Ha sido un reproche constante, repetido hasta la saciedad en los círculos de poder de Kiev. Desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania, Volodímir Zelenski y los suyos han lamentado el envío “insuficiente” y “demasiado lento” de armamento y equipamiento militar para nutrir las filas de un ejército superado en número por el enemigo. La cumbre de jefes de Estado y Gobierno de la Unión Europea, que concluye este martes, y la cita de la OTAN a finales de junio son un nuevo termómetro de los lamentos ucranianos y la receptividad occidental.
Las necesidades castrenses, advierten en Ucrania, han ido variando conforme al curso de una contienda que se encamina hacia los 100 días, con el enquistamiento de las refriegas como el horizonte cada vez más probable. “Si Occidente realmente desea la victoria de Ucrania, ¿tal vez sea hora de concedernos lanzacohetes múltiples (MLRS) de largo alcance? Resulta un tanto difícil luchar cuando te atacan desde una distancia de 70 km y no tienes nada con lo que responder”, suplicó Mykhailo Podoliak, asesor de Zelenski y una de las voces que con más insistencia ha exigido un incremento de los recursos militares llegados de Europa y Estados Unidos. “Ucrania puede hacer que los rusos se replieguen tras el telón de acero, pero necesitamos armas eficaces. Aquí y ahora”, manifestó en su cuenta de twitter.
“Efectivamente Ucrania necesita armamento pesado que pueda ser empleado a cierta distancia. Resulta evidente que sin él el ejército ucraniano tendrá dificultades para mantener a raya a las fuerzas rusas”, apunta a El Independiente Linas Kojala, director del Centro de Estudios de Europa Oriental, con sede en Lituania. “Sin ese equipamiento será complicado recuperar el territorio que han tomado las fuerzas de ocupación”, alerta. Este lunes las tropas rusas irrumpieron en las inmediaciones de la ciudad ucraniana de Sievierodonetsk, el último gran núcleo de población en manos de Kiev en la provincia oriental de Lugansk.
Ucrania necesita armamento pesado que pueda ser empleado a cierta distancia. Resulta evidente que sin él el ejército ucraniano tendrá dificultades para mantener a raya a las fuerzas rusas
Linas Kojala, director del Centro de Estudios de Europa Oriental
Combates de "máxima intensidad"
Tras el fiasco inicial de un asalto desde múltiples flancos, el propósito de Moscú es ahora proclamar el control completo de la región del Donbás. Y Sievierodonetsk, donde se han concentrado todos los esfuerzos, es una pieza clave en la estrategia. El ministerio de Defensa ucraniano reconoció este lunes que los combates en el este del país habían alcanzado “la intensidad máxima”. “El invasor ruso ha bombardeado toda la línea del frente, intentando golpear nuestras posiciones defensivas profundas con fuego de artillería”, advirtió Oleksandr Motuzyanyk, portavoz del ministerio.
El ejército ucraniano aprendió de la debilidad y la corrupción que allanó el camino ruso hacia la anexión de la península de Crimea en 2014 y ha logrado ahora contener e incluso repeler el avance de los uniformados enviados por el Kremlin. Kiev firmó el sábado un contraataque en los límites de Jersón y Mykolaiv. Su principal misión era colocar a las tropas rusas a la defensiva y trastocar sus planes. “Los contraataques ucranianos pueden ralentizar los esfuerzos rusos por consolidar el control administrativo del sur de Ucrania ocupado”, admiten en el Instituto para el Estudio de la Guerra, un think tank con sede en Washington que levanta acta de los avances de la guerra.
La retórica ucraniana, no obstante, incide en la necesidad de elevar la ayuda castrense para sostener la contienda. El mes pasado Zelenski divulgó un listado detallado de sus demandas. “Para seguir defendiendo heroicamente al mundo de la agresión rusa, Ucrania necesita esta lista específica de armas. Hago un llamamiento a los ciudadanos de todo el mundo para que ayuden a transmitir a sus gobiernos y a los líderes de sus países las necesidades reales de Ucrania, que ayudarán a detener la guerra”, esbozó el presidente a través de su canal de Telegram.
Entre el material reclamado, figuraban “artillería pesada, vehículos blindados pesados y sistemas de defensa aérea y aviones”: “Piezas de artillería del calibre 155 mm y munición; proyectiles de artillería del calibre 152 mm; sistemas de lanzamiento de cohetes múltiples como 'Grad', 'Uragan', o M142 HIMARS americanos; vehículos blindados de transporte de personal, vehículos de combate de infantería; tanques T-72 o análogos, americanos o alemanes; sistemas de defensa aérea (S-300, BUK o sistemas modernos de defensa aérea similares); y aviones de combate”. Una pormenorizada relación de armamento y equipamiento que, semanas después, continúa estando sobre la mesa.
Desesperación de Kiev
“Las decisiones políticas necesitan tiempo para ser implementadas. Hay que superar los obstáculos burocráticos que, por ejemplo, implican a varios ministerios. Parte del armamento necesita una adiestramiento adicional de las tropas ucranianas, lo que lleva tiempo”, enumera Kojala a modo de argumentario de los retrasos en el envío de la ayuda que suscitan desesperación y reproches en el lado ucraniano. Unas razones a las que hay que sumar que “las reservas militares de muchos países europeos se han agotado, pues no se realizaron suficientes inversiones antes de la guerra”.
Existe un problema de capacidad de absorción de los sistemas solicitados
En el fondo también subyacen unos recelos que han asomado durante estos tres meses de conflicto armado, expresados en diferentes grados en el seno de la Unión Europea. “Algunos líderes políticos tienen dudas sobre la idoneidad de aportar más armamento pesado a Ucrania. De ahí que las conversaciones sobre lo que podría considerarse armamento ofensivo o defensivo lleven su tiempo”, agrega. Precisamente, junto a la complicada y sensible prohibición de la importación de gas ruso, uno de los asuntos del orden del día de la cumbre que se celebra hasta este martes es la necesidad de impulsar la cooperación militar y los presupuestos de defensa. La Comisión ha elaborado un análisis de las flaquezas de la política de defensa de los 27.
"En realidad, los ucranianos han recibido bastante material, pero, por supuesto, están en la batalla de sus vidas. Nunca les parecerá suficiente, ni lo suficientemente rápido", apunta a este diario William Alberque, director de Estrategia, Tecnología y Control de Armas del IISS (Instituto Internacional para Estudios Estratégicos, por sus siglas en inglés). "Es cierto que algunos países como Alemania no han cumplido con lo prometido. Otros como Suecia, sin embargo, fueron muy rápidos con los misiles antitanque. Estados Unidos lo fue con los sistemas de artillería", recalca.
A juicio de este experto, "existe un problema de capacidad de absorción de los sistemas solicitados". "En sistemas sofisticados como los MLRS estadounidenses o incluso los Césares franceses, las tropas ucranianas tienen que ser retiradas y entrenadas durante semanas para estar preparadas para utilizarlos eficazmente. Por eso los aliados del Este han sido mucho más rápidos con equipos para los que los ucranianos están listos, como los viejos T-72 soviéticos, que requieren un entrenamiento mínimo", explica Alberque.
Biden prepara el envío de artillería pesada
Desde el 24 de febrero una treintena de países ha suministrado material militar a Ucrania. Ahora, como entonces, uno de los primeros en acudir a esta demanda de artillería pesada es Estados Unidos. La administración Biden prepara ya el envío de sistemas avanzados de cohetes de largo alcance, al gusto de las peticiones de los uniformados ucranianos. Su llegada, que podría anunciarse a lo largo de esta semana, permitiría a Kiev ampliar el radio de sus impactos, elevándolos a cientos de kilómetros, y cambiar el rumbo de la contienda. Las primeras informaciones cosecharon una rápida respuesta de Moscú. A su juicio, su entrega implicaría “cruzar una línea roja”.
El apoyo occidental es esencial para la defensa ucraniana. Se enfrentan a un enorme ejército que tiene mucha potencia de fuego
Biden aseguró este lunes que Washington no contempla el envío de sistemas de cohetes que puedan alcanzar. “No vamos a enviar a Ucrania sistemas de cohetes que puedan alcanzar a Rusia”, declaró el presidente estadounidense vagamente, sin aportar más detalles.
A lo largo de estos tres meses, Biden ha despachado hasta diez autorizaciones presidenciales para el suministro de armamento a las fuerzas ucranianas, desde armas antiblindaje Javelins y misiles antiaéreos Stinger hasta vehículos blindados de transporte de personal, municiones, suministros médicos o raciones. Desde el Pentágono advierten que, en esta fase de la guerra, hay “todavía muchas idas y venidas", con pueblos que pueden cambiar de manos fácilmente. “En lo que estamos centrados es en asegurarnos de que los ucranianos puedan tener éxito en el campo de batalla. Esa es la naturaleza de las conversaciones que mantenemos”, esbozan.
En los círculos de poder del Kremlin ha ganado enteros la tesis de que un estancamiento de las escaramuzas sirve a sus intereses. Según informaciones publicadas por el medio independiente Meduza, los funcionarios rusos manejan la hipótesis de que Occidente no podrá mantener el actual nivel de apoyo militar y financiero a Ucrania si la contienda prosigue. "Antes o después, Europa se cansará de ayudar", sostienen. Su expectativa temporal está situada ahora en el próximo otoño, cuando el frío vuelva a colocar en el centro de la discusión europea la dependencia al gas ruso. Sería también el momento de reanudar el asalto sobre Kiev.
Unas dudas que Kiev quiere evitar, instando a una rápida escalada en el suministro del tipo de armamento que puede decidir el curso de los acontecimientos y evitar que la sensación de fatiga se asiente peligrosamente en el viejo continente. "En definitiva, se trata de una batalla desesperada en el Donbás, y Ucrania necesita más artillería y munición antiaérea de mayor alcance", resume Alberque. "El apoyo occidental es esencial para la defensa ucraniana. Los ucranianos se enfrentan a un enorme ejército que tiene mucha potencia de fuego, por lo que necesita compensar la disparidad no sólo con la determinación de defender su país sino también con armas sofisticadas", confirma Kojala.
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