Cuatro días después de que estallase la guerra en Ucrania, el Padre Ángel se subió a un avión para ver con sus propios ojos lo que ocurría. No quería que se lo contaran, ni ver imágenes por televisión. "En este tipo de conflictos no es lo mismo ver a los muertos en la calle con tus ojos o a través de los medios de comunicación. El horror de cuando ves a la gente sufrir, sobre todo a los niños, no se puede describir", señala el fundador de la ONG Mensajeros de la Paz en una entrevista con El Independiente.
Sentado en un sillón en la nave central de la Catedral de Mejorada del Campo, este cura asturiano de 85 años se muestra contrario al envío de armas a Ucrania, dedica gran parte de sus pensamientos a los niños ucranianos y apuesta por el diálogo como la única salida a la guerra. "Pero acabe como acabe, aquí hemos perdido todos", indica este sacerdote que ha vivido en directo varias guerras y catástrofes naturales.
"Nosotros desde el primer día lo que hemos hecho ha sido ir allí para estar presente. Y ves la tristeza, la soledad, a las personas que tienen que huir y dejarlo todo, separarse de sus maridos, de sus abuelos. Ves a los niños llorando, preguntándose por qué, qué han hecho ellos para merecerse esto", relata el Padre Ángel.
Y no hay nada que se le pueda decir a un niño para explicarle un porqué, añade. "Es que no hay respuesta, no es posible que esta guerra sea verdad pero es que es verdad. A los niños hay que darles esperanzas, hay que decirles que la guerra acabará, que ellos van a poder tener un futuro. Si ponemos mucho esfuerzo, podemos devolverles la vida allí para que puedan estudiar y escolarizarse".
El Padre Ángel recuerda entonces el ejemplo de los niños españoles durante y después de la Guerra Civil. Él nació en la localidad de Mieres en pleno conflicto, en 1937, y tuvo una infancia marcada a fuego por la guerra. "Yo tuve una infancia feliz, tuve unos padres que me querían, yo gozaba de tener papá y mamá cuando otros no tenían. De niño recuerdo el silencio, la tristeza y ver a otros niños que se quedaron huérfanos. Pasaba hambre y frío, tenía sabañones y no vi el marta hasta los 12 años y eso que nací en Asturias", comenta el sacerdote.
"En España algunos de esos niños de la guerra se fueron al exilio y tuvieron que esperar 40 años para volver. Cuando uno se exilia, su deseo es volver. Espero que los niños ucranianos no tarden 40 años en volver a su país como ocurrió en España".
La apuesta por el diálogo entre Ucrania y Rusia
Desde el inicio del conflicto, unos 2.300 refugiados ucranianos han llegado a España gracias a la labor de Mensajeros de la Paz. La ONG ha enviado 17 autobuses, ha fletado tres aviones y además ha organizado viajes con empresarios y taxistas. Ahora quiere enviar ambulancias y traer heridos a España.
Preguntado por cómo puede acabar esta guerra, el Padre Ángel es claro: sin armas. "Diálogo y diálogo, no puede ser a través de bombas, tanques y armas. Eso nunca lleva a la paz. Lleva a que venzan unos, aunque la guerra no la ganan ni los que se creen que la han ganado. Las guerras no se ganan", responde. "Ucrania ha perdido mucho, pero Putin también ha perdido esta guerra. La única manera de que termine es con diálogo, diplomacia y siendo humildes".
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