conocimiento profundo de lo que es Rusia; no saben ruso; o han estado poco tiempo y repiten el discurso victimista ruso”, indica a este diario un analista que prefiere mantener el anonimato. En su mayoría, subraya, “son militares en general retirados con falta de conciencia estratégica”. “Los buenos tampoco quieren el estrellato y estar en primera plana”.
Las pasiones de la izquierda
Para algunos sectores de la izquierda más marginal y alternativa, lo que sucede en Ucrania y lo que provoca la intervención de Rusia es una lucha contra “el nazismo”, comprando al milímetro las tesis del Kremlin. Organizaciones como el denominado Euskal Herria-Donbas Elkartasun Komitea han llegado incluso a enviar combatientes a la región del Donbás, donde los enfrentamientos entre separatistas prorrusos y tropas ucranianas se suceden desde 2014. El comité vasco ha rehusado hablar con este diario a pesar de las repetidas solicitudes cursadas.
En sus comunicaciones a través de un canal de telegram, denuncian insistentemente los ataques a civiles del Donbás por parte de Kiev y critican las coberturas informativas. “Putin vende más estabilidad, continuidad y gestión que ideología propiamente dicha. Conservador sí es, nacionalista no excesivamente para el panorama ruso; liberal capitalista de libre mercado sí, pero no excesivamente; comunista no es pero sí usa cierto dirigismo estatal y a veces cierto populismo antioligárquico. Le gusta jugar a todos los vectores de la sociedad rusa”, explica uno de sus miembros, el profesor de la Universidad del País Vasco Jon Kortazar Billelabeitia, en una entrevista a los diarios locales de Vocento.
La misma senda siguen otros comités por toda España como el gallego o la Brigada Rubén Ruiz Ibárruri, que se define como una “brigada internacionalista de solidaridad proletaria”. A finales de febrero se fundó el Comité Español de Ayuda y Soporte al Donbás. Los comités son cada vez más activos, impartiendo conferencias en sedes de organizaciones hermanas como el Partido Comunista. “No tenemos vinculación alguna con medios rusos ni con ninguna estructura financiera o política. Somos antiimperialistas, feministas, diversas y antirracistas, y por tanto, no podemos ni queremos alinearnos con los intereses de élites, oligarquías y movimientos conservadores o de extrema derecha, vengan del bando que vengan”, explica la brigada Rubén Ruiz Ibárruri en un comunicado.
Esta misma semana el Partido Comunista de España -la organización que dirige Enrique Santiago, secretario de Estado en el Gobierno de coalición- ha reconocido haber albergado en algunas de sus sedes las charlas de comités en apoyo al Donbás. “Lo organiza la Brigada Rubén Ruiz Ibárruri y el Partido Comunista de España lo acoge en su sede de brazos abiertos. También estuvimos presentes en las charlas”, asevera la agrupación del PCE en el barrio madrileño de La Latina. “Condenamos una guerra que nunca debería haber empezado, en 2014; condenamos una guerra que provocó la OTAN, EEUU con su golpe de estado y sus provocaciones”, agrega la nota.
Los postulados del Kremlin son ampliamente difundidos por Mundo Obrero, el diario mensual del PCE. En su número de marzo, el órgano de expresión de la formación -integrada en Izquierda Unida- reproduce un amplio artículo de Vyacheslav Tetyokin, miembro del comité central del Partido Comunista de la federación rusa. “Los neonazis se han fusionado con el capital oligárquico. Al igual que las unidades de las SS en Alemania, las banderitas sirven como escuadrón de ataque para el gran capital”, escribe Tetyokin en un texto en el que insiste en que “Ucrania se convirtió en Estado independiente por primera vez en su historia en 1991”.
“En febrero de 2014 se produjo un golpe de Estado en Ucrania con la ayuda directa de EEUU y otros países de la OTAN”, subraya el comunista ruso, que es presentado como el principal asesor del actual líder del PC ruso. En el artículo, Tetyokin justifica la invasión rusa: “La situación en Ucrania amenazaba cada vez más la seguridad de Rusia”. “La de Ucrania es otra guerra estadounidense por el control del mundo”, agrega.
El orden mundial de los negacionistas
Algunos de los canales más activos de los movimientos que niegan la pandemia del coronavirus y la vacunación han protagonizado una rápida transformación desde finales de febrero. Hoy actúan como portavoces de las tesis rusas. Es el caso de “Paseamos Juntos por España”, un canal de Telegram vinculado inicialmente con las protestas que se registraron en Núñez de Balboa en 2020 en contra del confinamiento.
“Es una visión negacionista de todo, es una tendencia de desinformación muy grande hacia reductos muy concretos de la sociedad. Hablamos de gente más maleable por titulares del clickbait que se consumen de manera muy rápida y se comparten. Este tipo de negacionistas de todo tienen mucha tendencia hacia las conspiraciones y estas personas compran todas las teorías de conspiración”, explica el politólogo Jaime Gallut.
“Los grupos antivacunas han mutado por arte de magia a partir del 24 de febrero en favor del Kremlin”, subraya Nicolás de Pedro, senior fellow en el Institute for Statecraft de Londres. En “Paseamos Juntos por España” se diseminan constantemente mensajes de propaganda rusa, cuestionando los ataques contra civiles y denunciando los abusos de las fuerzas ucranianas. “El degenerado Zelensky enviará un discurso a España donde toda la basura de PSOE y PP aplaudirán como ratas [sic], después de que en el discurso que envió a Holanda difamara gravísimamente a España afirmando que expulsaron a la ‘tiranía española’ en la guerra de Flandes. Esta es la basura que nos gobierna”, establece uno de los últimos mensajes.
Las tesis negacionistas y conspirativas han virado hacia las posiciones rusas o de cuestionamiento de lo que consideran “la verdad” que sobre la guerra en Ucrania difunden los medios de comunicación de masas. “Mi análisis es que no se ha invertido todo el esfuerzo en evitar este conflicto y que habría que apostar hasta el último aliento por un alto el fuego, en lugar de enviar armas que terminarán generando muertes”, declara a este diario Beatriz Talegón, afiliada al PSOE durante más de una década (2004-2015) y hoy ligada al independentismo catalán. “Estoy absolutamente en contra de cualquier conflicto militar, condeno la intervención de Rusia y condeno todo lo que ha venido sucediendo en Ucrania desde el Maidán. Condeno cada muerto, sea de la nacionalidad que sea, y me duele en el alma tener la sensación de que los dirigentes políticos no están haciendo todo lo posible por evitar el conflicto”, agrega.
Otros de los rostros del negacionismo en España es Carlos Garcés, vinculado en el pasado a Vox en Cataluña y actual portavoz de “Movimiento por el Despertar Ciudadano”, una de las organizaciones convocantes de las manifestaciones antivacunas. "Este conflicto ha sido provocado por las élites que si han sido capaces, como se ha demostrado, de someter a casi toda la humanidad a unos protocolos genocidas con el pretexto de una falsa pandemia. ¿Cómo no van a provocar un conflicto armado en cualquier parte del mundo? Se busca distraer y desviar la atención de lo que es lo verdaderamente importante que es la implementación de la hoja de ruta del Nuevo Orden Mundial y de la agenda 2030 en la práctica totalidad de los países occidentales", declara a este diario.
De la ambigüedad de Vox al anti-OTAN de Falange
Al comienzo de la guerra la figura de Putin se convirtió en tóxica. Todos los que alabaron su determinación como dirigente vieron ensombrecido su criterio democrático. Es el caso de Vox que siempre se mostró muy cercano a su concepto patriótico del ejercicio del poder.
“Vox ha retrasado mucho su posicionamiento en esta guerra. Cuando han visto por donde se posiciona la mayoría de la opinión pública han tomado partido por Zelensky. Vox ha tomado esta posición por electoralista, se han dado cuenta de que muchos de sus votantes están en contra de Putin y muy a favor de Zelensky, pero en un primer momento no estaba nada claro”, asegura Jaime Gallut.
A la derecha de Vox, la amalgama de partidos de tendencia ultranacionalista respalda las tesis del Kremlin
Pese a su rechazo a la invasión de Ucrania, Vox sigue apoyando a Viktor Orban. El presidente húngaro es el gran aliado de Putin dentro de la UE, está dispuesto a comprar su gas en rublos y se ha opuesto a que pasaran por su territorio las armas de Europa destinadas a Ucrania.
Otros gestos dejan en duda la posición de Vox. Votaron en contra de la retirada de la Llave de Oro de Madrid que Alberto Ruiz Gallardón entregó a Putin en 2006, pero en un ejercicio de ambigüedad pidieron que el dirigente ruso fuera declarado persona non grata en la capital. En Cataluña coincidieron con la CUP al no apoyar una declaración del Parlament de condena de las acciones bélicas, sin embargo emitió un comunicado defendiendo pidiendo a Putin su salida de Ucrania.
A la derecha de Vox, la amalgama de partidos de tendencia ultranacionalista también respalda las tesis del Kremlin. "Todos los tontitos derechoides en cortocircuito porque su ídolo Zelensky recuerda el bombardeo alemán de Guernica del año 37 mientras ignora los innumerables crímenes cometidos por el Frente Popular, algo que hubiera sido lo lógico pues detrás del mismo estaban los comunistas rusos de la época y le habría ido bien para su propaganda anti rusa. Pero la cabra siempre tira al monte y el 'nazi" Zelensky sabe bien con qué bando están los que mandan en la actualidad y no ha podido evitar sacar su postura anti nacional y globalista", denuncia en su canal de Telegram Democracia Nacional.
Falange Española, por su parte, ha tratado de mantener cierto perfil bajo desde febrero. En un comunicado difundido semanas antes del inicio de la invasión, exhibía su rechazo total a la OTAN y a la Unión Europea. "La necesidad de un conflicto en Europa es una invención del gabinete Biden, al que ciegamente están siguiendo los gobiernos más débiles de Europa", se quejaba en una nota titulada "No es nuestra guerra".
Portavoces oficiosos, influencers y cuentas anónimas
Las redes sociales son el espacio donde se vapulean los hechos que se producen en Ucrania; son atacados por derecha e izquierda, además de los negacionistas, sea cual sea el espacio ideológico que ocupen. Es el ecosistema perfecto para la guerra sucia donde trolls, bots, influencers y periodistas libran su propia batalla a favor de Putin.
Por la derecha, el youtuber ultraliberal Ruben Gisbert, se ha metido tanto en el papel de defensor de Rusia que se ha ido a Ucrania, entrando por Rusia, para contar su verdad desde el lado ruso. Liu Sivaya, politóloga rusa está presente en todas la redes sociales replicando todo el argumentario ruso. Esta semana denunciaba que la vetaban en ESdiario por sus posiciones prorrusas.
Entre la familia de influencers que replican la visión de Putin entran conocidos periodistas como César Vidal que no duda en retuitear los mensajes de Irina, una cuenta anónima de twitter que protagoniza una militar soviética y que reproduce todos y cada uno de las posiciones de Rusia, sin distinción. En el barullo tuitero los extremos se abrazan.
Desde el espectro ideológico de la izquierda periodistas como Pascual Serrano o Karen Méndez inciden constantemente en la presencia de colectivos neonazis entre los militares ucranianos. Hila así con el argumento ruso de la necesaria desnazificación de Ucrania. La presencia de neonazis entre los militares es un hecho constatado por todas las fuentes independientes existentes sobre el terreno. Pero ignora la realidad sociopolítica del país invadido y es que las fuerzas de extrema derecha no llegaron a entrar en el parlamento ucraniano por no sumar ni el 3% del apoyo de los votos.
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