Son un grupo de voluntarios, nacieron en 2014 como respuesta al conflicto del Donbás, en el este de Ucrania, y la anexión de Crimea a Rusia. Allí Aerorozvidka adquirió mucha de la experiencia que le ha puesto entre la vanguardia militar en el uso de drones con fines militares. Utilizan drones de uso comercial y drones diseñados por ellos que están marcando la diferencia en la guerra contra la invasión rusa. En 2020 se convirtieron en una organización sin ánimo de lucro y con el estallido del conflicto se han convertido en una unidad más del ejército.
“Trabajamos en estrecha colaboración con el Centro de Innovación del Ministerio de Defensa”, nos explica Mykhailo en conversación telefónica. No nos proporciona su apellido, hace las veces de portavoz de Aerorozvidka. “Nuestra organización se divide en dos partes. La Unidad de drones que opera con los aparatos y el Equipo Delta que hace más labores de inteligencia que comparte con sus unidades y con todo el sistema de defensa”, añade. Desde que se instaló el sistema de comunicación por satélite de Elon Musk han estado usándolo para sus misiones diarias.
Esta unidad de drones fue decisiva para evitar que el gran convoy de tanques que se dirigía a Kiev no pudiera llegar. Durante la noche pilotaron sus drones hasta la cabecera de la columna de tanques y dejaron caer bombas que inutilizaron los primeros carros de la gran hilera, lo que frenó a todos los blindados. El ataque se produce de noche, cuando sus aparatos no son visibles, localizan objetivos como tanques y camiones que el enemigo suele apostar durante la noche junto a edificios para pasar más desapercibidos, una vez ubicados se sitúan sobre ellos y dejan caer las bombas.
“Esto es lo que hace la Unidad de drones. Primero localizan dónde están los enemigos durante y luego por la noche vuelven con otros drones para llevar a cabo el bombardeo”, explica Mykhailo. “Hacemos el ataque con el dron directamente, pero también damos apoyo a la artillería señalando objetivos para que sus disparos sean más precisos”, añaden.
Para las labores de reconocimiento usan drones comunes, “son de los que puedes encontrar en las tiendas, como los DJI, pero para el bombardeo usamos drones creados por nosotros desde cero. Los drones están ensamblados con partes que proceden de todo el mundo, de China, de Canadá o de Estados Unidos”, asegura el portavoz de la unidad.
Hacemos el ataque con el dron directamente, pero también damos apoyo a la artillería".
Parece fácil y seguro, pero los operadores de drones no siempre están a salvo del peligro de los combates. “Siempre se corre peligro y tenemos un equipo de seguridad que supervisa que sea lo más seguro posible. Nuestros drones tienen varias horas de vuelo y pueden operar a más distancia, pero los drones comerciales como los DJI, no tanta”.
Los militares han reconocido su papel en la guerra y sus servicios están siendo demandados por diferentes unidades del ejército ucraniano. Pese a que son una unidad muy importante son una organización independiente que funciona con financiación propia que obtienen del micromecenazgo a través de su web; “de las pequeñas donaciones de personas de todo el mundo que están ayudando a combatir a los rusos”, asegura.
Están en contacto con fabricantes de drones y se ofrecen como equipo de pruebas en una guerra de verdad para tener mejores equipos “luego nosotros les daremos un informe con las conclusiones de cómo han funcionado en el terreno. Nosotros estamos permanentemente cambiando y adaptándose a lo que aprendemos”. Para construir sus drones dependen mucho de las piezas y los repuestos disponibles, “tenemos problemas para conseguir determinadas partes del equipamiento que están sujetos a restricciones”, explica. Pero su red de ayuda les ha facilitado saltarse esas restricciones, además del ingenio, ya que algunas piezas las crean con impresoras de 3D.
Una revolución en el cielo
En este conflicto los drones nos han mostrado como nunca antes la guerra. Pero además del uso mediático estos dispositivos están cambiando la guerra en aspectos militares que hasta hace poco eran impensables, especialmente en cuestiones de inteligencia, vigilancia y reconocimiento. Beneficios que hoy se pueden obtener con un dron de pocos centenares de euros.
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