La guerra en Ucrania ha reducido su intensidad desde que el Kremlin decidiera concentrar sus fuerzas en las regiones independentistas del este de Ucrania, en los confines del Donbás. Kiev, en cambio, aspira a recuperar cierta normalidad con la liberación del norte de su territorio y muchos refugiados vuelven a zonas alejadas del frente. Por su parte, el sur se mantiene alerta ante un posible avance de los rusos hacia Odesa. Con el conflicto entrando en su décima semana de confrontaciones, la escalada verbal entre Rusia y EEUU preocupa a la opinión pública mundial y los peores augurios se ponen sobre la mesa.
La ciencia política no es un ciencia exacta y no puede abordar el futuro. Los expertos en geopolítica acostumbran a trabajar con escenarios para abordar la evolución de crisis como la que afronta Ucrania. Hemos definido varios de estos escenarios con la opinión de diferentes analistas y el informe Appraising the War in Ukraine and likely outcomes (Evaluación de la guerra en Ucrania y sus posibles resultados) de Philip Wasielewski, investigador del Foreign Policy Research Institute de Filadelfia EEUU.
Rusia vence a Ucrania
Este escenario contempla que Ucrania acepte todas las demandas de Rusia. La anexión de Crimea, la independencia de las regiones de Lugansk y Donetsk y la pérdida de algún otro territorio más en favor de Rusia. Este escenario ha perdido plausibilidad en tanto que Ucrania se ha ido aprovisionando de mayor material militar de última generación y ha podido rechazar al Ejército ruso demostrando una gran fortaleza y voluntad de recuperar su territorio.
Las sanciones económicas están causando mucho daño y, por el momento, Rusia está aguantando
Wasielewski prácticamente descarta este escenario por la alta moral y voluntad ucraniana. Analistas militares españoles consultados no dudan de que la contienda está siendo ganada por Moscú, con ciertas precisiones de calado. “Rusia está ganando la guerra militarmente. El resto es muy difícil de valorar. Las sanciones económicas están causando mucho daño y, por el momento, Rusia está aguantando. Veremos cuánto tiempo dura”, desliza Manuel Morato, coronel retirado del ejército de tierra español.
Rusia declara una victoria parcial
La imposibilidad de Rusia de conseguir sus objetivos militares podría llevar a Putin a ejecutar un movimiento imprescindible para su propia pervivencia: declarar un triunfo parcial. El ofrecimiento de una victoria a su opinión pública resulta fundamental. La proximidad de la fecha del 9 de mayo, jornada en la que Rusia celebra la victoria contra los nazis por parte de la URSS, está en boca de todos los analistas que valoran que esta fecha es el momento perfecto para llevar a cabo un cierre en falso del conflicto con la declaración de victoria sobre los “nazis ucranianos”. Una victoria que internamente sería tan celebrada y mejor acogida que la invasión que ha disfrazado de operación militar especial.
Putin puede decir que la Nueva Rusia está de vuelta en el redil. Hemos derrotado a los fascistas ucranianos
“El 9 de mayo Putin tiene que presidir el acto de las fuerzas armadas. Es una parada militar espectacular y podría ser el escenario de un anuncio”, admite Pedro Pitarch, teniente general retirado del Ejército de Tierra español. “Pero habrá que ver como llega a esa jornada porque, en estos momentos, hay una suerte de impasse. Mariúpol podría dar el pistoletazo de salida a una gran ofensiva en el este del país, del Donbás hacia el río”, pronostica.
Rodeado por la pompa castrense, el inquilino del Kremlin podría tratar de vender que ha consolidado sus posiciones en el Donbás, donde las escaramuzas comenzaron en 2014 y se han desarrollado desde entonces. “Putin puede decir que la Nueva Rusia está de vuelta en el redil. Hemos derrotado a los fascistas ucranianos. Les hemos enseñado una lección y hemos ganado. Él puede simplemente declarar eso”, arguye el experto en Ucrania Lubomyr Luciuk, profesor en el Royal Military College de Canadá.
Pese a que este es un escenario que se señala como muy probable no implica el fin del conflicto, pues una Ucrania rearmada y motivada puede seguir con los contraataques. Según Taras Kuzio experto en política y seguridad en Rusia, Ucrania y Eurasia del centro de investigación Henry Jackson Society, tampoco sería el final para Rusia. En el corto plazo le valdría con una victoria en el Donbás donde los independentistas ya controlaban el 40% del territorio, pero a medio plazo la ambición de Putin está en Transnistria y el control del sur de Ucrania.
“Creo que ninguna de esas metas es posible y la gran batalla está en el control del sureste del país”, afirma Kuzio. Territorios poco prorrusos que han sido conquistados para enlazar Crimea con el Donbás, como es el caso de Jersón, donde los aliados de Moscú preparando la declaración de una “república popular” similar a las ya existentes en el Donbás.
La gran batalla está en el control del sureste del país
Taras Kuzio experto en política y seguridad en Rusia, Ucrania y Eurasia del centro de investigación Henry Jackson Society
Ucrania vence a Rusia
Este escenario implicaría un retorno a la situación previa a la declaración de la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero, sin exigencias rusas que violen su soberanía. El informe del Foreign Policy Research Institute de Filadelfia EEUU apunta a dos razones para un escenario también altamente improbable: el colapso del Ejército ruso en el campo de batalla, en un momento en el que está dedicado al reagrupamiento de sus unidades; o la firma de algún tipo de acuerdo con Moscú, derivado de un cambio político en el Kremlin y la necesidad de replegar sus tropas para dejar de padecer las sanciones económicas impuestas por Occidente desde el comienzo de la contienda. Para que se diera tal posibilidad, los analistas apuntan a que se precisaría el desarrollo de acontecimientos cercanos a la revolución rusa de 1917.
El país necesitará años e ingentes cantidades de dinero para reconstruir las ciudades e infraestructuras
Analistas ucranianos como Kuzio confían en las altas capacidades de la resistencia local y no descartan escenarios como éste, envalentonados además por el incesante flujo de material armamentístico y la alta moral de los efectivos y voluntarios de Kiev. En cualquier caso, esta posibilidad no repararía las terribles consecuencias de dos meses de conflicto. El país necesitará años e ingentes cantidades de dinero para reconstruir las ciudades e infraestructuras y poder volver a acomodar a los 5 millones de habitantes que han abrazado el éxodo desde febrero.
Acuerdo de paz
Precisamente el balance de daños en ambas filas -la destrucción de las ciudades del lado ucraniano y las bajas sufridas en las tropas del lado ruso- podría marcar el camino hacia una necesidad compartida: el fin de las hostilidades. Un acuerdo de paz negociado en el que, bajo mediación turca, ya se han dado pasos, aunque ambas partes en liza no han dejado de constatar en público que las posiciones se hallan muy alejadas.
Kiev ha renunciado ya a incorporarse a la OTAN, una de las demandas de Moscú. Por su parte, el régimen de Putin también ha llegado a la conclusión de que el cambio de Gobierno en el país vecino también resulta una misión imposible y que, en la coyuntura actual, necesita la credibilidad de Zelensky para lograr arrancarle un compromiso que le permita abandonar el campo de batalla sin que resulte una humillación.
Les sigue separando -y se antoja un embrollo- el estatus de Lugansk y Donetsk y la península de Crimea, anexionada a Rusia en 2014. Desde la perspectiva rusa, una salida sería anunciar la victoria y vender a su población a través de sus canales de propaganda que “Ucrania ha aprendido la lección” y que no volverá a amenazar Lugansk y Donetsk. En el lado ucraniano, en cambio, el acuerdo le concedería tiempo para iniciar la fase de reconstrucción y esperar tiempos más propicios para lanzar una operación militar para recuperar el territorio perdido desde hace siete años.
“No parece que esto se vaya a resolver de manera inmediata”, subraya Morato. “Hay que ser optimista y hay que reconocer que se ha abierto una pequeña puerta con las negociaciones. Pero está claro que Rusia no se va a contentar con una declaración de Zelensky y quizás tampoco con la firma de un acuerdo de paz si eso no está certificado por otras potencias. La guerra tiene todavía y por desgracia un largo recorrido”, agrega.
El territorio se está convirtiendo en el nuevo Muro de Berlín. Si Rusia mantiene este territorio se crearía un nuevo Telón de Acero que divida Europa
Simon Schlegel, analista del centro de estudios International Crisis Group
Estancamiento y Guerra Fría
La guerra puede llegar a un punto de equilibrio que conduzca a un estancamiento de las posiciones. Algo similar a lo que ha experimentado la región del Donbás entre 2014 y 2022. Solo que, en vez de enfriar las relaciones entre Rusia y Ucrania, quedarían congeladas las relaciones entre Occidente y Rusia. “El territorio se está convirtiendo en el nuevo Muro de Berlín. Si Rusia mantiene este territorio se crearía un nuevo Telón de Acero que divida Europa”, afirma Simon Schlegel, analista del centro de estudios International Crisis Group. Un nuevo telón de acero que incluiría a Bielorrusia como único aliado de Rusia en Europa.
La reacción de la OTAN frente a la agresión de Rusia se ha traducido en un gran refuerzo del ejército ucraniano, pero al margen de esa ayuda está en marcha la exhibición de potencial militar. La OTAN ha decidido reforzar los países de Europa del Este con cuatro batallones en Eslovaquia, Hungría, Rumanía y Bulgaria. El grado final de la reacción del bloque de Occidente se vislumbrará en la cumbre que celebra la alianza atlántica en Madrid el próximo junio.
La situación recuerda mucho a la Guerra Fría con dos bloques muy divididos y con el control mediático de Rusia
En las trincheras enemigas, Moscú ha enseñado al mundo cómo es su nuevo misil intercontinental, el Sarmant que, según Rusia, puede impactar tanto en EEUU como en cualquier capital europea, y "hará que se lo piensen dos veces quienes amenazan a nuestro país con su retórica desenfrenada y agresiva", declaró Vladimir Putin, tras el anuncio de la prueba balística. “Rusia tiene una gama de armas muy variada. Hasta ahora ha usado armamento convencional, el clásico. Tiene otros misiles de largo alcance y de mucha mayor potencia y posee el arma nuclear, de las que hay distintas clases”, advierte Morato. “Usarla supondría una escalada de la que desconocemos a qué nos podría llevar. Desde el punto de vista militar, si el enemigo tiene un arma tengo que pensar que en algún momento la puede usar si además se ve acosado o perdido”, agrega.
Al margen del armamento, Rusia está cada vez más aislada económicamente por las sanciones impuestas por el bloque aliado, si bien Moscú mantiene atenazada a Europa con su dependencia del gas. “La situación recuerda mucho a la Guerra Fría con dos bloques muy divididos y con el control mediático de Rusia, con dos opiniones públicas y dos realidades completamente distintas”, puntualiza Schlegel.
Escalada bélica
La admisión de nuevos miembros en la OTAN, como Suecia y Finlandia, o el deseo de dar un golpe de fuerza de Moscú acerca el umbral nuclear
El escenario de la escalada bélica se aproxima en tanto que el de la Guerra Fría ya es una realidad, al menos en los primeros movimientos que ya se han realizado. La escalada no es descartable. La admisión de nuevos miembros en la OTAN, como Suecia y Finlandia, o el deseo de dar un golpe de fuerza de Moscú acerca el umbral nuclear.
Algo que, según Félix Arteaga, investigador del Real Instituto Elcano y profesor del Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), queda todavía más cerca por la demostrada incapacidad del Ejército ruso sobre Ucrania. “El umbral nuclear se ha acercado ante la poca operatividad y falta de solvencia de las Fuerzas Armadas rusas. Disponer de un gran Ejército que no es capaz de obtener resultados en función a esas inversiones, acerca la tentación al mando de hacer uso de las armas nucleares tácticas”, declaraba a este diario.
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